¿Qué motiva a hablar con acento brasilero a un pastor peruano que nunca ha residido en Brasil? ¿Es un caso de alienación o se trata más bien de un timo bien elaborado?
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Son muchas las preguntas que nos podemos hacemos al respecto, aunque las posibles respuestas no pasarían de dos: por complejo o para aprovecharse de personas desesperadas. La Comunidad Cristiana del Espíritu Santo o “Pare de Sufrir” a secas ha vuelto a estar en el ojo de la tormenta por el millonario lavado de dinero de los fundadores de la trasnacional de auxilios religiosos.
Interrogado sobre el tema, el abogado de la filial peruana de “Pare de Sufrir” brindó una respuesta antológica en el programa de César Hildebrandt ya que dijo que a los hermanos locales se les pega fácilmente el dejo de sus pares brasileños. ¿Es creíble que de tanto parar con ellos se les transmita el acento de los evangelistas que sirven en su misión? Nosotros creemos que no ya que los extranjeros no deben ser las únicas personas con las que se relacionan diariamente. Si hubieran estudiado la “palabra del Señor” en Brasil resultaría comprensible que hablaran de esa forma; pero da la casualidad que ninguno de los pastores peruanos ha migrado a la tierra de ‘O Rei’ Pelé en los últimos años.
Esto nos hace suponer que la pérdida de la propia identidad es intencional y no un caso de alienación grupal. Es decir, que la decisión de impostar la voz para parecer brasileño se debe a una condición sine qua non para hacer funcionar la franquicia. Pero no sólo Perú operan de esa manera pues en otros países también se hacen pasar por brasileños. La feligresía peruana parece aceptar con mejor agrado que las invocaciones al Altísimo las realice un "foráneo" a un connacional. Tal vez la baja autoestima del rebaño influye para que los pastores cambien su voz o quizá porque la matriz brasilera lo exige.
Dentro del contrato de licencia seguramente se establece que los hermanos peruanos deben pasar por un curso acelerado de ‘portuñol’ antes de difundir la “palabra”. No tienen que aprender portugués ni conseguir algún certificado, sino ejercitar las cuerdas vocales hasta perfeccionar la caracterización, es decir, el acento deseado. Una vez que son capaces de alterar su voz pasan a un siguiente nivel donde deben dirigirse al público y ganar su confianza. El libreto es el mismo para todos y debe tener algunos pasos más. Los que superan el “duro entrenamiento espiritual”, en el que no media ningún sacrificio o acto de fe, aparecen de madrugada en televisión para encausar a las almas más afligidas.
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