París. AFP
La lista de víctimas del gigantesco fraude orquestado por el inversor neoyorquino Bernard Madoff se engrosó ayer, afectando ya a numerosos bancos en el mundo.
También los expertos financieros denuncian la irresponsabilidad de los entes reguladores en Estados Unidos.
La sociedad de inversiones del ex presidente del Nasdaq fue liquidada el lunes por la noche. Su estafa 'piramidal', que totalizaría USD 50 000 millones, pasó hasta ahora desapercibida por un principio simple: pagando a los clientes existentes sus intereses con el capital aportado por los nuevos.
Después de la confesión, la semana pasada, de Madoff, de 70 años, no pasa un día sin que broten nuevas entidades financieras expuestas a pérdidas potenciales.
Los dos últimos bancos que integran la lista de estafados fueron el japonés Aozora, que anticipó un posible agujero deUSD 136 millones, y el holandés Fortis, con un riesgo potencial de unos USD 1 350 millones, informaron.
Muchos bancos europeos se exponen a que sus sumas invertidas en los fondos del estadounidense Madoff se reduzcan a humo.
El español Santander, hasta ahora el más afectado, podría perder hasta USD 3 140 millones. Lo acompañan, además, su compatriota BBVA, y los franceses Natixis y BNP Paribas.
Con montos menos sonados, están en el mismo barco la aseguradora gala Axa, el banco franco-belga Dexia, y los franceses Credit Agricole y Societe Generale, según esas entidades.
En Gran Bretaña, HSBC, tercer banco mundial, se expone a una pérdida de USD 1 000 millones, el RBS anticipa USD 600 millones y el fondo de inversiones Man Group, USD 360 millones. En Suiza, se vieron afectados varios pequeños bancos privados.
Hasta ahora, ninguna gran entidad estadounidense parece haberse visto salpicada por el fraude. En cambio, el número de ricos y famosos no deja de aumentar.
Fundaciones como la del premio Nobel de la Paz Elie Wiesel o la del cineasta Steven Spielberg figuran entre los estafados. Otros como Carl y Ruth Shapiro, generosos donantes del Museum of Fine Arts de Boston, han perdido el 40% de su fortuna.
"¿Cómo es posible que entidades serias creyeran en rendimientos superiores al 12% sin que les asaltara ninguna duda?", se interrogaba un gestor de fondos franceses, bajo el anonimato.
Aunque cabe pensar que la respetabilidad de Bernard Madoff inspiraba una confianza absoluta, porque la SEC (Security and Exchanges Comission, regulador del mercado de EE.UU.) se había unido a sus servicios.
EL ENCANTADOR DE SERPIENTES
"Es difícil imaginar que un fraude de este tamaño no vaya acompañado de problemas de cumplimiento [de la regulación] considerables e inquietantes". Esta reflexión que ayer expresó Mercer Bullard, profesor de la Universidad de Mississipi y ex abogado del regulador bursátil estadounidense (SEC, por sus siglas en inglés), recorre los mercados desde que el pasado jueves fue detenido Bernard Madoff por una estafa que, según él mismo afirma, puede alcanzar los 50.000 millones de dólares (34.500 millones de euros). Lo cierto es que hasta que la policía detuvo al famoso broker, era un símbolo de distinción formar parte de su cartera de clientes.
Hasta la semana pasada, el prestigio de Madoff se había escapado al escrutinio del regulador estadounidense. O, al menos, había salido indemne de los exámenes a los que había sido sometido. Su "gran mentira", como él mismo la llamó en su confesión ante sus hijos Mark y Andrew, había pasado inadvertida pese a que en ya en 1992 había levantado sospechas y dio a la SEC la primera ocasión de intervenir.
No fue la única vez. En 2005, el broker fue investigado por la SEC y se descubrieron tres violaciones menores de las normas. También el año pasado el regulador estadounidense realizó una investigación a la correduría bursátil de Madoff tras las filtraciones de varios chivatos y las denuncias de la prensa, pero el inversor volvió a salir indemne de la investigación.
A falta de que la instrucción judicial avance y aclare todo lo sucedido, parece que Madoff, se aprovechó de las lagunas que le dejó la regulación estadounidense. No en vano, el gestor de fortunas llegó a ser presidente de la Bolsa electrónica Nasdaq. Basta un ejemplo que ayer mismo revelaba The Wall Street Journal. En 2006, Madoff se registró en la SEC como asesor de inversiones, pues hasta este momento su licencia legal era la de broker y como tal era tratado por la Administración. En cambio, ya cinco años antes, él mismo se definía como un broker que asesoraba a sus clientes. En estos dos años, Madoff no ha tenido que responder al control de la SEC por esta actividad, pese a que lo habitual es que el regulador estadounidense somete a examen a los nuevos en su primer año de actividad, apunta Bloomberg.
La estafa Madoff -calificada por su creador como un esquema Ponzi, o lo que es lo mismo, los últimos inversores en aportar dinero a la trama pagan los intereses de los que ya están dentro- ha vuelto a encender las alarmas sobre la laxitud de la regulación y la supervisión financiera en Estados Unidos. El fondo de inversión británico Bradeam Alternatives, que invirtió un 10% de su cartera en la firma de Madoff, critica los "fallos sistémicos" cometidos por el regulador estadounidense. El tema se ha convertido en recurrente desde que estallara la crisis de las hipotecas basura.
"Yo sabía que la SEC no hacía los deberes desde hace muchos años", señala el ex presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Blas Calzada, si bien matiza que en su opinión el problema en Estados Unidos no es la falta de normas. "El problema es que está todo demasiado regulado. Lo que hace falta es tener menos regulación, pero aplicarla", apostilla.
Bruce Goslin, consejero delegado de la firma de riesgos Kroll, admite el fallo. "Los reguladores no ven todo, sólo algunas cosas", explica. Pero en su opinión, en la estafa también han jugado un papel determinante la pericia del supuesto estafador a la hora de esconder su trama y un cierto factor psicológico: "Entre los clientes había bancos".
Y, como pasara con las hipotecas basura, la mancha Madoff a través de los hedge funds que manejaba se extiende por todo el mundo, desde Japón hasta Europa, sin que los reguladores de los países afectados lo puedan evitar. Eso, al menos, es lo que explican desde la CNMV. "Nosotros supervisamos a los fondos españoles, ese fondo [en referencia a Madoff] no es nuestro. Controlamos que el fondo español cumpla los requisitos, pero no el fondo en el que invierte", aclaran desde el regulador español. Y añaden que desde la CNMV no se controlan todos los productos financieros que se comercializan en España, sólo aquellos que figuran en sus registros.
Aplicada esta explicación al ejemplo del Santander, esto quiere decir que sobre la red que la entidad cántabra tejió para que sus clientes llegaran hasta Madoff han actuado, al menos, cuatro supervisores: la gestora Optimal Investment está radicada en Suiza; la sociedad de inversión Optimal Multiadvisors, en Irlanda; Optimal Strategies, en Bahamas; y Madoff Securities, en Estados Unidos. "Todo el mundo confía en que los reguladores han cumplido su papel", explica Calzada. Por lo que en el momento en que hay un fallo, y esta vez parece que lo ha habido en la base, la pirámide se desmorona como un castillo de naipes.
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