martes, 23 de octubre de 2007

El IFRS en sudamérica

Adiós, Babel

Francisca Vega

El trabajo fue enorme. Los ejecutivos de la empresa peruana de electricidad Edelnor recibieron de su matriz Endesa un aviso que los dejó sin aliento. La orden: cambiar sus principios contables y calcular nuevamente pasivos, activos y utilidades. Lo que puede sonar como un simple ejercicio de finanzas obligó a 14 ejecutivos de la auditora Deloitte a trabajar durante dos meses en las oficinas de Edelnor para cuadrar números y desempolvar los resultados financieros que por años rigieron en la compañía. "Hubo que olvidar de golpe la contabilidad anterior", dice Eduardo Gris, socio de Deloitte Perú, desde Lima. "Un concepto tan básico como patrimonio tuvo que ser adaptado a las nuevas normas establecidas por la matriz".

La tarea encomendada en 2005 involucró a todas las filiales de Endesa que operan en el mundo. Algo que también han debido repetir las filiales regionales de los grupos Santander, BBVA, Telefónica y otras compañías europeas con operaciones en la región, que debieron adecuar su contabilidad a nuevas reglas.

El cambio se veía venir. Hace seis años, el Consejo de Normas Internacionales de Contabilidad (IASB, por sus siglas en inglés), con sede en Inglaterra, llevó al papel nuevos estándares contables para las compañías de la Unión Europea. Así nacieron las International Financial Reporting Standards (IFRS) o Normas Internacionales de Información Financiera. Con ellas se buscaba eliminar las contradicciones contables entre dos o más países, uniformar los informes y armonizar los datos que se dan al mercado.

Hoy, más de 100 países europeos, americanos y asiáticos han adoptado las normas europeas y otros tantos se disponen a hacerlas obligatorias, como Chile en 2009, y Brasil y México en 2010.

Los objetivos de las IFRS –la nueva biblia de los contadores y que están llenando las arcas de las auditoras– son simples: a) crear un lenguaje uniforme para todas las compañías; b) normas contables únicas; c) obligar a las compañías a entregar información adicional al mercado sobre su negocio en pro de la transparencia; y d) hacer más fluidas las relaciones comerciales. Todo, a tono con un mundo globalizado.
La realidad así lo requiere. En el mundo existen cientos de reglas que hacen indescifrables los balances financieros entre compañías insertas en un mismo negocio pero de distintos países. "Que una empresa brasileña lea y comprenda el estado financiero de una firma coreana es una tarea de semanas", dice el canadiense Charles Bu
nce, experto en IFRS de Ernst & Young, en Santiago. "Unificar la normas es clave para la toma de decisiones de inversión y agilizar los negocios".

A informar
La infinidad de contabilidades se traduce en más tiempo para realizar transacciones, adquisiciones o fusiones. Eso le pasó a la inglesa Anglo American cuando en 2002 le compró a la estadounidense ExxonMobil la minera chilena Disputada de Las Condes. Pasaron varias semanas para llegar a acuerdos sobre el cálculo de activos."Cotejar nuestros resultados con firmas de otros países es casi imposible", dice el mexicano Eduardo Muñiz, encargado de la relación con los inversionistas de la Corporación Geo, líder de vivienda en México y América Latina en términos de casas vendidas. "Las IFRS vienen a alivianar el trabajo".

Las IFRS también son aceptadas por la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC, según sus siglas en inglés), con lo que se eliminarían los requisitos de presentar la información financiera sólo con las Generally Accepted Accounting Principles (GAAP). Ello aliviana el trabajo de empresas que cotizan ADR en Nueva York, como la supermercadista chilena D&S. "Además de presentar un balance con norma chilena, lo debemos hacer con las normas de US GAAP", dice el chileno Alejandro Droste, gerente de finanzas de D&S.

Los más felices, no obstante, son los analistas e inversionistas, sobre todo en los países donde ya se han implementado, como en Uruguay y Perú. La razón: las IFRS obligan a las compañías a entregar información sobre la rentabilidad de cada línea de negocios y los riesgos asociados a su sector, tema básico que necesita el inversionista y que hoy escasea en América Latina. "Por años, muchas compañías listadas no entregaban información", dice un analista de una clasificadora de riesgo en Perú. "Hoy están obligadas y eso aumenta el flujo de inversiones".


Sume que se hace más fácil el análisis y se transparentan los negocios. "Con las IFRS las compañías deben mostrar sus líneas de negocios más rentables", dice Sergio Tubío, socio líder de IFRS para Chile de PricewaterhouseCoopers. "Ello se traduce en inversiones informadas".


Movimientos
Los “rayos Basilea”

Francisca Vega
Santiago

No les gusta, pero los bancos chilenos tendrán que mostrar la información estratégica que hoy guardan bajo llave. Cuál negocio es más jugoso se sabrá a partir de enero de 2009. ¿La razón? Alineados con el Acuerdo de Basilea II, deberán presentar sus resultados de acuerdo a las Normas Internacionales de Información Financiera (IFRS), regla que unifica y transparenta los datos. “Habrá revelaciones importantes”, dice Enrique Aceituno, socio de Ernst &Young, en Santiago. Lo que más irrita a los banqueros es mostrar detalladamente la rentabilidad de cada línea de negocios. “Muchos se quejan de que van a quedar desnudos frente a la competencia”, dice un analista del sector. “Estamos conscientes que la conversión es un proceso complejo que puede afectar las estrategias empresariales”, dice Alejandro Alarcón, gerente general de la Asociación de Bancos, en Santiago, entidad que trabaja en la migración desde 2001. Quien pone rayos X sobre sus clientes ahora deberá aceptar los “rayos Basilea” sobre sus negocios.

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