Por César Reyna
El crimen perpetrado por los asesinos del peluquero Marco Antonio es un calco del atraco cometido en la película ‘As good as it gets (Mejor… imposible)’ aunque con diferente resultado. Por lo menos uno de los delincuentes debió haberla visto porque la modalidad y el número de participantes son los mismos. En la cinta, un reconocido pintor homosexual retrata a un muchacho que le roba varias cosas de valor. Éste último se encarga de dejar la puerta abierta del departamento para que ingresen un par de malandrines y luego coquetea con su anfitrión para distraerlo.
La escena descrita parece haber inspirado a Jorge Luis Glenni Ponce y sus cómplices pues repitieron el modus operandi. Además, por si fuera poco, la víctima en la vida real resulta ser rico y gay como el personaje de ficción que interpreta Greg Kinnear. Pero esas no son las únicas coincidencias pues el joven que posa para el pintor y Glenni Ponce se ganaban la vida como modelos.
La única diferencia entre la película protagonizada por Jack Nicholson y Helen Hunt y lo que pasó con Marco Antonio es que el artista no muere pero recibe una paliza que lo envía al hospital. Los que robaron al estilista seguramente no tenían la intención de matarlo, pero al ser descubiertos lo asesinaron para no ser identificados. Según la Dirincri, Glenni dejó abierta la puerta para que entre uno de los atracadores y esa actitud sospechosa es observada por Marco Antonio. Una cosa similar pasa en el filme ya que el pintor se percata de que sucede algo raro en otros ambientes de su departamento. Antes de investigar nota el nerviosismo de su visitante y percibe ruidos extraños en la sala. De ese modo sorprende y es sorprendido por dos rufianes que lo golpean hasta dejarlo inconsciente en el piso.
Según el parte policial, el estilista de la farándula se resistió y fue asfixiado por uno de los hombres que acompañaban a Glenni Ponce. La intención de estrangularlo surgió en el momento ya que improvisaron con el cable de una computadora, una camiseta de la “U” y una bolsa plástica transparente. No se trató, como especulaba, de un ajuste de cuentas ni tampoco de un crimen pasional o de un acto homofóbico como sostenían sus allegados o la prensa. El motivo fue mucho más simple, más vil y humano ya que fue por dinero.
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