jueves, 28 de septiembre de 2006

EE. UU. y las nuevas revelaciones sobre Irak

Mientras aguardamos con ansias la totalidad del informe de las agencias de inteligencia sobre la lucha antiterrorista en Irak, nos entretendremos—intelectualmente hablando--con los pasajes de lo que promete ser la mayor crítica que hayan realizado dichos organismos sobre la polìtica de administración Bush en medio oriente.

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Si bien por el momento sólo contamos con algunos fragmentos proporcionados por John Negroponte, Director de Inteligencia de la CIA, creemos que son de todos modos reveladores puesto que suponen el primer gran cuestionamiento hacia la política antiterrorista de la Casa Blanca. Contar con un informe parcial de este calibre es valioso para comprender mejor el tipo de enmiendas que necesita hacer la superpotencia pero, sobre todo, para hacer de una vez oficial lo que ya venía siendo vox populi, es decir: que la guerra de Irak ha empeorado la situación de la lucha antiterrorista.


Cronología noticiosa

Este domingo, el periódico New York Times publicó algunas piezas del informe gubernamental, el cual afirma que la guerra en Irak ha producido una nueva generación de radicalismo islámico y aumentado la amenaza del terrorismo. Los elementos dados a conocer añaden que el conflicto ha generado un grave resentimiento en el mundo islámico y permitido a los extremistas reclutar más simpatizantes.

Una vez hecho público, el Presidente Bush manifestó estar en desacuerdo con los que concluyen, a partir del informe de inteligencia, que fue un error ir a la guerra en Irak. Según Bush, "si no fuera la guerra en Irak, encontrarían alguna otra excusa" para seguir adelante con sus acciones violentas contra EE.UU.

Por si fuera poco, un segundo reporte sobre el tema acaba de hacer su aparición, pero esta vez no proviene de las agencias de inteligencia norteamericanas sino de un grupo de expertos que trabajan para el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (ONU). Dicho estudio, publicado este miércoles, viene a corroborar que la guerra en Iraq proveyó a al Qaeda con un centro de entrenamiento y con reclutas, reforzando la tesis de la inteligencia estadounidense que atribuye al conflicto de un surgimiento en el extremismo islámico. El reporte, en resumen sostiene que al Qaeda juega un papel central en la guerra en Iraq, y que inspira el resurgimiento de los talibanes en Afganistán, a varios cientos de kilómetros de distancia.


Análisis

A continuación, pasaremos revista a los puntos más saltantes de este informe elaborado por 16 agencias de inteligencia, el cual nos ofrece, aun siendo parcial, abundante y copiosa información sobre uno de los principales fenómenos que perturba a la humanidad.

El informe sujeto a reflexión se titula “Tendencias en el Terrorismo Global: Implicaciones para EE. UU." consta de 6 subtítulos agregados por la BBC y cuenta con una breve introducción.

Como primer punto afirma que al-Qaeda seguirá siendo la principal amenaza para los intereses estadounidenses tanto dentro como fuera de su territorio, así como para sus aliados.

Además sostiene que el movimiento yihadista mundial (partidarios que enarbolan la Guerra Santa) cuenta con un mayor número de elementos activistas y que experimenta una descentralización de sus operaciones, lo cual implica que está en capacidad de realizar atentados repartidos por todo el globo.

Como solución o remedio, el estudio apunta a profundizar y acelerar las reformas en los países islámicos donde operan estos agentes con el fin de mitigar su poder de convocatoria sobre poblaciones descontentas y humilladas. Tal vez lo que quiere dar a entender este reporte es que resulta necesaria la participación de otros actores políticos, es decir, que el medio oriente cuente con líderes representativos que no sean impuestos por las potencias occidentales ni vistos como marionetas por los musulmanes como ocurrió en el pasado. Existe, en ese sentido, una desconfianza justificada hacia la “intervención democratizadora norteamericana”, ya que hace algunas décadas atrás las potencias occidentales se valía de gobernantes totalitarios como el de Saddam Hussein o del Shá de Irán Reza Pahlevi para desarrollar su política hegemónica en la región, orientada principalmente a asegurar el suministro de petróleo y evitar la propagación de una revolución islámica (chiíta), sin que les preocupe el desarrollo de las poblaciones sometidas a esos regímenes o su libertad.

Así, el informe reclama “mayor pluralismo y sistemas políticos más receptivos”, lo que aunado a acciones orientadas “a los puntos débiles del movimiento yihadista, más una presión continúa sobre al-Qaeda", podrían erosionar el apoyo a los extremistas.

