viernes, 17 de julio de 2009

Influenza AH1N1 causa estragos en Perú



El brote de Influenza AH1N1 se ha convertido en una de las principales preocupaciones del Ejecutivo junto con los conflictos sociales y la crisis económica internacional
----------------------------------------------------------


Por César Reyna


El virus de la Influenza tipo A no pudo escoger un momento menos oportuno para expandirse en el interior del país. Este nuevo desafió para el Gobierno se presenta tan inmanejable como las movilizaciones populares que hicieron retroceder al presidente Alan García y a su anterior Gabinete. A medida que aumenta el número de infectados también crece el temor del primer mandatario de que la epidemia “borre” lo “bueno” que está haciendo su gestión. García está actuando con mucha precaución porque sabe que el sistema sanitario peruano no está preparado para controlar una epidemia de grandes proporciones. Las medidas preventivas tomadas desde la detección de los primeros casos en México –como la prohibición del aterrizaje de aviones procedentes del país azteca- fueron consideradas muy alarmistas en su oportunidad porque ofrecían una imagen derrotista del país. Ser demasiado cautelosos pudo convertirse un arma de doble filo porque si bien se limitaba la posibilidad de contagios, también atemorizaba a la población.

Hace algunas semanas el perjuicio pudo ser tan catastrófico como el que le ocurrió a la economía mexicana (si la Nueva Influenza escalaba a proporciones similares). Ahora el pánico ha revivido pero la ciudadanía no siente tan angustiada como el Gobierno, que ha ordenado la suspensión de clases escolares y el desfile cívico militar de Fiestas Patrias. Ambas decisiones se tomaron “oficialmente” para evitar aglomeraciones y posibles transmisiones; pero “extraoficialmente” para que los hospitales no sean desbordados por una multitud de casos. El pavor de García es que la situación se torne incontrolable porque sabe que el Estado no tiene recursos para atender la emergencia. A la falta de personal médico, implementos y medicinas en los centros hospitalarios se suman los pocos hábitos de higiene entre los peruanos.

Cabe recordar que el Perú, ya que hablamos de higiene, fue azotado por una epidemia de cólera en 1991 por las precarias condiciones en el tratamiento básico del agua así como también por la falta de limpieza de los alimentos. A esto habría que agregar que la mayoría no cuenta con las defensas necesarias para combatir la enfermedad. Muchos niños, el principal grupo de riesgo, presentan cuadros de anemia crónica por falta de minerales y nutrientes en la sangre. La debilidad inmunológica se debe a la desnutrición que afecta a las familias más pobres. En esas condiciones la Influenza AH1N1 podría causar muchas más muertes que las registradas en Argentina o Chile, donde los niveles de pobreza son menores.

Si el virus ataca con fuerza desnudaría las carencias de nuestro sistema de salud. Nuestras miserias y deficiencias quedarían expuestas ante el mundo. Esto afectaría a miles de negocios vinculados al turismo porque disminuirían las visitas de extranjeros al país. Las cancelaciones de vuelos estarían a la orden del día pues ningún ciudadano del primer mundo viajaría a una nación en vías de desarrollo afectada por una pandemia.

La Nueva Influenza ya ha llegado a las cárceles, donde las condiciones sanitarias son inexistentes, y a los cuarteles. También varios marineros han sido infectados durante su travesía por varios puertos del Pacífico. La cifra de pacientes se incrementó a 2053 en los últimos días. Hasta la fecha el Ministerio de Salud ha confirmado el deceso de 11 víctimas del virus de la Nueva Influenza AH1N1.

El panorama podría empeorar conforme descienden las temperaturas en zonas altoandinas. El clima costeño ayudaría a propagar la enfermedad porque es demasiado húmedo. Poco o nada pueden hacer las autoridades más que esperar que no se eleve el número de casos. El presidente García dijo que el Perú superaría la pandemia un día antes de que se reportara la primera muerte. Su deseo de entregar un país estable y bien encaminado al termino de su mandato está lejos de concretarse. La Nueva Influenza, las protestas sociales y un agravamiento de la crisis económica internacional ponen en entredicho su cometido. García se afana en hacernos creer que todo marcha bien y que nada detendrá el “desarrollo” pero se equivoca al minimizar las amenazas que nos acechan. Los problemas que afronta el Perú –los de ahora y del pasado- jamás han sido solucionados por las iniciativas de los gobiernos de turno. Tal vez si García los abordara seriamente -en lugar de pretender que olvidemos los errores de su primer período con obras y maquillajes estadísticos-, habría una posibilidad de salir del atolladero en que nos encontramos.




No hay comentarios: