martes, 5 de mayo de 2009

¿JAIME BAYLY PRESIDENTE?



¿Jaime Bayly presidente?

Añadió que Alan García no tendrá más remedio que ponerle la banda presidencial, cuando termine su Gobierno, al "primer presidente homosexual e impotente del Perú"
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De todos los personajes voceados para llegar a la presidencia del Perú Jaime Bayly es el más popular. Pero eso no quiere decir que sea el favorito pues sus actitudes le restan mucha credibilidad. Pocos creen de verdad que tenga la intención de presentar su candidatura ya que dijo que nunca sería aspirante a la presidencia “porque le sería muy complicado llevarse bien con el pueblo”. Se desanimó al recordar que Mario Vargas Llosa, cuando fue candidato del FREDEMO, recibió “animales vivos y comida” de “gente humilde” e “ignorante”. Sus opiniones fueron duramente criticadas en su momento al hablar despectivamente del electorado peruano (estas declaraciones seguramente no pasarán inadvertidas por sus rivales si decide tentar la presidencia).

Para sintonizar con la población prometió cerrar el Congreso
[1]. Muchos ciudadanos estarán a favor de clausurar definitivamente ese poder; pero no será tan simple como piensa Bayly pues la medida es abiertamente inconstitucional y convertiría otra vez al Perú en un paria internacional. Ni siquiera el socialista Hugo Chávez, a quien tanto critica desde su cómoda tribuna televisiva de Miami (en Mega TV), se le ha ocurrido eliminar a la Asamblea Legislativa. Bayly dice ser “un demócrata y liberal a carta cabal”, pero no lo es tanto al pregonar esa medida.

Otra propuesta anunciada por Bayly fue la de legalizar los matrimonios entre personas del mismo sexo (bodas gay). Esta posición nos parece justa pues la ley peruana discrimina a sujetos de distinta orientación sexual (no se les permite adoptar, heredar legalmente de sus parejas, pertenecer a las Fuerzas Armadas, etc.). Sin duda representaría un gran avance en materia de derechos humanos pues pondría al Perú a la par de Argentina en la región.

Lo que sí no nos parece sensato es desarmar a las FF. AA., otra de sus descabelladas promesas, ya que el país afronta serios problemas de seguridad interna. A la subversión se ha sumado el narcotráfico y la unión de éstos: el narcoterrorismo, que campea en los valles cocaleros. Mal que bien los uniformados aseguran de alguna medida el orden interno, y son más que necesarios en períodos electorales y prestan asistencia en caso de desastres nacionales.

Bayly da en el clavo al proponer que la Iglesia Católica se autofinancie, lo que en cristiano quiere decir que deje de percibir rentas estatales y de disfrutar generosas exoneraciones tributarias. Esa institución posee muchos predios y activos por los que no paga impuestos al contar con un estatus especial. Aunque en el caso concreto de su obra benéfica, comunitaria, social y educativa se podrían mantener ciertas exoneraciones y contribuciones fiscales para que continúe asistiendo a sectores menos favorecidos.

A pesar de algunas buenas ideas, Bayly no reúne las cualidades necesarias para asumir el timón de un país tan complicado pues mismo declaró que es “inconstante, haragán, autodestructivo y frívolo”, como el personaje principal de su reciente novela, “El canalla sentimental”. El lanzamiento de su candidatura y el de esta obra fue calculado para promoverla a nivel latinoamericano. De ahí que su postulación nos parezca poco seria y convincente.

De resultar elegido –en política, y particularmente en el Perú, nunca se debe descartar a nadie– generaría muchos anticuerpos en naciones amigas como Argentina ya que dijo que su presidenta pudo haber sido una “meretriz en una vida anterior”. Su animadversión por Hugo Chávez es conocida pues desde su programa en Mega TV, de Miami, ha dicho que le causaría mucho alivio si el presidente venezolano muriera. También se ha despachado con igual o mayor valentía cuando tilda de “dictadorzuelos” a los hermanos Castro. No se amilana ante ellos (ni ante Chávez y Fidel) porque los tiene bien lejos, ya que de visitar la Isla o Caracas no vertería las bravatas que dice en su programa. Si los tuviera enfrente seguramente se escaldaría o se pondría a llorar como el niño consentido que fue y sigue siendo. El odio visceral que siente por los autócratas latinoamericanos no es accidental pues su teleaudiencia es cubano-estadounidense y muchos venezolanos han debido radicar en La Florida debido al modelo socialista.

Él se ha llegado autoproclamar “abanderado de la libertad”; pero sólo para practicar un ejercicio obsceno de ésta. Sus arrebatos y aparente desobediencia son prefabricados como los gestos de cualquier celebridad. Bayly ha asumido “una conducta irresponsable” según Norma Niurka, una colega suya en el diario El Nuevo Heraldo, quien además lo califica de “demagogo” y “manipulador de la opinión pública”. Su gran apañadora ha sido el rating que disfruta en la televisión de Miami. Por eso los ejecutivos de su canal (y de Frecuencia Latina) le permiten una serie de licencias cuestionables.

