jueves, 17 de septiembre de 2009

El no aceptar un pacto de no agresión es también lenguaje militar, y diabólico.



Queda claro que Chile no quiere nada que lo ate a no agredir a sus vecinos. Si les parece un lenguaje militar, entonces deberían ratificar que no agredirán a nadie, como una declaración unilateral civilina.

El hecho que hayan dicho, "no diré que no agrediré", es también un hecho militar.

Si la cosa fuera sólo tener en cuenta innversiones, entonces no habrían conflictos en el mundo. Porque ciertamente el comercio impediría este tipo de "fricciones".

En nuestro caso no es así. Y no es así porque dos Leviathanes no se ponen de acuerdo. Eso es una muestra vergonzante de estados supeditados a su aparato militar decimonónico. La comunidad de Chile y Perú, los que pelearían y morirían en una guerra de leviathanes, NO QUIERE GUERRA.

Nadie en su sano juicio quiere guerra, pero muchos países se encuentran atrapados en su "orgullo" histórico y su concepto de país rico con un proyecto por delante, por la razón o por la fuerza, con la sangre que le cueste no importa si es de su pueblo, ése explotado, que ve cómo otros se llevan su cobre, que ve cómo les venden el modelo de economía emergente con un PIB almidonado por las exportaciones de cobre, planchado con las salmoneras extranjeras, que cada día está más pobre y que para veranear tiene que irse a Perú y Argentina, proque su patria, su patria sólo los busca en caso de guerra, para que mueran por esos que viven en Santiago y se pelena por el poder...

Chile y perú son uno, el pueblo lo sabe. Dejemosde lado estos estados antihumanos y volvamos a los Estados pro-Bienestar

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