domingo, 19 de octubre de 2008

Acusan a Hildebrandt y a Nelson Manrique de sobrepasarse con Andrés A. Cáceres


CÁCERES VINDICADO
Por: Armando Chávez Valenzuela


ANDRES AVELINO CÁCERES: SU ÚNICO NORTE FUE EL PERÚ
LAS MALAS ARTES DE LA POLÍTICA Y LOS INFUNDADOS ATAQUES CONTRA CÁCERES

Por sus virtudes cívicas y militares, Andrés Avelino Cáceres es el más digno exponente de la peruanidad. Es el paradigma por excelencia de la nación, héroe sin par, estadista sin mácula, en él se conjugaron las más altas virtudes cívicas y militares. Quienes desde la perspectiva popular han estudiado documentadamente la vida y obra de este peruano ejemplar, nos dicen que para él sólo cabe gratitud, admiración y respeto. No están ya entre nosotros Edmundo Guillén Guillén o Juan José Vega –recientemente fallecidos- y sin oposición, en las últimas semanas se han solazado en proferir inauditos y viles ataques contra Cáceres un grupo de voceros y plumíferos de los grupos de poder, razón que nos induce a escribir estas líneas para refutar sólo algunas de esas calumnias y difamaciones arteras.























Nelson Manrique ha sido calificado
negativamente por sus estudios.

A Nelson Manrique, alguna vez considerado historiador progresista, lo tenemos ahora de plumífero al servicio de los grupos de poder; y como intelectual autor de un par de libros sobre las guerrillas del siglo XIX, se le cita cual pontífice de la verdad. Sorprende que con una vehemencia digna de mejor causa, se dedique a despotricar en los medios de prensa contra Cáceres, calificándolo de genocida y vendepatria, algo que ha colmado el entusiasmo de los pierolistas –que todavía existen- que por igual tienen amplia presencia en los más poderosos medios de prensa. Nelson Manrique tuvo y tiene de quienes lo solventan toda la libertad para criticar lo feudal –lo que le dio cierta aureola de progresista- pero como sostenedor del capitalismo dependiente que se esmera en defender. Por ello ha sido lanzado al ruedo para contener el posible crecimiento de una opción política que apunta a derribar el corrupto sistema que él defiende. Y para hacer aparatoso su servicio no ha tenido empacho en poner como blanco de su irracional verborrea nada menos que a Cáceres, nuestro héroe sin par. Sus patrones lo usan porque ha seguido estudios de historia, pero hay dos tipos de historiadores: unos al servicio del sistema por más de saberlo corrupto y otros reflexionando sobre la necesidad de un cambio a favor de las mayorías oprimidas. Nelson Manrique es de los primeros, por eso hoy sirve a la albocracia dueña de "El Comercio", en uno de cuyos anexos funge de editorialista.
Nelson Manrique ha coincidido y casi calcado lo antes escrito en "Expreso" por el incalificable Andrés Bedoya Ugarteche. Resulta increíble cómo las afirmaciones de un historiador casi coinciden con las de un despistado. Léase para el caso el artículo publicado por Bedoya el 4 de noviembre del 2001, cuando todavía no tenía el etnocacerismo la presencia que hoy tiene. Ese artículo tuvo la cabal respuesta del doctor Edmundo Guillén, a través del Nº 12 de la Revista Cáceres , luego que "Expreso" se negara a publicarla. Porque en esto, como casi en todo, los grupos de poder son antidemocráticos: no permiten respuesta ninguna porque pretenden que el público lector consuma sólo la falsa versión que ellos propalan. ¿O acaso existe algún medio de prensa de tiraje masivo que recoja la opinión de las clases dominadas?
No es la primera vez que Cáceres es acogido como símbolo por grupos políticos contestatarios. Antes que lo hiciera el etnocacerismo, lo han hecho sectores más radicales que incluso optaron por la insurrección armada. Nótese que mientras ellos reivindican la figura de Cáceres, los más recalcitrantes sectores de la reacción buscan destruirla por medio de calumnias y difamaciones. Personalmente, quien suscribe no es militante del etnocerismo, sin embargo de lo cual el diario " La República " le ha dedicado una carátula considerándolo como tal. Lo que no quita reconocer que gran parte de la visión histórica asumida por el etnocacerismo deba reconocerse como acertada, tal y como daba a entender el doctor Guillén en varios de sus últimos escritos, algunos de ellos publicados en la revista "Vivir Bien" y en la internet.















Según el autor: "Hildebrandt tuvo calificativos irracionales contra el Héroe de La Breña, pretendiendo ser más papista que el papa."


En ese afán de traerse abajo la figura de Cáceres ha participado también César Hildebrandt, periodista acomodaticio pero sobre todo conservador, quien antes había entrevistado complacientemente a Antauro Humala como hace poco lo ha hecho con su hermano Ollanta. Pero en medio de la asonada andahuaylina, teniendo como entrevistado a Nelson Manrique, Hildebrandt tuvo calificativos irracionales contra el Héroe de La Breña, pretendiendo ser más papista que el papa. Nelson Manrique, cuya capacidad neuronal se advierte alarmantemente mermada, hasta calificó a Cáceres de haberse entregado al imperialismo británico por haber suscrito el Contrato Grace. Cabe retarlo a que señale cuál otra alternativa se le presentó entonces a Cáceres para enfrentar la gravísima crisis económica que abatía al Perú. Pero lo más reptilesco es que se critique a Cáceres por el crédito pactado con la Casa Grace al tiempo que hoy se defiende y casi sacraliza los tratos con el capital imperialista. Es reptilesco, pero entendible, considerando de dónde provienen los fondos económicos para las investigaciones de cierta intelectualidad.

