viernes, 12 de octubre de 2007

Apostasía en Perú

Piden dinero a cambio de milagros - I Parte

"¡Quién da mil soles por el Señor!"

Pastores de la iglesia Pare de sufrir persuaden a la gente para que se comprometan a entregar dinero. Les prometen que Dios les cumplirá todo lo que pidan.


Son más de la medianoche, y en el canal cinco (Panamericana Televisión) hay un hombre de camisa blanca y corbata azul. Habla mirando fijamente a la cámara. Por momentos alza la voz, luego habla despacio. Mueve su manos de un lado a otro. Parece que tratara de hipnotizarme. Hace varias preguntas: "¿Usted sufre de alguna enfermedad? ¿No puede dormir? ¿Su esposo la abandonó? ¿No tiene empleo? ¿Quiere lograr la prosperidad económica?... Usted puede obtener lo que desee, Dios se lo concederá. Venga este domingo y participe de La Campaña de Israel... ".

En la avenida Venezuela 681, en Breña, se ubica la sede principal de la Comunidad Cristiana del Espíritu Santo, más conocida –por su programa de televisión y de radio– como Pare de sufrir. Esta agrupación religiosa llegó al Perú hace 11 años. Proviene del Brasil. En el mundo esta iglesia tiene hasta cuatro nombres, pero tienen detalles en común: sus obispos son del Brasil, utilizan la frase "pare de sufrir", y ofrecen los mismos artículos religiosos a cambio de dinero.

Son las tres y veinte de la tarde, de un día domingo. Estoy vestido con unas zapatillas plomas viejas, pantalón de buzo verde, un polo plomo y una casaca jean azul. Se supone que trato de hacerme pasar como un muchacho pobre. La ceremonia ya ha comenzado. En la puerta, una señora con saco y falda azul, me invita cordialmente a pasar.

El local luce impecable. Las paredes son de con color perla. Está todo bien iluminado. Sigo el camino del centro que divide a la butacas en dos bloques. Al frente, en el escenario, hay un fondo de madera llena de fotografías de personas. A la izquierda, hay un gran cruz de madera que llega casi al techo, tiene un manto blanco envuelto a manera de chalina. A la derecha, una mesa con mantel blanco, sobre ella una copa de metal y unos cuadernos de tapa azul. En el centro, un mueble de madera. Allí, un hombre vestido con camisa celeste y pantalón gris se dirige al público. Tiene una voz ronca, grita por momentos, regaña a algunas personas: "No se distraiga. ¡Míreme a mí! ¡Míreme a mí! Dios le está hablando a través de su mensajero...", afirma el pastor, el mismo que vi en el programa de televisión.

Habrá unas 150 personas aproximadamente. Ocupan las primeras filas de las butacas. Todos estamos parados. El pastor está hablando sobre el diezmo (una cantidad de dinero que uno se compromete a entregar). "Levante la mano la persona que quiere recibir el sobre (para entregar dinero). Recuerde que a Dios le agrada el diezmo. El Señor bendice a los que ofrendan con fe. Mientras más des, más recibirás. ¿Amén?, pregunta el orador. ¡Amén!, responde el auditorio.

"No confunda el sobre del diezmo con La Campaña de Israel. El diezmo es aparte, esa es su promesa con el señor. De La Campaña de Israel ya hablaremos...". Luego prosigue con la lectura de la Biblia. Lee el pasaje bíblico donde Moisés está en el monte Sinahí, y ve la zarza en llamas. Por momentos se detiene y da una explicación –a su libre interpretación– de lo que Dios nos quiere decir.

El pastor hace un resumen de su enseñanza del día: "Dios quiere que dejes todo atrás. Despréndete de las cosas materiales. Luego, Dios te pide sacrificio. ¿Qué puedes sacrificar por el Señor?. Para alcanzar la felicidad, para que Dios te dé lo que tú quieres, él te pide sacrificio. Finalmente, Dios te pide confianza. No hagas caso lo que te digan, van a querer confundirte. Confía en Dios, y en su mensajero, que soy yo. ¡Porque todo lo que tú le pidas, él te lo dará, pero primero, él te pide sacrificio!...".

Cierra la Biblia, y pregunta quienes han venido por primera vez, luego les pide que pasen adelante –entre ellos estoy yo-. Nos ponen en fila, hombro con hombro, al pie del escenario. Hay que alzar la cabeza para ver al pastor. "¡Míreme a mí! ¡Míreme a mí!", ordena. Luego pide que miren todos a la pared. Proyectan un video. Es "un testimonio" de una señora que participó de La Campaña de Israel. La mujer cuenta que vendió hasta sus cosas para poder ofrendar (dar dinero) para la campaña, y que hora es muy, pero muy feliz.

Fuente:http://deveritasweb.blogspot.com/2007/10/piden-dinero-cambio-de-milagros-i-parte_03.html
Leer segunda parte, aquí.

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