miércoles, 30 de agosto de 2006

¿HUMO BLANCO?

No, de ninguna manera salió humo blanco desde la sede de la PCM ni se fumó la pipa de la paz; todo lo contrario, pues los problemas de fondo todavía subsisten y sólo se retornó a aquel momento en el que las partes aùn no habían radicalizado sus posiciones. Lo que sí se logró fue cierta tranquilidad tanto para la región como para el país.

La primera etapa ya fue superada al comprometerse los actores (Yanacocha y la comunidad de Combayo) a dejar de lado sus posturas extremas. Esto implica que el Gobierno ha abandonado, en parte, su rol como mediador y facilitador del diálogo para convertirse en un agente solucionador del conflicto, esto es, en un neto conciliador. Lo cual supone que de ahora en adelante sus responsabilidades serán mucho mayores, ya que no sólo estará encargado de la conducción de las negociaciones sino también de proporcionar soluciones ingeniosas. En otras palabras, la pelota está en su cancha. Y no es una pelota cualquiera de la cual pueda deshacerse fácilmente pasándola a la oposición o tirándola afuera. No, ahora tiene que encarar y definir qué es lo què va a hacer para llevar la bola al arco contrario y anotar. La metáfora puede ser ilustrativa para describir o ejemplificar el momento que se vive, en estos precisos instantes, en Palacio de Gobierno y en la PCM. De aquí en más no podrán olvidarse ni omitir la problemática minero-campesina y tendrán que presentarle a la nación una solución concreta, realista y definitiva, eso si queremos atraer más inversiones mineras.

La presente coyuntura se revela dramática, tanto para el paìs como para el Gobierno, y de cómo la aborde y resuelva este ùltimo, dependerá, y en gran parte, nuestra estabilidad política y social.

No nos olvidemos de que además tenemos próximas unas elecciones regionales y municipales. En las cuales seguramente uno de los temas de campaña serán las tirantes relaciones minero-comunitarias. Dichos problemas serán, sin lugar a dudas, materia del discurso y propaganda de las huestes nacionalistas de Humala, quien podría reaparecer con mucha fuerza para la campaña que se avecina. Se descuenta desde ya su participación en mítines cuando tenga que presentar a sus candidatos a la población. Se hace menciòn de todo esto, dado que el movimiento humalista triunfó en muchas regiones—en la mayoría de ellas—y se presume que obtenga una victoria aplastante, si nos atenemos a las altas votaciones que obtuvo en las elecciones presidenciales de junio pasado. Esto sumado al hecho de que los demás partidos o movimientos políticos tienen escasa popularidad y representación en el interior. Así, la mesa estaría servida de antemano y cuenta con un solo comensal o invitado. De ahí la preocupación aprista por ganarse rápidamente a los más necesitados mediante proyectos como sierra exportadora, la Zona Franca de Puno, el Fondo para la Igualdad dotado con recursos comprometidos por las mineras, etc.

El interés del Gobierno es tratar de arrebatarles la mayor cantidad de regiones y municipios posibles a sus contrincantes humalistas. Esto con el fin de evitar que dichos gobiernos se conviertan focos de futura desestabilización política e insubordinación. Un serio revés para el Apra en esos comicios supondría dar marcha atrás en el proceso de regionalización del país, ya que no es de esperar que se transfieran mayores competencias y fondos a las regiones si estas se encuentran en manos nacionalistas. El Apra trataría a como de lugar de debilitarlos, sabotearlos si es posible como hizo Fujimori cuando la Alcaldía de Lima le era renuente al estar en manos de la oposición.

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