Los responsables de poner en peligro el abastecimiento energético del país son el ex presidente Alejandro Toledo y los ex ministros Pedro Pablo Kuczynski y Jaime Quijandría
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Por César Reyna
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Por César Reyna
Durante el discurso presidencial Alan García anunció la intención de proseguir las negociaciones con Perú LNG, encargado de la exportación del gas a México, para no perjudicar el consumo interno. Entre el 2003 y el 2005 se cambiaron las reglas de juego –mediante la modificación de la Ley 27133 y se expidió un decreto supremo- para destinar los recursos del Lote 88 al proyecto exportador.
En ese tiempo se pensó que había suficientes reservas de gas para cubrir las necesidades del mercado interno y el externo; sin embargo la consultora Gaffney, Cline & Associates (GCA) encontró que el nivel real de las reservas era muy inferior al anunciado por Pluspetrol, empresa que explota el yacimiento de Camisea en la selva de Cusco. Así, las reservas han pasado de 14.11 billones de pies cúbicos a 8.8 billones. A la notable reducción de la cifra inicialmente estimada se suma el crecimiento de la demanda de gas por parte de centrales las termoeléctricas, las industrias, el transporte terrestre y el consumo residencial. Ambos factores han puesto en suspenso el cambio de matriz y nuestra autosuficiencia energética.
La gravedad del asunto radica en que dentro de 10 años o un poco más importaremos combustible para generar energía a pesar de contar con reservas para apuntalar nuestro crecimiento. La renegociación del contrato con el grupo exportador Perú LNG (integrado por Repsol, Hunt Oil, la surcoreana SK) es la única vía legal que tenemos para revertir esta lamentable situación. Esta situación pudo evitarse si los ex funcionarios mencionados en la parte superior no hubieran sacrificado el interés nacional. De los tres personajes nombrados, el ex premier Pedro Pablo Kuczynski lleva la mayor parte de culpa por haber representado a Hunt Oil, petrolera estadounidense que impulsó la modificación del marco normativo de los hidrocarburos, según The Wall Street Journal. Como lobista y alto funcionario del Estado PPK boicoteó el desarrollo de la industria petroquímica -que genera más empleos e ingresos para el Estado- porque su patrón, Peter Hunt, dueño de Hunt Oil, deseaba exportar el gas a México. A PPK también se le atribuye que el Perú haya buscado financiamiento para las empresas involucradas en el consorcio (lo avaló ante el BID) y que el ducto de gas hacia Lima haya sido subsidiado por los usuarios de electricidad.
Los recursos del Lote 88 y del 57, adyacente a Camisea, no fueron descubiertos por Repsol, SK ni Hunt Oil, sino por Schell. A ninguno de los consorciados les costó un solo dólar invertir en exploración porque el yacimiento ya había sido identificado hace varios años (en 1984) y se conocían sus reservas potenciales (cerca de 8.3 billones de pies cúbicos).
En su intervención frente a la representación nacional, el presidente García invocó al Ministerio Público (Fiscalía) para que investigue bajo qué condiciones se produjeron los cambios “legales” que permitieron afectar el suministro interno. El mensaje de García, al menos en lo que respecta a este punto, se parece más al del candidato nacionalista Ollanta Humala, quien propone renegociar los contratos de explotación de recursos naturales con las trasnacionales extranjeras, que al del artífice del ‘perro del hortelano’ que privilegia a la inversión privada.
Con este discurso García ha enviado una indirecta al ex presidente Alejandro Toledo, quien ha criticado sus políticas de Estado y sus últimas designaciones en el Gabinete (llamó funcionario de “tercera” al premier Velásquez Quesquén) ya que podría ser acusado de favorecer intereses de terceros.
Por su parte, el popular PPK, quien buscaría presentarse como candidato a la presidencia en las elecciones de 2011, descartó que vaya producirse el desabastecimiento de gas natural. Para el largilucho economista de Oxford hay suficientes reservas para continuar con el proyecto de exportación del combustible. Sin embargo, los estudios hechos hasta el momento (por GCA) y la preocupación del presidente indican lo contrario. En recientes declaraciones a RPP Kuczynski manifestó –tal vez reconociendo el problema- “(…) que el tema es a largo plazo, en unos 10 o 20 años (cuando ya no tengamos gas por no haber previsto el crecimiento de la demanda)”. El lobista de nacionalidad norteamericana confió en que las exploraciones que se vienen realizando en la selva se encuentre gas para no afectar nuestro consumo, vale decir, de la esperanza en que siga brotando el gas o petróleo que lo ha hecho tan rico.
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