Hugo Chávez planea militarizar a su país bajo el pretexto de una posible agresión norteamericana. Estados Unidos no se está preparando para invadir Venezuela; pero Chávez aprovecha el aumento de tropas estadounidenses en territorio colombiano para formar milicias urbanas
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Por César Reyna
El presidente venezolano Hugo Chávez pretende crear una policía leal para atemorizar a sus opositores y rivalizar con las Fuerzas Armadas en caso de que éstas preparen un golpe o desacaten sus órdenes. El equipamiento de este brazo armado estaría asegurado ya que el mandatario llanero lo dotaría con fusiles de asalto Kalashnikov. La conformación de grupos paramilitares (1) polarizaría aún más la situación en ese país.
Chávez trataría de reducir la desocupación empleando a partidarios suyos y reclutando a miles de jóvenes simpatizantes sin recursos. Así pretende mitigar el descontento social que generan sus descabelladas políticas económicas que han incrementado el paro y descapitalizado a su industria. El mandatario venezolano intentaría matar dos pájaros de un tiro pues por lado reforzaría sus acciones represivas; y por el otro daría trabajo a miles de venezolanos desempleados. Los milicianos tendrían la misión de arrestar y vigilar a los opositores del modelo chavista (del “socialismo del siglo XXI”). Sus tropas conformarían una fuerza de choque lista para asumir funciones propias de los militares y policías venezolanos.
Sobre lo anterior cabe destacar que Chávez viene creando órganos o aparatos de poder paralelos en Venezuela ya que reemplazó las atribuciones del alcalde de Caracas, hostil al régimen, mediante un jefe de Gobierno que está por encima de éste.
Chávez trataría de reducir la desocupación empleando a partidarios suyos y reclutando a miles de jóvenes simpatizantes sin recursos. Así pretende mitigar el descontento social que generan sus descabelladas políticas económicas que han incrementado el paro y descapitalizado a su industria. El mandatario venezolano intentaría matar dos pájaros de un tiro pues por lado reforzaría sus acciones represivas; y por el otro daría trabajo a miles de venezolanos desempleados. Los milicianos tendrían la misión de arrestar y vigilar a los opositores del modelo chavista (del “socialismo del siglo XXI”). Sus tropas conformarían una fuerza de choque lista para asumir funciones propias de los militares y policías venezolanos.
Sobre lo anterior cabe destacar que Chávez viene creando órganos o aparatos de poder paralelos en Venezuela ya que reemplazó las atribuciones del alcalde de Caracas, hostil al régimen, mediante un jefe de Gobierno que está por encima de éste.
Ahora bien, en momentos en que la derecha hondureña ha dado un golpe de Estado –con presumible respaldo de Estados Unidos- y Bogotá negocia con Washington el uso de tres o cinco bases militares en el marco de su lucha contra la guerrilla y el narcotráfico, Chávez ha aprovechado la coyuntura para endurecer su posición. Chávez revive el antinorteamericanismo para fortalecerse internamente al igual Corea del Norte cuando rechaza su desnuclearización y amenaza con lanzar misiles. Acusar a Estados Unidos de intromisiones o potenciales incursiones militares le sirven para victimizarse y tomar medidas preventivas como la creación de grupos paramilitares bajo su mando.
El régimen de Caracas apela a la confrontación verbal con Norteamérica para justificar las millonarias adquisiciones militares hechas a Rusia y redoblar su control sobre la sociedad. Venezuela lleva gastados miles de millones de dólares en cazas de combate, helicópteros, buques de guerra y tanques. El desembolso rompe el equilibrio con las demás Fuerzas Armadas del subcontinente y podría desatar una innecesaria carrera armamentista.
El despliegue de soldados estadounidenses en Colombia no debería representar una amenaza para Venezuela ya que no sobrepasarían los mil. Un número bastante insignificante si se lo compara con los 300.000 efectivos que componen Fuerzas Armadas venezolanas, una de las más poderosas de la región. Según Chávez, estudiantes, campesinos y empleados estatales integrarían las milicias urbanas que prepara “para la defensa del país”.
Desde que es presidente, Chávez no ha podido demostrar la injerencia norteamericana. Él señala que la superpotencia agrede permanentemente a su país pero el golpe de 48 horas del que fue objeto en 2002 no recibió apoyo de la Casa Blanca y por eso fue abortado por los golpistas. Sin el respaldo de Washington ningún quiebre democrático prosperaría en Latinoamérica pues los usurpadores temen el aislamiento internacional.
Si Chávez ha decido militarizar a la población es porque no confía demasiado en sus jefes militares. Al hablar constantemente de sus enemigos políticos (la burguesía) y conspiraciones internas busca apoyarse en el estrato bajo, su bastión, para organizarlo y movilizarlo contra posibles intentonas golpistas.
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(1) El proceso de militarización no sería reciente pues desde el 2007 se imparten cursos de adoctrinamiento socialista en colegios estatales con miras a formar un ejército de ciudadanos que lleven en mensaje revolucionario de Chávez.
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