Por César Reyna
La Sala Penal Especial de la Corte Suprema desestimó los descargos del reo Alberto Fujimori al momento de dictar sentencia. El órgano le aplicó la pena de 7 años y seis meses, la máxima establecida por la ley por el delito de peculado, por haber entregado fondos del Tesoro Público a su ex asesor de inteligencia. El desvío de 15 millones de dólares no fue restituido al erario, tal como sostuvo impecablemente la Fiscalía, porque el ex presidente devolvió otra cantidad equivalente al Estado (otros US$ 15 millones). Al tomar en consideración ese alegato la Sala descartó de plano las dos atenuantes de la defensa: la restitución tardía del monto y el soborno a Vladimiro Montesinos para desactivar un supuesto complot.
Ambos hechos no pudieron ser demostrados en el juicio pues el ex mandatario dijo que “encontró” los 15 millones en cuestión cuando inspeccionó las instalaciones del SIN en busca de Montesinos. La suma apareció ‘milagrosamente’ dentro en una de las oficinas, pero los billetes no eran de la misma denominación de los que fueron retirados del Banco de la Nación. Tampoco se dio crédito a la tesis del golpe de Estado que planeaba Montesinos pues bajo ese argumento se quiso ocultar que Fujimori lo ayudó a huir de la justicia. Así, la Corte determinó que Fujimori cometió otros dos hechos punibles: facilitar la fuga de Montesinos y devolver una cantidad inexplicable. Los 15 millones que reembolsó al fisco salieron de su patrimonio. Es probable que haya tenido que repatriarlos con ayuda de Víctor Aritomi, su cuñado y ex embajador del Perú en Japón, probable administrador del dinero que sacaba del país durante su mandato.
La versión ofrecida por Fujimori se cae por si misma pues no comunicó a la prensa el hallazgo de los US$ 15 millones cuando ingresó al SIN. En esa época tuvo oportunidad de hacerlo ya que exhibió ante los medios de comunicación las lujosas pertenencias de su socio y jefe de Inteligencia. Muchos deben recordar cuando mostró los relojes de oro y platino de Montesinos así como sus finos trajes, gemelos y corbatas importadas. Si el ex presidente quería demostrar que Montesinos vivía por encima de sus posibilidades económicas debió mencionar los 15 millones que supuestamente encontró. Si no lo hizo en ese momento fue porque estaba involucrado en el delito de peculado hasta la médula.
Además de los 7 años de prisión deberá pagar una reparación civil de 3 millones de soles, un millón más de lo solicitado por el fiscal Avelino Guillén. La pena se ajusta a la legalidad y a la dimensión de los hechos. Tras la lectura de sentencia Fujimori ha pedido la nulidad pero no hay posibilidad de que sea declarado inocente. Al haber reconocido la semana pasada los hechos; pero no su culpabilidad, concedió la victoria a la Fiscalía. Las pruebas en su contra eran demasiado contundentes como para tratar de rebatirlas. Si hubiera peleado este caso socavaría aún más su imagen y prolongaría su miseria moral.
La Sala Penal Especial de la Corte Suprema desestimó los descargos del reo Alberto Fujimori al momento de dictar sentencia. El órgano le aplicó la pena de 7 años y seis meses, la máxima establecida por la ley por el delito de peculado, por haber entregado fondos del Tesoro Público a su ex asesor de inteligencia. El desvío de 15 millones de dólares no fue restituido al erario, tal como sostuvo impecablemente la Fiscalía, porque el ex presidente devolvió otra cantidad equivalente al Estado (otros US$ 15 millones). Al tomar en consideración ese alegato la Sala descartó de plano las dos atenuantes de la defensa: la restitución tardía del monto y el soborno a Vladimiro Montesinos para desactivar un supuesto complot.
Ambos hechos no pudieron ser demostrados en el juicio pues el ex mandatario dijo que “encontró” los 15 millones en cuestión cuando inspeccionó las instalaciones del SIN en busca de Montesinos. La suma apareció ‘milagrosamente’ dentro en una de las oficinas, pero los billetes no eran de la misma denominación de los que fueron retirados del Banco de la Nación. Tampoco se dio crédito a la tesis del golpe de Estado que planeaba Montesinos pues bajo ese argumento se quiso ocultar que Fujimori lo ayudó a huir de la justicia. Así, la Corte determinó que Fujimori cometió otros dos hechos punibles: facilitar la fuga de Montesinos y devolver una cantidad inexplicable. Los 15 millones que reembolsó al fisco salieron de su patrimonio. Es probable que haya tenido que repatriarlos con ayuda de Víctor Aritomi, su cuñado y ex embajador del Perú en Japón, probable administrador del dinero que sacaba del país durante su mandato.
La versión ofrecida por Fujimori se cae por si misma pues no comunicó a la prensa el hallazgo de los US$ 15 millones cuando ingresó al SIN. En esa época tuvo oportunidad de hacerlo ya que exhibió ante los medios de comunicación las lujosas pertenencias de su socio y jefe de Inteligencia. Muchos deben recordar cuando mostró los relojes de oro y platino de Montesinos así como sus finos trajes, gemelos y corbatas importadas. Si el ex presidente quería demostrar que Montesinos vivía por encima de sus posibilidades económicas debió mencionar los 15 millones que supuestamente encontró. Si no lo hizo en ese momento fue porque estaba involucrado en el delito de peculado hasta la médula.
Además de los 7 años de prisión deberá pagar una reparación civil de 3 millones de soles, un millón más de lo solicitado por el fiscal Avelino Guillén. La pena se ajusta a la legalidad y a la dimensión de los hechos. Tras la lectura de sentencia Fujimori ha pedido la nulidad pero no hay posibilidad de que sea declarado inocente. Al haber reconocido la semana pasada los hechos; pero no su culpabilidad, concedió la victoria a la Fiscalía. Las pruebas en su contra eran demasiado contundentes como para tratar de rebatirlas. Si hubiera peleado este caso socavaría aún más su imagen y prolongaría su miseria moral.
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