Un Fujimori más enérgico intervino esta mañana para realizar sus descargos sobre la ilegal compensación a Vladimiro Montesinos. El ex presidente aprovechó la ocasión para dar un discurso netamente político
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Por César Reyna
Alberto Fujimori no fue capaz de ofrecer explicaciones convincentes acerca del pago de 15 millones de dólares a su ex asesor. En todo momento se mostró desafiante con los miembros de la Sala pues dijo que no encontraría justicia dentro de las cuatro paredes del recinto en el que viene siendo procesado. La única sentencia que le interesaba era la del pueblo pues, según él, “en sus corazones ya había sido absuelto”.
Su exposición duró aproximadamente un cuarto de hora. Desde el comienzo “reveló” que Montesinos preparaba un golpe de Estado con altos mandos de las Fuerzas Armadas. Según Fujimori, el complot no prosperó porque parte de la cúpula militar le fue leal. También añadió que fue necesario sobornar a Montesinos “para evitar un daño mayor al país”. De ese modo se proclamó "defensor" de la democracia pues a su juicio “impidió la ruptura del orden constitucional”.
Sin embargo, los hechos desmienten las descabelladas alegaciones de Fujimori porque no hubo peligro de golpe en aquella época. Lo del golpe fue un invento de sus asesores políticos para justificar sus actos; pero no ante sus juzgadores, sino ante sus simpatizantes y los de su hija. Cuando Fujimori se defiende no trata de convencer a los jueces de su inocencia –esa batalla ya la tiene perdida- sino que apela a la memoria y sensibilidad de los peruanos para recordarles que derrotó al terrorismo y controló a la hiperinflación. Por eso no presentó pruebas de descargo ni se refirió al meollo de la acusación. No tocó temas jurídicos pues habló como político, como el presidente que fue, con el propósito ganarse la absolución de la opinión pública. Si la ciudadanía lo perdona o tiene serias dudas de su culpabilidad la candidatura de Keiko Fujimori resultará favorecida ya que habrá menos cuestionamientos en su contra.
Durante una breve rueda de prensa en los exteriores de la Base Naval donde se desarrolla el juicio, el fiscal Avelino Guillén refutó la intervención de Fujimori diciendo que no hubo conspiración porque el ex presidente agradeció los servicios prestados por el siniestro ex funcionario. Eso ocurrió cuando Montesinos abandona el SIN y se refugia en Panamá. La felicitación presidencial se hizo por escrito, mediante una resolución suprema en la que Fujimori destacaba la labor de su socio en la lucha contrasubversiva, el narcotráfico y la pacificación nacional. Además mencionó que Fujimori mantuvo a los presuntos golpistas (jefes militares) hasta su deshonrosa huida a Malasia, donde renunció por fax. Éstos se reunieron con el entonces jefe de Estado en Palacio para coordinar diversos asuntos e inclusive José Villanueva Ruesta, ex jefe del Comando Conjunto de las FF. AA., emitió un comunicado en el que recalcó que las instituciones castrenses respaldaban al presidente de la República después de que éste anunciara el adelanto de elecciones.
Fujimori cometió el delito de peculado simplemente por poner a disposición de Montesinos la millonaria suma en cuestión. De nada sirve que no se haya beneficiado de la cantidad ni que haya restituido otros 15 millones de dólares pues Montesinos jamás repatrió los fondos que se llevó a Suiza. El Estado se perjudicó ya que el prepuesto nacional fue recortado; con menos recursos disponibles el Estado dejó de hacer obras e invertir en programas sociales.
Si bien a Fujimori todavía no se le han encontrado cuentas secretas eso no descarta que haya puesto a buen recaudo fuertes sumas de dinero en el exterior como los US$ 15 millones que devolvió. Es probable que no haya utilizado el sistema bancario ya que entregaba miles de dólares en efectivo a Keiko -cuando ésta retornaba al Perú procedente de Estados Unidos- para que pagara las pensiones universitarias de sus demás hijos.
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