Queda claro entonces que los organismos de inteligencia proponen desarrollar una estrategia múltiple para contrarrestar a un enemigo cada vez más escurridizo y que sabe adaptarse a las circunstancias de la guerra, pues es capaz de aprovechar este escenario para lanzar ofensivas, desestabilizar, entrenar y captar nuevos elementos, así como ensayar novedosas estrategias que ya se están replicando con éxito en otros países como Afganistán, por ejemplo.

Dudamos mucho de la efectividad de estos planes pues la presencia de tropas extranjeras alimenta el renacimiento del fundamentalismo islámico. Así como el denodado apoyo político, militar y económico que EE. UU. proporciona al mayor rival del mundo àrabe en la regiòn: Israel (No hay que olvidar que EE. UU. subsidia a dicho Estado con varios miles de millones de dólares al año).

Entonces, ante un panorama poco alentador, los esfuerzos por estabilizar la región deberán ser considerados de largo plazo. Lo cual implica una mayor presión para el presupuesto norteamericano puesto que el conflicto le va a costar cada vez más al contribuyente y no ha redituado en un menor precio del petróleo (sino todo lo contrario). Además, es probable que la financiación de la guerra en Irak y contra el terrorismo en general haya restado bienestar a los estadounidenses dado que se han experimentado recortes significativos en los presupuestos de salud, seguridad social, educación y calidad del ambiente.
En otro extremo del informe se menciona la dificultad que tienen o tendrán las agencias antiterroristas para desmembrar o desarticular a las “células radicalizadas” pues al “encontrarse descentralizadas se hace más difícil localizarlas y hacerles frente”.

También manifiesta que Europa serìa un objetivo mucho más fácil de atacar dado que “las diásporas musulmanas hacia Europa facilitan el reclutamiento y la puesta en práctica de atentados urbanos, como ocurrió en los ataques con bomba en Madrid en 2004 y en Londres en 2005”.

Esto supone que el viejo continente tarde o temprano reforzará o extremará sus controles migratorios, como ya lo ha hecho Suiza al aprobar leyes restrictivas en materia de asilo y extranjería, con lo que la Confederación Helvética pasa a ser uno de los países europeos que regula de manera más drástica el ingreso de potenciales refugiados e inmigrantes pese a su tradición de país de acogida. Dicha postura podría ser muy pronto imitada por las demás naciones europeas en harás de mantener a raya la amenaza terrorista. Lo cual afectarà negativamente a otros tantos millones de inmigrantes provenientes de zonas en desarrollo como América Latina o África, quienes ven a Europa como una tierra de oportunidades para trabajar, estudiar y hacer negocios. De ahí que un endurecimiento de las leyes migratorias creará mayores presiones sobre las economías subdesarrolladas que necesitan las remesas para financiar su consumo y para “maquillar” sus tasas de empleo.

Creemos, desde todo punto de vista, que tales medidas repercutirán desfavorablemente pues agregarán nuevos elementos que servirán como caldo de cultivo para una desestabilización social en Sudamérica, dado que sin la posibilidad de migrar, muchos ciudadanos pueden verse en la necesidad de pasar a las filas de la informalidad (como subempleados) o de la delincuencia, además del temor de que puedan llegar a ser seducidos por propuestas radicales y populistas.


Sobre Irak

En cuanto a este país, el informe da testimonio de cómo “la yihad en Irak está dando forma a una nueva generación de líderes y operativos terroristas”. Y que las debilidades de este movimiento son opacadas por “los factores subyacentes que alimentan la difusión”. La fortaleza del mismo se centra, según el reporte: “por la participación de EE.UU. en el mundo musulmán”. Lo cual es harto conocido. También se menciona que la guerra en Irak “se convertido en una 'causa célebre' para los extremistas”. Es decir, en una lucha símbolo como lo fue la de los muyahidines y al- Qaeda en Afganistán cuando enfrentaron al Ejército Soviético, que por ese entonces era considerado con el más poderoso del mundo.

Con todo ello, es claro suponer que el antecedente de la guerra en Afganistán contra los rusos (1979-1989) es un aliciente que los motiva a seguir combatiendo. Es lógico que piensen que si lograron derrotar a la maquinaria bélica comunista también puedan hacerlo con la capitalista, aun cuando en el camino sufran uno que otro revés como la pérdida de uno de sus líderes como Abu Musab al-Zarqaqi, fallecido hace algunos meses atrás.


