Velasco, el presidente peruano más importante del s.XX
Blog de Fabber no duerme hace una interesante remebranza.
(FABBER).- 40 años después del golpe militar de Juan Velasco Alvarado y con ese frío con que la historia va congelando las pasiones que se alejan en el tiempo, cada vez me quedan menos dudas acerca de calificar este gobierno dictatorial como el más importante en el Perú del siglo XX.
Inicialmente iba a titular este post como "Velasco, el mejor y el peor presidente del siglo XX", pero realmente ese arranque de ying/yang iba a resultar forzado e injusto con el primer período de Alan García (1985 - 1990) que fue decididamente el peor gobierno de ese siglo, ya que Velasco dejó un problema económico de largo aliento resolviendo en parte un problema social mucho más enraizado en el tiempo, y García nos dejó en la ruina gratis.
Sin lugar a dudas, con los lentes de una visión donde el respeto del sistema democrático es el valor con el que medimos y calificamos a priori cualquier período de gobierno, Velasco es un dictador (y sui géneris militar de izquierda) antes que nada. Carente de la crueldad de Odría o Sánchez Cerro, tampoco permitió que el sistema de equilibrio de poderes corriera siquiera a media máquina como sucedió en los gobiernos autocráticos de Leguía y Fujimori, que también reformaron el Estado, pero no en el grado radical de Velasco. Junto con éstos dos últimos, Velasco reforzó la idea en el subconciente peruano que solo una mano firme es capaz de cambiar el estado de cosas hacia un objetivo idealizado. Lamentablemente para la institucionalidad democrática peruana, los escasos gobiernos derivados de este sistema en el anterior siglo fueron como mucho mérito, malos o lograron ser los peores (Billinghurst, Bustamante, el sobredimensionado y mediocre Belaúnde, o el consensualmente apocalíptico García de los 80s), lo que dio siempre carta blanca para el desmembramiento sucesivo de instituciones que intentaban germinar una semilla democrática en un pueblo carente por tradición de ella.
Me centraré solo en mi razón principal: Velasco, heredero de un pensamiento incubado en los sectores académico-militares, llevó a cabo un práctico pachacuti (resumiendo: mundo patas arriba dentro de la tradición prehispánica) en la imperante estructura social con la Reforma Agraria . "La tierra para el que la trabaja" fue el lema que abolió la mayoría de extensos latifundios, golpeó de muerte a añejos tiranuelos de muchas haciendas y condujo a grandes masas del campesinado indígena fuera de una situación casi feudal de servidumbre.
Por esa sola medida, Velasco hizo mucho más que quizá todos los demás presidentes juntos en su siglo. A mediano plazo eso fue lo que salvó al Perú de las manos de un movimiento como Sendero Luminoso, forjado para triunfar en un país prevelasquista, donde muy probablemente hubiera ganado un considerable apoyo no sólo en el campo sino en la ciudad en los 80s, de no haberse resuelto la situación previa. Con ese apoyo, SL quizá no hubiera tenido que demostrar la fría crueldad que incubaba en sus entrañas y que tuvo que manifestar prematuramente para sojuzgar pueblos de campesinos sumidos en la miseria pero con unas ovejas y una chacra que ahora les pertenecía. Un probable triunfo de SL hubiera conducido a la tabula rasa que ellos planeaban para el Estado, y que no tenía espejo ni en la URSS, Nicaragua, Cuba o Vietnam, sino en la Camboya de Pol Pot y la época más sangrienta del maoísmo, aquella de la Revolución Cultural.
A largo plazo dio un vuelco a la situación de racismo imperante. La ola iba absolutamente en contra desde que tras el fracaso de la rebelión de Túpac Amaru II a finales del s.XVIII, el virreinato español decidiera la demolición de la aristocracia indígena y la extinción de sus clases educadas, condenando con ello a la identificación de los razgos indígenas solo con el peón y el siervo, cuya menor proporción en la sangre aseguraba puestos sociales y de mando más altos dentro de una estratificada pirámide de "choleo" desde el más blanco hasta el más indio.
No fue gratuita la adopción de Túpac Amaru como símbolo del "Gobierno Revolucionario". Se exacerbaron patrones nacionalistas contrapuestos a la "alienación extranjera", lo que a la luz de la historia nos parece exagerado y a veces ridículo (el veto a Santana, el exilio de Santa Claus entre muchos ejemplos), pero que se tiene que entender en su contexto, casi como una ley física en la que a toda acción corresponde una reacción en el sentido opuesto. El indigenismo manifestado en décadas previas floreció en una exaltación del incario, del chullo y el poncho, de la música andina y de muchos razgos con los que se procuraba con mucha intención pero en ocasiones poco efectividad, reinvindicar una cultura despreciada por siglos. El Perú del s.XXI sigue siendo racista, pero gracias a Velasco, no en la medida que vivieron muchos de nuestros padres o abuelos en los 50s o 60s, y con una situación de evolución positiva a futuro según Martín Tanaka, donde sin embargo, según Jorge Bruce, el racismo se asolapará y sufrirá transformaciones para no desaparecer y sobrevivir como un virus endémico por mucho tiempo.
Ciertamente la Reforma Agraria no solo quebró el espinazo a numerosos terratenientes y destruyó a la vieja oligarquía (cuyo vacío fue llenado inexorablemente por una nueva clase dominante, pero aún mutante y poco afín a una definición corta) sino que a la vez destruyó diversas haciendas con modelos de producción ejemplar, donde ya no existía el feudalismo y donde el trabajador contaba con muchas ventajas y seguridades que aún no recupera tras el velascato. Este verdadero huracán arrasó con la estructura productiva previa en el país e instaló una burocracia enorme y costosa para el manejo centralizado estatal. El Gobierno Revolucionario apostó que la destrucción de los viejos esquemas de producción en el campo serían sustituídos exitosamente por unas más efectivas propiedades cooperativas y estatales, pero la apuesta falló estrepitosamente y como resultado la economía del Perú cayó bajo el umbral previo al gobierno de Velasco por casi 30 años.
El cercenamiento de la libertad de prensa y el sobreendeudamiento por la compra abundante de pertrechos militares para una hipotética guerra con Chile para recuperar Arica muchas veces ayudan a completar el cuadro del que para muchos es un gobernante nefasto. Pero a pesar de ello, e incluso del estrepitoso fracaso económico, no puedo contar con visiones ucrónicas de qué hubiera pasado si Belaúnde hacía su propia reforma agraria de no haber sido derribado (la cual, conociendo la trayectoria de FBT, quizá solo hubiera sido un gesto simbólico en vez del terremoto velasquista) porque incluso en ese caso, el bloqueo aprista-odriísta u otras coaliciones hubieran ejercido peso en el juego de poder para retrasar indefinidamente las reformas. Dadas estas premisas me puedo atrever a decir que, con todos los problemas económicos que legó y a pesar de haber gobernado como un indeseable dictador, vivimos en un país mejor por las medidas que en su momento, tomó Velasco Alvarado.
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1 comentario:
estoy de acuerdo contigo y lamentablemnte la porqueria de bermudez no le declaro la guerra a chile, el tiempo le dio la razon.
viva velazco
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