No estará demás consignar que el suscrito fue alguna vez entrevistado por Hildebrandt, periodista cuyo descrédito crece a ojos vista, por lo cual sabemos muy bien el por qué nos atrevemos a tildarlo de acomodaticio.

No hay tiempo ni lo merece el referirnos aquí a plumíferos de más baja estofa, incluidos directivos de varios periódicos, que se han unido al coro que pretende desacreditar a Cáceres. Pero citaremos a Héctor López Martínez, quien acaba de publicar en el suplemento dominical de "El Comercio" un articulillo de ínfima calidad intelectual pero de contenido impactante, incluida imagen a todo color. No hay espacio aquí para señalar interesantes pasajes de la trayectoria pública y privada de este "historiador" , hoy encargado de dirigir los tomos de historia que vende "El Comercio" y que ha suscitado ya serias críticas por su orientación y contenido. Este ex sub-director de "El Comercio" en la época del gobierno militar, ex vice-ministro del Interior en el segundo gobierno de Belaunde, es un fanático pierolista y por ende defensor de personajes tan indignos como Miguel Iglesias. En las páginas que dedica al siglo XIX en la "Historia Visual del Perú", que para escándalo lleva el crédito de la Academia Nacional de Historia, se puede verificar un cúmulo de inexactitudes suyas criticables porque siendo de tiraje masivo (decenas de miles de ejemplares) dañan la formación de la conciencia histórica del público al cual va dirigido, en especial la juventud estudiosa. Hoy López Martínez cita a Manrique para un recuadro que quiere presentar a Cáceres como enemigo del campesinado y cita asimismo, con grandes caracteres, la desatinada afirmación de Basadre sobre que a Cáceres sólo le faltó morir en Huamachuco para coronar su aureola de heroísmo.

Quien ha estudiado documentadamente la historia de la infausta guerra de 1879-1884 sabe que de haber muerto Cáceres no hubiese quedado nadie para oponerse al entreguismo. Chile, advirtiendo la torva conducta de los representantes políticos de los grupos de poder peruanos, llegó a concebir el proyecto de perpetuar la ocupación de gran parte del Perú, hablándose incluso de un protectorado. El que Cáceres sobreviviera al desastre de Huamachuco frustró tal posibilidad y sólo la presencia combativa de este conductor nacional ejerció la presión necesaria para la retirada del enemigo, aunque sin poder anular el tratado de Ancón que avalaran Piérola e Iglesias. La verdadera historia de este período ha sido silenciada, precisamente porque oscila entre el heroísmo y la infamia.

López Martínez, con una simpleza propia de su intelecto, lanza loas a Piérola señalando que con él triunfó el pueblo en 1895. Historiadores como Dennis Gilbert –cuyo libro "Historia de tres familias" es de obligada lectura para conocer el poder que siempre han tenido los Miró Quedada- han explicado que en aquel golpe de estado se coludieron todos los grupos de poder para tomar las riendas de lo que luego dio en llamarse, indebidamente, República Aristocrática, continuación de la República Oligárquica del siglo XIX. Tal período fue determinante para la consolidación de terratenientes y grandes burgueses, en una suerte de capitalismo enfermizo edificado con la inhumana opresión de campesinos y obreros, incluidos genocidios cada cierto tiempo.

La historia tiene sello de clase y hoy la que difunden los medios de prensa que son propiedad de los grupos de poder, lo dejan entender con meridiana claridad. Pero como dejó escrito Edmundo Guillén, tiempo habrá en que la voz de Andrés Avelino Cáceres, a través de los documentos, fuentes imprescindibles de la historia, volverá a escucharse para guiar, una vez más, la Reconstrucción Nacional , que pasa necesariamente por la construcción de una Nueva República.

Cáceres es un paradigma para todos los tiempos, porque pasarán los años, transcurrirán los siglos y generaciones tras generaciones honrarán su recuerdo, como guerrero insuperable, como estadista eminente y como egregio ciudadano. Por ello, toda vez que los auténticos peruanos pronunciamos su nombre palpita siempre viva el alma nacional, con el renovado compromiso de luchar hasta el sacrificio por un Perú digno y auténticamente libre, dueño por fin de la justicia social por la que se inmortalizaron sus mejores hijos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

caceres nadie le quita el merito por ser un heroe de la nacion el problema es cuando lo mitifican ,era hacendaddo ,se afirma que en el poder reprimio los reclamos de sus antiguos compñeros de lucha los campesinos los mismo que el le llamaban el taita y ademas del caso grace si habien otras formas pero por que con inglaterra?¿

Diego Vicuña dijo...

Cierto,tiene muchas virtudes,pero no más que Grau o Bolognesi,quienes si embargo no tienen las cantidad de libros,discursos,loas a su favor como tiene Cáceres.Creo que su grandeza no necesita de tanto tantos excesos de vindicación. Es cierto hay muchas cosas que pueden reprochaárcsele,incluso durante la campaña de la Breña.Sus Memorias tienen una serie de inexactitudes que sus exégetas deberían dilusidar para poner a Cáceres en el nivel que debe tener. Hay mejores héroes que él. Leoncio Prado por ejemplo,fusilado en Huamachuco. Y no quiero decir que el fusilado hubiese sido Cáceres para que se cumpla la sentencia de Baadre.Viva Cáceres,pero sin excesos en la adulación.