jueves, 6 de noviembre de 2008

Fortalezas peruanas que sólo se ven afuera.

Perú intacto

Ricardo Lago* | Oct 27, 2008

A mediados de octubre, en la Reunión Anual del Banco Mundial y del Fondo Monetario

Internacional, el Ministro de Finanzas de Perú, Luis Valdivieso, anunció su intención de

emitir bonos a 30 años por US$ 600 millones. ¿Los actuales turbulentos mercados de

capitales aceptarán un nuevo bono emitido por un país emergente?

La respuesta espontánea es no, pero Perú podría ser una excepción. La paradoja es

que Perú podría tener éxito en el mercado de capitales precisamente porque no

necesita el dinero. Perú ha estado teniendo superávit presupuestal por varios años y el

nivel de su deuda pública es bajo. De hecho, Perú es uno de los pocos países donde

las reservas internacionales del Banco Central (US$ 35 mil millones o 26% del PBI)

exceden el total de la deuda pública interna y externa (US$ 30 mil millones). En otras

palabras, el sector público en Perú es un acreedor neto. Los ingresos por esos bonos

no son necesarios para pagar gastos corrientes, más bien las autoridades tienen la

intención de usar esos recursos para recomprar bonos peruanos de corto plazo de los

inversionistas. Con esta operación se elevaría el plazo de vencimiento promedio de la

deuda externa que actualmente es de 11 años.

La crisis financiera internacional de los últimos dos meses ha enfatizado la fortaleza de

las finanzas peruanas. A diferencia de otras economías latinoamericanas, el tipo de

cambio del Nuevo Sol –la moneda peruana- se ha mantenido estable con moderadas

intervenciones del Banco Central y la tasa de interés interbancaria no ha cambiado

mucho. Más aún, las autoridades no han salido al rescate de ninguna gran institución

financiera o corporación. Es sumamente lamentable que estos logros fueran

ensombrecidos por un escándalo de corrupción que impulsó una renovación parcial

del gabinete ministerial.

Además de fundamentos fiscales y monetarios sólidos, Perú tiene un sistema bancario

relativamente pequeño pero fuerte, con activos totales alrededor de un tercio de su

PBI. Los bancos están adecuadamente capitalizados, bien supervisados y

extremadamente líquidos. Alrededor de la mitad de los depósitos totales están

colocados en los fondos de encaje o en deuda oficial. El Banco Central está bien

posicionado para inyectar suficientes soles y liquidez en dólares relajando los

requerimientos de encaje o recomprando valores emitidos por el mismo instituto

emisor. La estructura del sector bancario también ayuda. Cuatro grandes bancos

representan tres cuartas partes de la intermediación bancaria total; y dos de ellos

pertenecen a la banca internacional, BBVA de España y Scotiabank de Canadá, hasta

ahora sobrevivientes de la reciente crisis. Los bancos peruanos operan con bajo

coeficiente de endeudamiento (inferior a diez a uno) y practican un estilo bancario

tradicional: préstamos con garantía.

Una corrida de depósitos bancarios es impensable y no tendría éxito. La razón es que

el total de depósitos del sistema (cerca de US$ 29 mil millones de dólares) es inferior a

las reservas internacionales del Banco Central. Asimismo, las autoridades tienen

disposición de cortar de raíz cualquier ataque especulativo contra el nuevo sol.

Es evidente que, a raíz de la esperada recesión internacional, la tasa de crecimiento

del PBI será inferior al 10% esperado para 2008, habiendo registrado un 7% promedio

en los últimos seis años. Una disminución en las exportaciones y flujos de capitales sin

duda perjudicará los ingresos, la recaudación tributaria y la balanza de pagos. Sin

embargo, los analistas proyectan que Perú crecería tanto para 2009 y 2010 en más de

5%. Hay tres factores claves que sostienen esta proyección. La primera son los

compromisos de inversión extranjera directa en proyectos en ejecución que en total

suman US$ 8 mil millones de dólares al año. La segunda es la disposición de las

autoridades para ejecutar política fiscal contracíclica debido a los sólidos fundamentos

presupuestales y al manejo de deuda. Y el tercero es la viabilidad de mantener el ritmo

de préstamos para inversión local y de vivienda en vista de la buena condición del

sistema bancario.

