Ex presidente se declaró culpable de los delitos de interceptación telefónica, pago a congresistas tránsfugas y compra de la línea editorial de medios
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Por César Reyna
Era previsible que la defensa de Alberto Fujimori planteara la conclusión anticipada, figura a la que ya se había acogido para dar por terminado el proceso por el pago de 15 millones de dólares a Vladimiro Montesinos. Una vez más la razón para aceptar la culpa fue evitar que la candidatura de Keiko Fujimori sea afectada por los tantos casos de corrupción que involucran al padre de la congresista.
En el caso del pago a parlamentarios de otras bancadas hubo transferencias de dinero público y también en el de la compra de la línea informativa de varios medios de comunicación. El ilegal manejo de fondos del Estado iba a poner en evidencia la entraña de un régimen dedicado a la coacción y al abuso de poder.
Además de los desembolsos irregulares iban a desfilar una serie de personalidades como Mario Vargas Llosa, Javier Pérez de Cuellar y la ex primera dama, Susana Higuchi, ex esposa de Fujimori. La presencia los citados como testigos hubiera sido desastrosa para la imagen que los fujimoristas pretenden difundir entre la población: la de un gobierno “eficiente” que durante los noventa combatió al terrorismo y la hiperinflación.
Todo eso hubiera estado en peligro si el proceso seguía su curso pues su prolongación no sólo hubiera agotado a su defensa, sino que le pudo haber hecho pensar al electorado que la corrupción, los malos manejos, el enriquecimiento ilícito y la arbitrariedad regresarían una vez que Keiko se coloque la banda presidencial. Los estrategas fujimoristas, entre los que destaca Carlos Raffo, apuestan por el rápido olvido de los peruanos de las condenas de Fujimori y el ascenso de su candidata en las encuestas para indultar al patriarca, primera y única medida de Gobierno que les conocemos ya que no tienen propuestas ni programa.
Para descalificar las críticas de sus opositores los seguidores del chino señalan que los cargos que enfrenta el ex mandatario forman parte de una venganza política. Así deslegitiman las denuncias provenientes de algunos sectores de la prensa y de partidos de centroizquierda.
Fujimori ha salido ganando esta vez ya que su miseria moral no podrá ser televisada. Ha ganado de manera cobarde: tirando la toalla antes de tiempo para impedir la actividad probatoria de la Fiscalía. Aunque se haya salido con la suya, su futuro depende de varios factores como el triunfo de su hija Keiko o el perdón anticipado del saliente García, quien por cierto le debe el haberlo limpiado hace 19 años de acusaciones muy similares a las suyas.
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