jueves, 12 de octubre de 2006

If The Death Could Talk.............How Many iraqi People have Died in Iraq?

Dada la violencia en Irak, la cantidad de civiles muertos es tan alarmante como incierta, de ahí que no nos sorprenda que se aventuren cifras que sobrepasen el medio millón de bajas desde que EE.UU. invadió ilegalmente ese país.

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Según un estudio realizado por investigadores de la Universidad estadounidense de Johns Hopkins unas 655,000 personas han muerto desde que se iniciaron las hostilidades en marzo de 2003. Dicho informe multiplica varias veces las cifras que manejaba la Casa Blanca y otras organizaciones no gubernamentales.

Más allá de ser cierta o no (esa cifra), lo concreto es que la violencia sí se ha incrementado y con creces. Diariamente se encuentran cadáveres enterrados en fosas comunes con signos de tortura. A esto se suma nuevas denuncias por vejámenes sufridos en las cárceles iraquíes y un informe de la ONU que detalla que el número de detenidos en el país, sin contar el Kurdistán, ha vuelto a aumentar hasta un total de más de 35.500 encarcelados tras un discreto descenso registrado en mayo y junio de este año.

La ONU también ha reportado con preocupación que probablemente cien personas o tal vez 150 estén muriendo diariamente a causa de la guerra civil sectaria entre musulmanes chiíes y suníes, que se agrava e intensifica continuamente, y de los enfrentamientos contra las tropas estadounidenses.

Los incrementos en estos indicadores (número de muertos y el aumento de detenidos) son consecuencia natural, como lo hemos mencionado más adelante, de la espiral de violencia desatada por la presencia de tropas norteamericanas en la región. Esta aseveración es respaldada por las recientes encuestas que reflejan el malestar hacia la ocupación. Una de éstas, elaborada de la Universidad de Maryland, indica que la oposición iraquí a la incursión estadounidense está creciendo pues seis de cada diez iraquíes aprueban los ataques contra soldados estadounidenses. Asimismo, casi cuatro de cada cinco iraquíes considera que las fuerzas estadounidenses en Irak hacen más por provocar la violencia que por impedirla. En concreto, una sólida mayoría de chiíes y suníes aprobaron los ataques, según el estudio.

Por su parte, el Departamento de Estado también ha realizado sondeos que han arrojado resultados similares a los de esta investigación privada. La encuesta del primero descubrió que dos tercios de los iraquíes apoyan una retirada inmediata.Eso hará que Irak sea más seguro y disminuya la violencia sectaria”, comentó uno de los entrevistados.

A pesar de que los hallazgos son tan contundentes, los funcionarios norteamericanos sólo atinan a contemplarlos con su habitual miopía cuando les son adversos. Sean McCormack, portavoz del Departamento de Estado, a raíz de estos datos señaló “lo que escuchamos de los representantes gubernamentales y de otras evidencias anecdóticas de lo que se oye de los iraquíes es que los éstos aprecian nuestra presencia allí".

Por otro lado, existen otros indicadores que calculan el total de desplazados por conflicto. En este caso las cifras que se bajaran son tan inquietantes como las utilizadas para cuantificar el número de asesinados en la pos guerra. Según fuentes iraquíes, 3.800.000 iraquíes han llegado a Siria y se han asentado principalmente en Damasco y Alepo. Más de dos millones han llegado a Jordania.

El ministro iraquí de Emigrantes y Desplazados, Abdulsamad Sultán, aun cuando maneja cifras menos abrumadoras ha manifestado que “más de 1.250.000 iraquíes han abandonado Irak por la violencia que azota al país”.

Con estos desplazamientos y movilizaciones de grandes grupos humanos se está reconfigurando demográficamente a Irak. Lo cual podría favorecer los supuestos intentos de reorganizar el país, esto es, dividirlo. Así lo cree Abdel Aziz al-Hakim, dirigente shií del Consejo Supremo de la Revolución Islámica en Iraq, “esto no parece ser un acto de liberación, especialmente si se tiene en cuenta los continuos intentos de separar al país”, haciendo un llamamiento a un sistema federal en el sur y centro de Irak.

Al parecer EE.UU. está utilizando Irak como el andamiaje para rediseñar el mapa de la zona ( para eliminar las fronteras establecidas por los acuerdos de Sykes-Picot de 1916).

Para cesar estas migraciones forzosas, el primer ministro Nuri al Maliki ha elaborado un " plan de reconciliación nacional " que le será difícil implementar dada la creciente animadversión entre las facciones musulmanas y una presencia estadounidense que exacerba aún más los ánimos.

Un hecho que agrava todavía más la situación es que según el Comité para los Refugiados e Inmigrantes de EE.UU., el 40% de todos los profesionales iraquíes ha migrado hacia otros países limítrofes. Con una cifra semejante, es casi imposible poder llevar a cabo el plan del primer ministro pues gran parte de su capital humano se halla más allá de sus fronteras y resultará muy difícil convencerlos para su retorno. La dificultad subyace en que sin los suficientes profesionales, ni el aparato estatal ni productivo iraquí podrá funcionar. Sin ellos los servicios básicos colapsarán como de hecho ya lo están haciendo, en especial los asistenciales.

Mientras sucede todo esto, muchos iraquíes se preguntan: ¿dónde están los estadounidenses? Los iraquíes que solían expresar que estaban contra la ocupación de EE.UU. pero que al menos su presencia impedía que se desate la guerra civil; ahora piensan que la guerra civil ha empezado a pesar de su presencia.


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