Perú es un caso real de éxito del libre mercado y disciplina fiscal. El libre comercio ha

permitido que las exportaciones se multipliquen por nueve veces en menos de dos

décadas. Tras progresivas reducciones arancelarias unilaterales efectuadas en el

marco de la OMC, Perú firmó recientemente un acuerdo de libre comercio (TLC) con

Estados Unidos y está negociando acuerdos con la Unión Europea y China. El Perú

también es un caso de recuperación macroeconómica. Sólo hace 18 años atrás era un

caso perdido con moratoria con todos sus acreedores externos -incluido el FMI y el

Banco Mundial- y con una hiperinflación persistente. Hoy, Perú es una economía con

rápido crecimiento y su sector público es un acreedor neto. En reconocimiento, a

principios de 2008 las agencias de calificación S&P y Fitch elevaron la calificación

crediticia del Perú al selecto grupo de países con grado de inversión.

El Banco Central de Reserva del Perú merece mucho crédito en el éxito conseguido

por el país. Es una institución independiente, con personal de economistas

competentes que miran a la banca central como un trabajo de toda la vida. La

acumulación de reservas internacionales (RIN), a un nivel equivalente a la cuarta parte

del PBI no es en absoluto fácil, y es aún más difícil en un país en desarrollo agobiado

con fuertes demandas sociales. Este nivel de reserva, usado como efecto

amortiguador, está dando sus frutos en estos días críticos. En esencia, el Perú ha

suscrito su propia póliza de seguro.

¿Y la pobreza? El resultado final de las políticas de libre mercado de Perú ha sido una

constante reducción de la pobreza. Desde 2003 hasta 2007, la tasa de pobreza -tal

como lo define el Banco Mundial - se redujo de 52% a 39% y la pobreza extrema se ha

aliviado de 21% a 14%. En los primeros dos años de su segundo mandato, el

Presidente Alan García ha demostrado un firme compromiso con la reducción de la

pobreza en virtud de las políticas macroeconómicas sostenibles. Esto muestra un

agudo contraste con su primer mandato, de 1985 a 1990, cuando trató de luchar

contra la pobreza en el marco de políticas macroeconómicas erróneas. El liderazgo y

carisma del Presidente García está ahora en la raíz de la jornada de éxito del Perú, en

medio de esta tormenta financiera sin precedente.

Si no se necesita dinero, ¿por qué entonces las autoridades están decididas a emitir

un bono en medio de la actual crisis de los mercados financieros? Una razón puede

ser la de dar una señal de sus propias fortalezas macroeconómicas a los mercados de

capitales, en un momento en que las vulnerabilidades de todos los países han sido

llevadas a una prueba de fortaleza extrema. Además, el éxito en la colocación de los

bonos con los inversores probará el punto en el cual la economía pueda aprovechar el

capital privado -incluso en mercados turbulentos- en contraposición a confiar

exclusivamente en el financiamiento "de emergencia " por parte del FMI y del Banco

Mundial.

Mientras que, algunos escépticos y abatidos banqueros se encogieron de hombros

ante las oportunidades que ofrecían los bonos peruanos, otros banqueros de inversión

corrieron a Lima para presentar sus ofertas.

 

 

*Ricardo Lago, ex director del Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo y

ex funcionario del Banco Mundial a cargo del Perú entre 1987 y 1993, publicó en el

sitio web "Digital Journal" un artículo en el que analiza las fortalezas de la economía

peruana en el actual contexto de crisis financiera internacional.

Articulo original:

http://www.digitaljournal.com/article/261665

Traducido por el BCRP

No hay comentarios: