Para probar la culpabilidad de Fujimori se utilizó un procedimiento similar al que emplean los astrofísicos y matemáticos para demostrar la existencia de una entidad cósmica. No es que los magistrados que lo condenaron en primera instancia hayan usado complejas ecuaciones matemáticas, sino la teoría del 'dominio del hecho' para determinar que el autócrata en cuestión fue autor mediato de dos matanzas y dos secuestros. Esta teoría señala que Fujimori conocía y tenía participación activa en los hechos que involucran aunque no haya dado órdenes expresas o apretado el gatillo. Su crimen no se podía demostrar realizando una reconstrucción de hechos porque no se trataba de un delito vulgar, sino uno de gran envergadura, de Estado.
Ciertamente no hay testimonios de peso –salvo el del ex agente del desactivado Grupo Colina, Julio Chuqui Aguirre, quien aseguró que vio a Fujimori coordinar con Montesinos (en privado) las órdenes que luego serían impartidas al comando de exterminio- ni documentos en los quede fijada su responsabilidad –excepto por informes desclasificados de la inteligencia estadounidense en los que se afirma que el ex presidente estaba al tanto de la actividad delictiva de Colina.
La manera de probar ha sido atípica porque la organización criminal que los cometió ocultó y destruyó miles de pruebas directas (recordar que, conforme a la declaración de Rafael Merino Bartet, asesor político de
A muchos no les ha quedado clara la culpabilidad del ex mandatario por dicha razón, incluyendo a quien escribe estas líneas, pero a medida que he profundizado mi análisis de la sentencia he descubierto que había prueba suficiente, a pensar de ser indirecta e indiciara, para condenar a Alberto Fujimori a 25 años de prisión. El hecho que no se pueda saber a ciencia cierta si Fujimori dio las órdenes para ejecutar las masacres de Barrios Altos y
Hasta ahora nadie sabe de qué está hecha la materia oscura que rodea al universo, pero sabemos que existe –y que duda cabe- porque ejerce fuerza gravitacional sobre la masa (galaxias, nubes de gas y polvo intergaláctico, estrellas, planetas, etc.). Nadie tampoco ha podido observarla directamente ni precisar su densidad, pero sabemos que está afuera como una mantra que lo cubre todo. Es invisible para nuestros sentidos, dispositivos y sensores; y sin embargo puede inferirse su existencia partir de los efectos que causa sobre la materia visible (de la que estamos compuestos nosotros y el resto de la masa del cosmos). Así y todo, aunque el tribunal no basó su fallo en pruebas directas, encontró una manera de convencerse mediante las acciones y omisiones del procesado. Es decir que la conducta de éste durante el periodo que le tocó gobernar condujo a los magistrados a inequívoca decisión de condenarlo. No evaluaron hechos aislados entre sí, sino una serie de eventos en los que participó o tuvo participación el inculpado. Los tres jueces ejemplares no inventaron una sentencia de la nada pues obraron con convicción, de ahí que hayan anunciado con celeridad su decisión antes del plazo legal.
Durante el proceso se fueron convenciendo de que Alberto Fujimori conocía los hechos que se le imputaban y no hizo nada para sancionarlos como Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas. En lugar de someter a disciplina a un grupo de efectivos los encubrió durante todo su mandato. A través del Congreso controlado por Montesinos –hecho sobradamente probado- los integrantes del Grupo Colina fueron amnistiados. Tampoco hubo una investigación judicial seria ni imparcial porque el comando fue procesado por sus propios camaradas de armas: por el fuero militar, que no correspondía, desobedeciendo leyes nacionales e internacionales.< st="on" productid="La Cantuta">La Cantuta fueron idénticas porque se acribillaron a civiles inocentes (según
Defensores de Fujimori como Jaime de Althaus, Jaime Bayly, Aldo Mariátegui y demás lacras del periodismo insisten, desde sus repulsivas tribunas mediáticas, que no existen pruebas contra el ciudadano japonés (recordar que invocó su ciudadanía nipona para escapar de la justicia peruana y para viciar la extradición desde Chile, donde postuló sin éxito al Senado japonés). Sólo una mente estrecha o convenida puede afirmar la inocencia de Fujimori. No se le juzgó por odio o por motivos ideológicos como dicen sus múltiples viudas. Nada de eso, pues Fujimori concedió mucho poder a Montesinos, quien declaró a la cadena Telemundo que "trabajó bajo las órdenes del presidente Alberto Fujimori, siguió estrictamente sus instrucciones para posibilitar que continúe en el gobierno, que incremente su poder y consolide su proyecto político, incluso se logró su reelección para el periodo dos mil -dos mil cinco". Por si fuera poco, le dio autoridad de facto sobre el SIN y la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo, sin dejar de lado las partidas presupuestarias secretas 1 y 2 con las que financió operativos irregulares, la compra de la línea editorial de varios medios y la consciencia de congresistas tránsfugas. Su socio político era su interlocutor ante las FF. AA. (expresaba su voluntad por medio de él).
Los que califican de silogismo argumentativo la teoría del dominio del hecho, bajo la cual se encontró responsable a Fujimori, desean que los crímenes del fujimorato queden impunes u ocultos por mucho tiempo, es decir, que sean tan indescifrables como la composición de la materia oscura para los físicos. Pero lo que nunca podrán negar es su existencia.
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