Las causas

El estudio señala cuatro “factores que alimentan la difusión del movimiento yihadista: (1) agravios arraigados, como la corrupción, la injusticia y el miedo a la dominación occidental, que provocan ira, humillación y sensación de impotencia; (2) la yihad iraquí; (3) la lentitud con la que se producen reformas reales y sostenibles en muchos países de mayoría musulmana y (4) el sentimiento anti-estadounidense entre la mayoría de los musulmanes, todos estos elementos son explotados por los yihadistas”.

Al respecto, el primero de ellos ya fue suficientemente explicado y no creemos necesario volver a explayarnos sobre el mismo. La yihad iraquí, en cambio, proporciona nuevos elementos a ser analizados pues implica la puesta en práctica del pensamiento wahabita. El Wahabismo (ideología de la cual se nutre Osama Bin Laden) fue establecido por Muhammad ibn ‘Abdel Wahab (1699-1791), quien como consecuencia de sus viajes por Irak, Irán, Siria e India conoció los heréticos libros escritos por Ahmad ibn Taimiiah de Harrán (1263-1328), el contenido de los cuales es incompatible con las creencias de la Gente de la Sunnah (Ahl us-Sunnah). Este conocimiento y experiencias le permitieron escribir varios libros y proclamar el Wahabismo como un movimiento renovador. El Wahabismo es la corriente más fuerte y radical del Islam, que hace parte del movimiento yihadista que existe a nivel mundial y al cual se le han atribuido los diferentes atentados terroristas perpetrados en Nueva York, Madrid, Beslán y Londres; además de múltiples violaciones a los derechos humanos.

Concretamente, lo que busca Wahabismo es que los musulmanes tengan la completa capacidad de aprehender los designios del Corán, manteniéndose en su estado inicial, sin permitir que los constantes cambios del mundo modifiquen la forma de vida de los fieles. Por esto, la secta wahabí prefiere que sus adeptos vivan en la pobreza absoluta tal como lo hizo el profeta Mahoma, rechazando totalmente las riquezas materiales, los avances tecnológicos y el culto a las imágenes, ya que sólo se puede hacer culto a Dios (esta misma creencia fue la generadora de la destrucción de los "budas gigantes de Bamiyán en Afganistán").

El Wahabismo justifica el uso de la violencia en contra de los que traten de implementar o imponer creencias o formas de vida diferentes a las aceptadas por el Islam (la yihad llevada a sus extremos), esta ha sido la gran causa de los ataques a Nueva York en el 2001 según los argumentos de Osama Bin Laden, quien forma parte de esta secta conservadora.

La pretensiòn del movimiento es la unificación política del mundo musulmán por medio de un mismo califato. Es decir, la reconstrucción, por medio de una única fe, del Imperio Islámico que gobernó territorios en Asia, el norte de África y Europa. La diferencia principal entre este nuevo proyecto y el anterior radica en que este último estaba constituido por tres califatos como el de Córdoba, el de El Cairo y el de Bagdad. De este tipo de ambiciones ya fue testigo la historia de occidente cuando el Emperador Carlomagno constituyó el Imperio Carolingio bajo el manto del Cristianismo. De modo que no es nueva la pretensión de construir un imperio sobre una base religiosa.

Así, el Wahabismo se proclama como un movimiento político religioso que surgió en tiempos de profunda decadencia del mundo islámico. Decadencia que a la postre permitió la intervención de potencias occidentales como Inglaterra y Francia a mediados del siglo XIX e inicios del XX, quienes constituyeron gobiernos y protectorados en los territorios de oriente próximo. La caída del Imperio Otomano luego de la Primera Guerra Mundial (1914-1919) implicó una mayor presencia de éstas potencias, las que, al ser incapaces establecer un orden o un plan para la viabilidad de la regiòn, terminaron por rediseñar las fronteras (vigentes en la actualidad) y abandonar a su suerte a dichos pueblos como el palestino, por ejemplo.

De modo que gran parte de la inestabilidad regional recae en las potencias europeas por desentenderse de un problema sin plantear ningún tipo de solución o alternativa. Europa es vieja creadora de conflictos internacionales pues también se le atribuye una enorme responsabilidad en el asunto judío, tal y como lo señala Timothy Garton Ash, profesor de la Universidad de Oxford, ya que si no fuera por la discriminación religiosa, por el holocausto ni por los incentivos de las potencias, los judíos de Europa no se hubiesen visto obligados a colonizar Palestina.


Debilidades del movimiento yihadista

Una parte sustancial del informe de inteligencia se centra en las vulnerabilidades de la yihad. Uno de los puntos más débiles, según se desprende del informe, es la limitada atracción de la ideología yihadista radical pues está anima a que los reclutas o nuevos elementos ataquen a otros musulmanes en vez de los infieles occidentales.

