domingo, 5 de noviembre de 2006

Midterm Elections: The Times They Are a-Changin

Los tiempos están cambiando, esperemos que para bien. Se siente, como en la canción del poeta-profeta Bob Dylan, que algo nuevo avecina y aunque tal vez los republicanos pierdan, es pronto para cantar victoria pues en los próximos años los demócratas tendrán que realizar o exigir cambios para hacer la diferencia.
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George Bush dirige Estados Unidos como cualquier mandatario latinoamericano promedio o de nuestro lamentable pasado, es decir, como su feudo, o, en su caso particular, como su rancho.
Es alarmante que la primera potencia del mundo sea gobernada por un presidente cuyo nivel se equipara al de un país en vías de desarrollo. Si nos fijamos bien, el “dignatario” norteamericano posee casi todos los males y vicios típicos de los líderes sudamericanos pues es mentiroso, estrecho de ideas y megalómano. Bueno fuera que la lista de defectos e incompetencias terminara ahí; pero no, son muchas más, y la más preocupante de todas es la de gobernar para sí, sin reparar en licitud o moralidad de los medios. Desvirtuando lo dicho hace más de un siglo por el mejor presidente republicano de todos los tiempos: Abraham Lincoln, quien señaló que "la democracia es el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”. Lo peligroso de esta forma de administrar los asuntos públicos de una nación es que su mal ejemplo puede llegar a ser imitado por algún gobernante presente o futuro. El fundamento de esto radica en que las Administraciones de EE UU han sido modelos o paradigmas de gobiernos bajo los que los demás Estados orientan su gestión interna y su política exterior. La relatividad moral impuesta por la Casa Blanca contradice el legado de una serie de administraciones ejemplares como la de Franklin Delano Roosevelt o Bill Clinton, sin ir más lejos.

Gracias al mal ejemplo republicano, el presidente ruso, Vladimir Putin, puede actuar con toda la impunidad con la que lo hace porque no existe un contrapeso ético en la Casa Blanca. Así, el conflicto en Chechenia, la represión a los periodistas disconformes o rivales políticos quedará enterrado en el olvido, toda vez que el accionar de Bush y su entorno tácitamente autoriza y promueve este tipo de conductas. Tampoco debería extrañarnos que existan ahora serios desafíos a la seguridad pues la prueba nuclear en la península coreana y el programa atómico iraní son resultado de la aplicación de la tesis de la guerra preventiva, cuya respuesta natural a ésta ha sido la nuclearización preventiva.

La pésima Administración Bush ha generado un sinnúmero de anticuerpos alrededor del globo y ya no son individuos, organizaciones de derechos humanos o rivales políticos quienes critican con dureza a los republicanos sino otros Estados, y no estamos hablando de Irán, Venezuela, Cuba, Corea del Norte o Siria, países que mantienen una clara y antigua enemistad con los EE. UU. sino pueblos que tradicionalmente respaldaban las iniciativas de Washington, principalmente del Tercer Mundo. La prueba de este descrédito se materializa en el escaso apoyo que obtuvo el candidato del Departamento de Estado: Guatemala, para acceder a un puesto en el Consejo de Seguridad. Las dificultades que enfrentó este aspirante a la segunda instancia más importante de la ONU, se debió en parte al rechazo que causan las políticas antiterroristas e inmigratorias de EE. UU. en la comunidad internacional. El desprestigio no es gratuito pues obedece a esta manera actuar sin pensar demasiado en las consecuencias. Así, a los desaciertos en Irak, se suman los cometidos en materia económica pues a estas alturas es evidente que el "sueño americano" nunca ha estado tan lejano desde la Gran Depresión de 1929. Lo paradójico es que las cifras macroeconómicas son buenas dado que reflejan un crecimiento pero éstas no se sienten en los ciudadanos. Según el editorial de hoy del diario "El País" de España “si bien la economía ha seguido creciendo, ni las clases medias ni las bajas se han beneficiado de ello. La renta familiar media disponible es hoy menor que cuando Bush fue elegido en 2000”.

