jueves, 16 de abril de 2009

0-800-MUERTE: ¿Una verdadera economía de mercado?





Muerte S.A.
Decir que la vida no tiene precio no es cierto.Para todo lo demás existe Master Card.


La vida en estos días de selva de cemento sí lo tiene. Existen asesinos dispuestos a realizar el servicio de sicariato desde 500 dólares estadounidenses. Según la nacionalidad de la víctima y la ambición pecuniaria del asesino, la cifra oscila hasta 10000 dólares. La muerte ahora llega en un auto robado con lunas polarizadas que es conducido a baja velocidad por dos o más criminales. Los hombres esperan por su objetivo con el motor encendido para emprender la marcha en cuanto se ha cumplido con el trabajo. La víctima no tiene idea de que lo acechan desde hace días. A plena luz del día, saliendo de su casa, o en una plaza pública, es alcanzado por certeros proyectiles que llevan su nombre. Una mano anónima se encarga de realizar los disparos con precisión. Los peatones que rodean al victimado atinan a agacharse o no le dan importancia al asunto porque creen que se rompió el escape de un auto, o ni lo perciben por el silenciador. Pasan unos segundos y de pronto se dan con la sorpresa de un cuerpo ensangrentado en la acera. El cadáver obstaculiza y perturba su paso. Al principio nadie vio nada en medio de la confusión, pero cuando llega la policía y el fiscal, quienes proceden a levantar el cuerpo que previamente había sido cubierto con periódicos pasados, dan una serie de versiones contradictorias: unos dicen que vieron un auto de color negro aproximándose, y otros que el occiso discutía con dos maleantes antes de ser asesinado. Luego de unos días se halla el coche involucrado. En su interior los asesinos abandonaron guantes de látex, pasamontañas y el arma homicida.

En lo que va del año, en Perú han muerto cinco personas bajo la misma modalidad. Los asesinatos son siempre a quemarropa. Los investigadores presumen que se trata de crímenes perpetrados por sicarios en un aparente ajuste de cuentas, con una modalidad empleada por miembros del narcotráfico y que ha venido registrándose con mayor frecuencia en la capital. Algunos expertos atribuyen el aumento de este tipo crímenes a la liberación masiva de reos; otros opinan que se debe a sicarios extranjeros que operan impunemente en el país. La muerte viene impresa en billete verde. Se ha convertido en una mera transacción. Se hace a pedido como si se ordenara una pizza caliente a domicilio. Con ella se envía un mensaje y se saldan venganzas incobrables. No es personal; sólo negocios. No hay rencor de por medio, ni se busca venganza. No se realiza por celos, ni para hacer "justicia" ni para recuperar el "honor". Se paga y punto, como quien compra un producto en un centro comercial. ¿Al tener precio era lo único que nos faltaba para tener una verdadera economía de mercado?

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