miércoles, 17 de enero de 2007

Errores Elementales, no Casuales

Carlos M. Adrianzen Cabrera


¿Es Buena o Mala la Concentración Bancaria?
El profesor Sergio Chión deja en muy mal pie un comentado Estudio del Consorcio de Investigación Económica y Social –CIES- sobre la evolución reciente de la concentración bancaria y las tasas de interés en nuestro país. En este documento –los autores, Miguel Ángel Martín et al- descubren algo muy impopular: que en nuestro país la concentración bancaria y las tasas activas de interés reales resultarían “altas”, y aunque esbozan muy pobremente una asociación estadística entre ambas variables; a continuación, plantean la urgencia de mayor intervención estatal (i.e.: regular estos “altos” intereses).



En el artículo aludido, el profesor Chión ridiculiza diplomáticamente la conclusión de los chicos del CIES recordándoles –primero- que la alta concentración no resulta algo ni raro, ni escandaloso en sistemas financieros pequeños (que aún no se recuperan del todo de décadas de abrumadora regulación estatal). Segundo, les recuerda una lección básica en economía y que nuestra propia historia nos ha enseñado con fruición. El Estado es un pésimo regulador, raciona irracionalmente el crédito y no pocas veces introduce corrupción y arbitrariedad en los mercados. Por ello, quién debe decidir el valor de la tasa de interés –en ausencia de infracciones a la libre competencia- es el mercado, no algún iluminado escritorio. Y finalmente, en forma generosa, Chión les sugiere que revisen su trabajo y la eventualidad de que cambios tecnológicos en el sector expliquen parte de estos desarrollos.


Sobre este punto, me atrevería a darles otra luz para mejorar estructuralmente su investigación. Incluyan además los efectos de la política monetaria prevaleciente y su opción por impedir la plena diversificació n del riesgo de los ahorros provisionales de los trabajadores (con lo cual se distorsiona el mercado de divisas y se inflan los intereses bancarios).


Sin embargo, sospecho que este trabajo no obedece a un afán puramente académico. La perspectiva ideológica de los autores parece impedirles mirar hacia atrás (la propia evidencia empírica peruana por décadas), o descartar eventuales infracciones a la libre competencia y de esta manera dejar al descubierto la incapacidad práctica del ente estatal encargado de infraccionar transgresiones a la libre competencia –Indecopi-, o ponderar tal vez eventuales distorsiones generadas por el accionar del Banco Central de Reserva. Todo lo contrario: se opta por lo fácil: acusar veladamente a bancos privados de concertar contra el consumidor.


Y aquí, note usted estimado lector, lo que son las casualidades. Al poco tiempo difundido este borrador, un destacado congresista de la república, el Sr. Jhonny Lescano –que no tiene por qué ser un experto en economía y no lo es- ofrece también regular gradualmente los intereses bancarios a través de un proyecto que prohibiría el cobro de comisiones por determinados servicios bancarios (léase: un control de precios a precio cero). ¿Casualidad o Campaña?

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