EL LADO OCULTO HENRI LE BIENVENU, GERENTE GENERAL DE PERÚ 2021
Las reinvenciones de Henri
UN DÍA, ÉL, QUE NUNCA LO HABÍA HECHO, PROBÓ NAVEGAR. HOY TIENE UN J24 Y SURCA EL MAR CON SU MUJER. EN ALGÚN MOMENTO PARARÁ —LO SABE— Y BUSCARÁ UNA NUEVA AFICIÓN
Por: Antonio Orjeda
Lunes 1 de Marzo del 2010
Henri ni lo duda. "Todas mis pasiones han empezado tarde", afirma. 1992. Ya casado y con tres hijos, navegaba en el yate de un amigo. De pronto, el mar comenzó a picar y él, en cuestión de segundos, se sintió un completo inútil. "¡Oye, caza la genova!". "¡La driza, la driza!". "¡Trinca, trinca!" El capitán daba órdenes y la tripulación respondía. Henri no entendía nada.
Una vez en tierra, tomó clases de navegación. Fue con Elena, su mujer. "¡Nunca antes nos habíamos sentado juntos en una clase! Y las mujeres apuntan todo, así que había que esforzarse mucho más!". Una mañana radiante en Ancón, varios años y cientos de travesías después, salieron a pasear en la Chaska, su velero J24. "Ella se echó en la parte de adelante, en bikini, a tomar sol. A los diez minutos, levantó un viento". Henri se emociona al recordar que la cosa se puso realmente brava, que faltó poco para que tuvieran que amarrarse al bote y no perecer. "¡Me siento como en El Viejo y el Mar!", gritaba el ingeniero industrial. "¡Qué El Viejo y el Mar, yo tengo miedo!", le respondía su compañera de mil y una aventuras.
Pescando perico descubrió una característica de esos peces: cuando uno muerde el anzuelo, en el acto comienza a ser acompañado por su pareja. "Tú ves cómo los dos van junto al bote". Sí, más de uno podría llegar a sentir penita. "Pero no hay que pensarlo mucho, si no después no comes cebiche".
¡A LA CARGA!
"No existe la afición perfecta", afirma Henri, y él sabe de qué habla, pues si bien sus pasiones empezaron tarde, estas no han sido pocas.
"He volado avioneta en Collique, saqué mi licencia de piloto; trabajé en Honda y me compré una moto arenera con la que trepé y bajé cerros; y, cuando se me ocurrió que la vida del radioaficionado era entretenidísima, me he quedado "lechuceando" hasta altas horas de la noche". Y claro, casi todas las veces lo ha acompañado Elena. Eso sí, aclara que también ha habido de las otras, de las diversiones exclusivas para varones, como esos campamentos en los que si bien la comida era mala, los chistes podían ser "diferentes".
Surcando el mar, sin embargo, siente que este le ha enseñado a respetarlo, a leer su comportamiento, lo mismo que el del cielo y las nubes. No solo eso, lo ha adiestrado en el cultivo de la paciencia.
"Uno va cambiando de pasiones —explica-. Yo tengo un amigo que amaba el mar, pero se fue a Chanchamayo, se enamoró de Chanchamayo y se compró un terreno en Chanchamayo. Hoy está dedicado al cultivo Es que el ser humano se debe reinventar constantemente". ¿Acaso este es un indicio de cuál será su próxima pasión? ¿En qué se irá a reinventar Henri? Solo el tiempo lo dirá.
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