¿Qué hace Vargas Llosa en Venezuela?
*Por César Reyna
Cuando era más joven, Álvaro Vargas Llosa se pintaba canas para parecerse a su padre. También se vestía igual y trataba de hablar como el ilustre escritor. Para un vástago sin talento debe ser difícil apellidarse Vargas Llosa. El parecido físico es notable, que duda cabe, pero no así el estilo que caracteriza al autor de Conversación en la Catedral y La Ciudad y los Perros. Vargas Llosa hijo usa ambos apellidos de su célebre progenitor para que la similitud sea lo más lograda posible. Vive de un nombre que le ha abierto todas las puertas, y que, si bien es suyo (porque es hijo légitimo y reconocido del escribidor), no ha puesto ni una gota de sudor para encumbrarlo.
Álvaro lo ha tenido fácil desde que nació. Fue un niño bien que disfrutó de las gollerías y de la fama de su padre. Estaba claro que su infancia no sería terrible ni conflictiva, hecho capital para formar el carácter de un buen escritor. Tal vez si Álvaro hubiera sufrido como su padre (a éste lo maltrataban físicamente) hoy tendría mejores cosas que contar en sus soporíferos libros. Él ha intentado figurar de muchas maneras ya sea participando en política, haciendo periodismo, escribiendo obras de ficción, crónicas, ensayos, etc. Su incursión en todos esos campos ha pasado desapercibida salvo para los expatriados cubanos de La Florida, donde tiene cabida y mucha aceptación cada vez que recuerda las barbaridades del Che Guevara y de los hermanos Castro.
Ahora Álvaro está en Venezuela donde participará en varios eventos “libertarios” y “prodemocráticos”. Eventos a los que también acudirá su señor padre para motivar a la desorganizada oposición de ese país. Padre e hijo, pero más el hijo que el padre, buscan provocar directamente a Hugo Chávez para convertirse en “mártires” de la democracia latinoamericana. Su intención es esa aunque Mario no cree fervientemente en la democracia pues, según se lee entrelíneas en “El Pez el agua” y de las declaraciones que dio durante la campaña de 1990, sólo los intelectuales están en capacidad de gobernar (decía que algunos peruanos eran cacasenos, palabra que Álvaro plasmó en su libro “El idiota latinoamericano”). Es común que los intelectuales desprecien esa forma de gobierno porque consideran las clases sociales más deprimidas se dejan manipular fácilmente.
Al igual que Jesús cuando ingresa a Jerusalén, Álvaro busca la reacción violenta del régimen para impulsar su figura. Álvaro sabe a lo que va de antemano, sabe que lo seguirán por las calles y vigilarán cada uno de sus movimientos. Saberse perseguido sirve a sus propósitos porque ansía la exposición mediática que recibirá cuando narre su experiencia en un nuevo libro, artículo o ensayo. Seguramente lo entrevistarán diversas cadenas internacionales, principalmente de Estados Unidos (es adicto a la CNN), y tendrá cabida en medios peruanos de derecha, los que ya han manifestado su solidaridad por la vejación sufrida ni bien arribó a Venezuela (sólo lo interrogaron un par de horas).
La expulsión lo extasiará tanto como un orgasmo masturbatorio. Apenas sienta los flashes y las luces de las cámaras en Madrid, Washington o Miami disfrutará un poco de la atención que recibe su padre. Su defensa de la libertad y la economía de mercado es vacía porque no agrega nada a lo que han dicho grandes pensadores como Von Hayek. Él no aporta ni una pizca al discurso liberal moderno. Por eso está detrás de las exclusivas y la figuración que podría generarle su visita a Venezuela.
Más que consolidar la democracia en países tercermundistas, a Álvaro le interesa salirse con la suya e imponer sus puntos de vista, es decir, su propia agenda. Si no basta recordar cuando promovió el voto en blanco en Perú cuando tuvo desavenencias con el ex presidente Alejandro Toledo. En 2001 hizo campaña junto con Jaime Bayly para boicotear el proceso electoral peruano. Su irresponsabilidad, afortunadamente, no trajo consecuencias serias pues su iniciativa no superó el 15%. Desestabilizar aún más a la frágil democracia peruana –recuperada tras 10 años de dictadura fujimontesinista- dice mucho de sus supuestas credenciales democráticas.
Tampoco hay que olvidar que recibe financiamiento de corporaciones estadounidenses y del Departamento de Estado, de ahí que su predica a favor de las libertades resulte sospechosa. El que Álvaro Vargas Llosa niegue el carácter imperial de Estados Unidos nos hace pensar que es un intelectual a sueldo o “tarifado”, como lo han calificado en Venezuela (habría que recordarle solamente la ilegal invasión de Iraq para desmentirlo).
Tras su detención en el aeropuerto de Caracas se comunicó con varios medios peruanos para dar su afligida versión de los hechos. Durante las entrevistas dijo, entre otras cosas, que “Venezuela no es una democracia porque la oposición no tiene participación en la Asamblea General (Poder Legislativo)”. Si no la tiene es porque en su momento decidió no postular para no legitimar a Chávez. Álvaro, convenientemente olvida que fue uno de los que más aplaudió esa infortunada decisión.
2 comentarios:
Levanto mi puño izquierdo al aire y con una sonora carcajada aplaudo tan sesudo, analítico e investigativo artículo. Fuera con los Vargas Llosa de Venezuela, ¿Qué hacen ellos allí? Me pregunto desorientado. Deberían estar en sus casas y en los medios de comunicación, escribiendo y dando declaraciones para la gente de derecha y para los asquerosos y odiados "intelectuales". Qué les importa a ellos que en un pais donde se supone hay un gobierno igualitario y del pueblo, existan hoy muchas más diferebcias sociales que hace diez años atrás. Qué les importa a ellos y a los de "su clase" que en Venezuela gobierne un megalómano que usa y disfruta del poder que el amdrentamiento y el atarantamiendo le brinda... No, no hay derecho. ¡Fuera de Venezuela todos ellos!
Escriben este comentario vomitando odio nadie es dueño de la verdad pero a los chavistas cuando se meten con su dictador el que se cree dueño de la verdad violando la libertad de expresión para que nadie le diga nada ya que se siente un ser superior que todos los venezolanos abran los ojos venezolanos no es justo que ese señor engañandoles se quede muchos años en el poder acaso no hay gente capaz en Venezuela
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