El reporte de la ONU también advierte que la influencia de al Qaeda podría pronto menguar en Iraq, citando las quejas de algunos combatientes que afirmaban estar descontentos por enterarse -cuando llegaban al país- de que tendrían que matar a sus compañeros musulmanes en vez de a guerreros extranjeros, o que podrían servir su causa solo como atacantes suicidas .

Sobre este punto, es probable que esto sea así, es decir, que algunos combatientes sientan cierto rechazo a atacar a otros creyentes; o que tal vez no los vean de esa forma a la hora de inmolarse, en otras palabras, que los aprecien como simples colaboradores de los invasores norteamericanos, lo que los calificaría automáticamente como traidores. Lo cual explicaría la gran cantidad de atentados suicidas que se cometen diariamente en instalaciones o dependencia públicas.

La ola de violencia en Irak también puede encontrar otra explicación en la nueva composición política de ese país, esto debido a que con la invasión sucumbió el poder de los sunitas, facción que gobernaba en tiempos de Saddam, de ese modo, el ascenso de los chiítas conservadores puede ser visto como un incentivo adicional para proseguir con la lucha armada.

Por otro lado, la mayor debilidad sindicada por el informe es la alternativa política que propone el Wahabismo, “ya que planea imponer una interpretación ultra conservadora del Corán aplicada por un gobierno islámico en todo el mundo musulmán”. Esta es, sin lugar a dudas o equivocaciones, el talón de Aquiles de al-Qaeda y sus organizaciones afines o simpatizantes. Pero siendo esto así, no se ve un gran rechazo en el mundo islámico hacia esta postura, ya que las vicisitudes del conflicto no dan tiempo para pensar en lo qué pasarà después. Además, muchos musulmanes no están enteramente alertados de la gravedad que implicaría un gobierno de esta naturaleza, pues sólo son conscientes de una dura realidad que los conmina a preocuparse exclusivamente por su subsistencia.

Las agencias de inteligencia consideran necesarias nuevas voces disidentes que rechacen la violencia con el fin de evitar el crecimiento de la opción yihadista.

Vemos poco probable este escenario porque quién ose cuestionar a viva voz las actividades de los radicales correría un enorme peligro. Por ello no es casual que hayan sido asesinados varios clérigos chiítas moderados desde los inicios de la guerra en Irak.

Otra debilidad resaltada por el informe de seguridad sindica "a la dependencia de la continuación de los conflictos relacionados con el mundo musulmán". Es decir, que la presencia de los grupos yihadistas se sustenta más en la de existencia de conflictos que en la viabilidad de sus propuestas. “Sólo en la antítesis se siente necesario, sólo en la antítesis llega a ser necesario” dijo Nietzsche en "El ocaso de los ídolos". Esta fragilidad es cierta, pues la invasión norteamericana, como lo señala la premisa más importante del estudio, originó el repunte del fanatismo islámico. Sin el conflicto al-Qaeda y otros grupos jamás hubieran crecido exponencialmente. Se podría decir que la incursión occidental revitalizó la imagen de al-Qaeda en el mundo árabe pues el gobierno fundamentalista que ayudó a instaurar en Afganistán con los talibanes causó rechazo o indiferencia entre la mayoría de musulmanes. Una vez que triunfó el fundamentalismo en Afganistán, ningún país árabe adoptó un régimen similar ni hubo manifestaciones populares que reclamen un cambio semejante. Sólo Irán vivía por ese entonces apegado a su propio proyecto revolucionario chiíta, el cual distó mucho del de los talibanes. En Irán, por ejemplo, las mujeres pueden disfrutar de mayores libertades que en muchos otros países islámicos pues tienen la posibilidad de participar en política, estudiar o trabajar (algo impensable bajo el régimen talibán, aunque con mayores limitaciones que en occidente).


Los líderes

El informe apunta a que “la pérdida en poco tiempo de cabecillas clave, particularmente Osama Bin Laden, Ayman al-Zawahiri y al-Zarqawi (ya fallecido), puede probablemente hacer que el grupo se divida en grupos más pequeños. Si bien los individuos con una mentalidad similar no tendrían problema en llevar a cabo una misión, la pérdida de estos líderes puede exacerbar las tensiones y desacuerdos”.

Se sostiene, además, “que los grupos más pequeños que puedan surgir como resultado representarán una amenaza menos grave que la de al-Qaeda”.