Las que aumentado sus ingresos; en cambio, han sido las empresas, los especuladores bursátiles y los ricos. En resumen, el Partido Republicano ha logrado replicar el fenómeno que experimenta la mayoría de economías latinoamericanas, es decir, crecimiento económico sin bienestar para la población o sin reflejo en la mayoría de consumidores. Luego de apreciar estos datos podemos afirmar que un gobernante que deja un país igual que lo encontró ha traicionado políticamente a su electorado, y lo que es peor, ha fulminado sus esperanzas, socavando con ello su confianza en el futuro y en el progreso de la nación. Durante décadas el motor de la economía norteamericana ha sido su clase media y sabiendo que sus expectativas sobre el porvenir no pasan por su mejor momento, tememos que su desconfianza se traduzca en un menor consumo e impulso. Esta corroborado que las expectativas juegan un papel fundamental sobre las decisiones de consumo y la inflación, entre otras variables, según los trabajos del último Premio Nobel de Economía, Edmund Phelps.

Lo hecho por la Administración Bush representa también una nefasta herencia para el ejercicio de los derechos humanos pues recientemente aprobó una ley que autoriza la tortura, sin dejar de lado, desde luego, el retroceso en materia ambiental que suponen las políticas de la Casa Blanca, quien se rehúsa disminuir las emisiones de gases causantes del efecto invernadero, privilegiando industrias contaminantes como la del acero, etc. Es claro que este partido sólo gobierna para una minoría a costa de hipotecar el futuro ecológico del planeta.

Tan desastrosa ha sido la gestión republicana que el New York Times no recomienda a ningún candidato de este partido para las justa de Conneticut y más bien considera necesario, y hasta imperativo, votar por un demócrata en estas elecciones de medio termino. Las objeciones que el prestigioso diario endosa a los republicanos se basa en que éstos han realizado un “mal trabajo en lo básico”, a decir del periódico “las reducciones de impuestos han afectado el presupuesto, paralizado a la clase media y puesto en peligro el crecimiento a largo plazo”, como ya denunciamos en párrafos anteriores. “Además se han negado a adoptar políticas que minimicen el impacto ambiental de las industrias pesadas y han obrado pobremente en lo concerniente a limitar o reducir la dependencia norteamericana por el petróleo extranjero”. También los acusan de “actuar a espaldas de la oposición y de buscar solamente su perpetuación en el poder”.

Si Maquiavelo, padre de la teoría política, viviese, seguramente discreparía de la forma en que Bush lleva su gobierno ya que el dijo que “era preferible ser odiado a ser amado” pero no “detestado”. Existe pues una enorme diferencia entre el “odio”, como el pensador florentino lo entendía, y el ser “detestado” o “aborrecido”. Y más aún en estos tiempos, pues existen canales democráticos que permiten revocar la confianza a un mandatario a través de su no reelección o no votar simplemente por miembros de su agrupación para un puesto en el Congreso. El “odio”, para el autor de “El Príncipe”, se equipara al temor que representa la figura del soberano sobre sus súbditos, que hace que éstos le obedezcan y no consideren posibles confabulaciones por miedo. El temor hace poderoso al príncipe pues con ello logra controlar y dirigir las voluntades de sus gobernados; caso distinto es el del “aborrecimiento”, ya que es causado no por las virtudes del monarca sino por su vileza y debilidades. En el fondo se origina por rasgos propios del carácter de la autoridad o por actos continuos que ofenden al pueblo y denigran su condición. Debe saberse que Maquiavelo no pregonaba un modelo de príncipe tiránico; sino uno que tratase de ser justo y respetuoso de las inquietudes de sus dirigidos. Para él era preferible ganarse el favor del pueblo por medio de la convicción de éste que por la fuerza.

Nada resulta más ajeno a los postulados maquiavélicos que el modo de proceder de la actual Administración republicana, sobre todo si el fin último de un gobierno se limita a tratar de conservar el poder.

1 comentario:

Anonymous dijo...

- EL ARTE DE LA ESTRATEGIA -

“El que gana un combate es fuerte, el que vence antes de combatir es poderoso. La verdadera sabiduría es vencer sin combatir.”

MAQUIAVELO, SUN TZU, 36 ESTRATEGIAS CHINAS, TRUCOS PSICOLOGICOS, COMO SEDUCIR, MAESTRIA SEXUAL…

http://www.personal.able.es/cm.perez/

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