Increíble informe había sido mantenido en secreto. The Guardian, lo saca a la luz.
por AméricaEconomía.com
Los biocombustibles han provocado que los precios de los alimentos se hayan elevado en un 75% en todo el mundo, dice un informe confidencial del Banco Mundial (BM) difundido por el diario británico 'The Guardian'.
El informe concluido en abril y que hasta ahora se había mantenido en secreto, consigna que el precio de una cesta de alimentos examinados por los encargados del estudio aumentó un 140% entre el año 2000 y febrero último y el encarecimiento de la energía y de los fertilizantes sólo contribuyó en un 15% de ese aumento, mientras que un 75% correspondió a los biocombustibles.
Esto último se debe a tres factores: en primer lugar, buena parte de la producción de cereales se ha dedicado a combustibles en lugar de a alimentos. Así, más de un tercio del maíz estadounidense se utiliza actualmente para producir etanol y más de la mitad de los aceites vegetales en la UE se destinan a producir biodiesel.
En segundo lugar, se ha animado a los agricultores a dedicar una superficie mayor a la producción de biocombustibles y todo ello ha desencadenado además, la especulación financiera en torno a los cereales, lo que ha contribuido a elevar aún más los precios.
El informe precisa, sin embargo, que los biocombustibles derivados de la caña de azúcar, una especialidad de Brasil, no han tenido un impacto tan fuerte como los del maíz y otros productos.
"Está claro que algunos biocombustibles tienen un enorme impacto en el precio de los alimentos, comentó anoche el ex principal asesor científico del gobierno británico, David King.
"Al apoyar a los biocombustibles subvencionamos los incrementos de precios de los alimentos sin hacer nada a favor del cambio climático", denunció King.
El informe, concluido en abril, explica además que "el rápido crecimiento de la renta en los países en desarrollo no se ha traducido en un fuerte aumento del consumo de cereales y no ha contribuido de modo importante a la subida de precios".
"Sin el incremento de (la demanda de) biocombustibles, las reservas mundiales de trigo y maíz no habrían caído sensiblemente y los aumentos de precios debidos a otros factores habrían sido moderados", explica el análisis.
El documento confidencial del Banco Mundial llega en un momento crítico para las negociaciones multilaterales sobre la futura política mundial en materia de combustibles, entre otras razones, porque la carestía de los alimentos será uno de los temas que se tratará en la cumbre de países industrializados (G8) que se celebra la próxima semana en Hokkaido (Japón).
Brasil apuesta por agricultura familiar. Brasil intentará disminuir los precios de sus alimentos con incentivos para que la pequeña agricultura familiar aumente su producción en 18 millones de toneladas los próximos tres años, dijo este viernes el ministro de Desarrollo Agrario, Guilherme Cassel.
En una entrevista con periodistas radiales brasileños, el secretario de Estado confirmó que para eludir los efectos de la crisis mundial por el alza en el precio de los alimentos, el gobierno invertirá este año 13.000 millones de reales (US$8.074,5 millones) en créditos para agricultores familiares para garantizar ese aumento productivo.
La inversión forma parte de un paquete crediticio por 78.000 millones de reales (US$49.000 millones) para financiar la producción agrícola este año.
"Queremos colocar esos recursos en el mercado para producir más", explicó Cassel. "El corazón del plan de cosecha es ayudar a toda la sociedad brasileña a enfrentar esta crisis por los precios de los alimentos", agregó Cassel, quien recordó que mientras "en el mundo entero el precio de la canasta básica creció 83%, en Brasil creció 25%".
Esta menor inflación en los alimentos brasileños, explicó Cassel, tiene como causa la fuerza de la agricultura familiar, que es responsable de 70% del consumo diario del país. Para ello insistió en la necesidad de alcanzar cosechas mayores cada año. "La palabra de orden en la agricultura familiar es producir, producir, producir", concluyó Cassel.
El informe concluido en abril y que hasta ahora se había mantenido en secreto, consigna que el precio de una cesta de alimentos examinados por los encargados del estudio aumentó un 140% entre el año 2000 y febrero último y el encarecimiento de la energía y de los fertilizantes sólo contribuyó en un 15% de ese aumento, mientras que un 75% correspondió a los biocombustibles.
Esto último se debe a tres factores: en primer lugar, buena parte de la producción de cereales se ha dedicado a combustibles en lugar de a alimentos. Así, más de un tercio del maíz estadounidense se utiliza actualmente para producir etanol y más de la mitad de los aceites vegetales en la UE se destinan a producir biodiesel.
En segundo lugar, se ha animado a los agricultores a dedicar una superficie mayor a la producción de biocombustibles y todo ello ha desencadenado además, la especulación financiera en torno a los cereales, lo que ha contribuido a elevar aún más los precios.
El informe precisa, sin embargo, que los biocombustibles derivados de la caña de azúcar, una especialidad de Brasil, no han tenido un impacto tan fuerte como los del maíz y otros productos.
"Está claro que algunos biocombustibles tienen un enorme impacto en el precio de los alimentos, comentó anoche el ex principal asesor científico del gobierno británico, David King.
"Al apoyar a los biocombustibles subvencionamos los incrementos de precios de los alimentos sin hacer nada a favor del cambio climático", denunció King.
El informe, concluido en abril, explica además que "el rápido crecimiento de la renta en los países en desarrollo no se ha traducido en un fuerte aumento del consumo de cereales y no ha contribuido de modo importante a la subida de precios".
"Sin el incremento de (la demanda de) biocombustibles, las reservas mundiales de trigo y maíz no habrían caído sensiblemente y los aumentos de precios debidos a otros factores habrían sido moderados", explica el análisis.
El documento confidencial del Banco Mundial llega en un momento crítico para las negociaciones multilaterales sobre la futura política mundial en materia de combustibles, entre otras razones, porque la carestía de los alimentos será uno de los temas que se tratará en la cumbre de países industrializados (G8) que se celebra la próxima semana en Hokkaido (Japón).
Brasil apuesta por agricultura familiar. Brasil intentará disminuir los precios de sus alimentos con incentivos para que la pequeña agricultura familiar aumente su producción en 18 millones de toneladas los próximos tres años, dijo este viernes el ministro de Desarrollo Agrario, Guilherme Cassel.
En una entrevista con periodistas radiales brasileños, el secretario de Estado confirmó que para eludir los efectos de la crisis mundial por el alza en el precio de los alimentos, el gobierno invertirá este año 13.000 millones de reales (US$8.074,5 millones) en créditos para agricultores familiares para garantizar ese aumento productivo.
La inversión forma parte de un paquete crediticio por 78.000 millones de reales (US$49.000 millones) para financiar la producción agrícola este año.
"Queremos colocar esos recursos en el mercado para producir más", explicó Cassel. "El corazón del plan de cosecha es ayudar a toda la sociedad brasileña a enfrentar esta crisis por los precios de los alimentos", agregó Cassel, quien recordó que mientras "en el mundo entero el precio de la canasta básica creció 83%, en Brasil creció 25%".
Esta menor inflación en los alimentos brasileños, explicó Cassel, tiene como causa la fuerza de la agricultura familiar, que es responsable de 70% del consumo diario del país. Para ello insistió en la necesidad de alcanzar cosechas mayores cada año. "La palabra de orden en la agricultura familiar es producir, producir, producir", concluyó Cassel.
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