Al respecto, los organismos de inteligencia aun piensan que desmembrando la cabeza (o las cabezas) causará que el cuerpo (la parte ejecutora) yerre constantemente en la consecución de sus objetivos o que reduzca su amenaza.

Esta es una posición un tanto ingenua y denota por qué le va cómo le va a la administración Bush en medio oriente. Para empezar, es razonable suponer que los líderes de al-Qaeda han previsto un escenario sin su presencia. Ellos seguramente ya han dispuesto las medidas necesarias para que el movimiento yihadista funcione en el largo plazo con o sin su liderazgo. Resulta lógico suponer que en pleno territorio iraquí se están formando los futuros cuadros que lleven las riendas de la yihad en el siglo XXI.

Lo que debe tener bien en claro la comunidad de inteligencia norteamericana es que lo importante no es el mensajero sino el mensaje. Es decir, que más allá de si son o no muertos o capturados (algo casi improbable), esta lucha continuará porque no sólo es armada sino también ideológica o fanática-fundamentalista. Fanática en el sentido de que se emplea la violencia y el terror como elementos recurrentes y fundamentalista porque se basa en una interpretación literal del texto sagrado. De ahí que la lucha tiene que ser librada en ambos terrenos pues de lo contrario ningún avance u ofensiva militar producirá los resultados esperados. A esto tiene que sumarse una mejora en la calidad de vida de las poblaciones afectadas por la guerra y la ocupación. Tras años de sanciones económicas por parte de la ONU, Irak padece una crisis humanitaria de proporciones bíblicas. Otras naciones mahometanas también viven una situación parecida como Palestina o Líbano, por citar dos casos.


Irán, Siria y otros grupos

En las partes finales destacan los nombres de Irán y Siria como los principales promotores de extremismo islámico. Algo que ya ha venido siendo publicitado por el propio Bush, quien en más de una ocasión se ha referido a ambos países como integrantes del eje del mal.

Lo que ha provocado la intervención norteamericana en oriente medio es que varias facciones radicales, naturalmente disímiles entre sí, colaboren y cooperen. Esto ha creado un peligro mayor pues se les ha dado motivo para que se unan, realidad que en todo momento la inteligencia occidental ha tratado de impedir. Al tener ahora un enemigo común (como los Estados Unidos) se les ha proporcionado la excusa perfecta para juntar fuerzas y experiencias. Esto es algo que no se había visto desde hace varias décadas cuando las repúblicas árabes unidas (Egipto, Siria y Jordania) combatían a Israel. Ahora que existe una división política en torno a al problema palestino-israelí por parte de los países árabes; no parece haber tal desunión entre las organizaciones extremistas. Más bien todas éstas parecen haber hecho a un lado sus diferencias ideológicas para dar paso a una ofensiva conjunta, como si se tratase de un sólo puño al momento de asestar sus golpes.


Internet

Finalmente el reporte se refiere a internet como un medio ideal para la propagación de las ideas radicales.

Sin duda el nuevo escenario global les proporciona facilidades logísticas y organizativas para llevar a cabo sus planes. No olvidemos que muchos terroristas cuentan con educación brindada por occidente, lo cual aumenta el conocimiento sobre el enemigo que pretenden destruir. Esta es una gran desventaja para las agencias de inteligencia pues cuentan con pocos elementos que dominen la lengua árabe o conozcan sus costumbres. Esto dificulta sumamente la posibilidad infiltrarse en las organizaciones terroristas y recabar información sobre ellas. No siendo este el caso de los agentes de la yihad o al Qaeda pues se hayan perfectamente adaptados al modo de vida de occidente, de ahí que algunos atentados hayan sido ejecutados por individuos perfectamente integrados en las comunidades en donde residían. Esto les reportò la fachada o careta ideal para pasar desapercibidos a la hora de cometer sus atentados.

Este es pues nuestro análisis del documento que llegó a nuestras manos, el cual se encuentra disponible en los medios electrónicos. En el futuro esperamos contar con el informe completo, totalmente desclasificado de ser posible para ofrecerles un mayor estudio. Pero no somos tan optimistas pues lo más probable es que llegue mutilado, con severas omisiones, tachaduras, borrones, etc. Es probable que Washington alegue que “por razones de seguridad nacional” las partes más sensibles del informe en cuestión jamás sean reveladas, lo cual, en palabras de poeta y ensayista norteamericano Ralph Waldo Emerson (1803-1882) implica que "toda violación de la verdad no es solamente una especie de suicidio del embustero sino también una puñalada en la salud de la humanidad”.

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