lunes, 28 de agosto de 2006

¿Volver a la Constituciòn del 79?

En esta semana, concretamente el martes, se inicia el debate para ver si se retorna o no a la Constitución Hayista. Veo con mucha preocupación esta posibilidad ya que ni reformada es buena, es más, esa Constitución fue la que generó mayor inestabilidad política, social y económica como ninguna otra que hayamos tenido en el pasado. Y si bien fue fruto del consenso de la mayoría de las fuerzas políticas de ese entonces, recordemos nomás que se dio en plena dictadura militar. Así que su origen histórico no fue para nada puro ni sacrosanto como lo pintan algunos trasnochados de hoy como Valle Riestra, dado que fue la carta con la que negociaron su salida los uniformados demagógicos que nos gobernaron durante más de una década. De esta manera se aseguraron una transición pacifica, sin juicios, investigaciones ni cuestionamientos durante su permanencia en el poder por parte de la clase política, la prensa y los empresarios. Es decir, todos se hicieron de la vista gorda a cambio de contentarse con una Constitución que les permitiera (a la èlite polìtica) plasmar gran parte de su ideario político con el fin de "marcar" al país como lo hace cualquier ganadero con sus reses, es decir, como si se fundarà genéticamente en ellos o fuera una suerte de propiedad suya.

La idea de los militares de esa época era que su proyecto no se desbaratará de la noche a la mañana, ya que siendo de corte socialista la dictadura de Velasco Alvarado, dicha Constitución representaría en la práctica un suerte de prolongación de la misma (de la tiranía), con el objetivo, como lo mencioné más adelante, de que no se plantee, por ejemplo, el inicio de investigaciones judiciales o procesos que lleven a los tribunales a muchos militares por la conculcación de los derechos ciudadanos y universales, en otras palabras, por sus excesos y atropellos contra la vida, la integridad física, la propiedad, la libertad de expresión, la persecución, etc. Esto quiere decir que no tuvo el tan mentando origen democràtico o popular como muchos sostienen.

De modo que volver a la Constitución anterior supone avalar una serie de hechos nefastos con los cuales estamos en desacuerdo. Su retorno implica hacernos los ciegos otra vez, en cuanto a materia de Derechos Humanos se refiere, pero también tornarnos invidentes ante todo el mal que causó en manos de un García irreflexivo. Basta recordar nomás que dicha "ley de leyes" allanó el camino de García para hacer todo lo que hizo en materia económica, porque esa Constitución lo facultaba a intervenir en la economía del país, tanto a nivel micro como macro. De ahí que gran parte de su articulado represente una seria amenaza para la estabilidad que necesitamos, puesto que deja mucho de su contenido, a ser desarrollado por la subjetividad del gobernante. Es decir, que queda en manos de éste el hecho de determinar qué se entiende por "bien común", "interés social", "función social de apoyo", etc*. Conceptos que a todas luces son imprecisos por sí mismos, y requieren de precisiones por parte del Presidente o del Congreso. Los conceptos anteriormente aludidos, son peligrosos en el sentido de que de no ser observados por los gobernados, esto es, empresarios y cualquiera que realice alguna actividad económica relevante, se es pasible de ser intervenido por el Estado si es que su actuación no está enmarcada por aquello que la clase política dice que es o debería ser el "bien común", "interés social", "función social de apoyo", etc. En otras palabras, sería como abrir de nuevo la caja de Pandora a la arbitrariedad y el descontrol.



* Al definir el contenido de una serie de conceptos constitucionales, el Presidente de la Repùblica se convierte en una especie de supremo intèrprete de la Constituciòn. Usurpando funciones propias del Tribunal Constitucional, dado que este òrgano es el ùnico que goza de dicha prerrogativa conjuntamente con todos los demàs magistrados de la naciòn, a travès del ejercicio de la jurisprudencia.

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