Sus exabruptos televisivos han estado ligados a su procacidad, la que parece no tener límites. Lo suyo podría ser un caso clínico pues se expresa sin pudor sobre su sexualidad y la de las personalidades que invita a su espacio. De cuando en cuando el novelista de literatura gay cuestiona que Alan García haya sido medicado con litio para tratar su depresión unipolar (¿o bipolar?, no lo sabemos); pero debería cuidar un poco más sus expresiones pues merece similar atención psiquiátrica. Decirle a una conocida periodista que “me toqué el ‘muñequín’ pensando en ti” o que “deberíamos hacer el amor allá en Miami” a una modelo revela graves problemas mentales.

El en pasado ha contado que se fue del Perú porque vivía en una sociedad homofóbica. Esta relevación es cuestionable porque en Lima, hasta donde tenemos entendido, no se perseguían, encarcelaban ni mataban homosexuales como en Cuba, la Alemania Nazi y otros estados totalitarios (ni de lejos vivió las crueldades y vejaciones que sufrió el escritor cubano Reinaldo Arenas cuando fue encarcelado). Si bien la cucufata población no aceptaba que dos hombres (o mujeres) se besaran y caminaran de la mano como cualquier otra pareja, la intolerancia no se manifestaba de manera violenta pues no había golpizas ni lapidaciones institucionalizadas (como sucede en un reino o emirato islámico). Los homosexuales ocultaban sus preferencias más que nada por presión social que por una política represiva dirigida a ellos. La situación no era tan “asfixiante” como la pinta en una entrevista que concedió al diario El Comercio (12-10-2008).

En dicha publicación el controvertido presentador atribuye a la falta de libertad limeña y de entendimiento de su familia haberse “enganchado con las drogas”. Le dolió tanto su rechazo que comenzó a errar por la vida hasta que dejó de consumir cocaína. Su torturada juventud seguramente no fue tal porque su familia tenía dinero. Su padre fue banquero y hombre de negocios y no le falto nada, al menos no materialmente hablando. Es posible que se resintiera con sus padres porque no le prestaban suficiente atención. Al vivir con diez hermanos debió ser difícil que le procuraran el cariño que necesitaba. Parte de su rebeldía se originó por la desatención e incomprensión que aqueja a casi todo niño rico. Estamos casi seguros que magnificó sus carencias afectivas y la severidad de su padre para martirizarse y sentirse moralmente superior. Se ve asimismo como un Kafka maltratado por su padre al que le reprocha muchas cosas que todavía no se atreve a decir. Al no haber hecho las paces con él trató de castigar su conservadurismo y obcecación ridiculizando valores esenciales como la confidencia, la fidelidad y la decencia.

En la entrevista concedida al diario El Comercio afirma haber estado al borde de la muerte luego de ingerir pastillas que lo hicieron dormir durante tres días. Esto es sumamente preocupante pues de ganar las elecciones podría ser inhabilitado por incapacidad psíquica. Al definirse genéticamente como un ocioso (“cultiva el deleite de la pereza”) no podría asumir las tremendas responsabilidades que se requieren para ese problemático cargo.

Truman Capote, a quien tanto admira como escritor, no exhibió una conducta vulgar en los medios ni delante de la alta sociedad neoyorkina. Muy por el contrario hizo gala de su ironía y doble sentido para burlarse inteligentemente de los esnobs que lo escuchaban.

Su relación con Tongo, un popular cantante de cumbia peruana y modelo publicitario, “es de amistad”, según Bayly. Nosotros dudamos que sea amigo de tan inexplicable personaje porque el novelista arrastra prejuicios de clase. Si lo invita frecuentemente a su programa en la televisión peruana es por rating. Bayly dice admirarlo “porque ha soportado cien mil humillaciones”, pero olvida que lo humilla más que nadie tocándole las nalgas. Dejarse manosear y ridiculizar por él parece ser necesario para que un miembro de la farándula logre exposición mediática. Y Tongo (Abelardo Gutiérrez Amaya) le debe mucho en ese sentido pues ha conseguido ser la imagen de la Telefónica. Tongo no es “el cholo que los pitucos (ricos) admiran” como piensa Bayly. Nadie toma en serio al rollizo cantante pues no se ríen con él sino de él. Si chiquillos acomodados corean sus canciones en discotecas de Asia (o Eisha, como pronuncian algunos alienados)
[2] es en son de burla. A través de ese personaje folklórico y estrafalario muchos, incluido el propio Bayly, se mofan de los cholos[3] para no parecer racistas.

Antes de presentarse a las próximas elecciones Jaime Bayly debería renunciar a la ciudadanía norteamericana que tanto aprecia. Sería un gesto importante e imprescindible para generar confianza en la población. En la citada entrevista dijo que lleva con mucho orgullo su pasaporte azul de Estados Unidos. “Me hizo, si acaso, un hombre libre”, refiere. Pero no de decir barbaridades.





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[1] Para que el presidente pueda cerrar legalmente el Parlamento éste poder debe vetar a dos Consejos de Ministros, según la Constitución Peruana.
[2] Balneario ubicado a unos 100 km al sur de la ciudad de Lima.
[3] Provincianos o descendientes de provincianos afincados en Lima


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