jueves, 14 de mayo de 2009

¿Chile es una amenaza?

Chilenos
¿Chile es una amenaza?

¿Las compras chilenas representan un peligro para nuestra seguridad nacional, o existen más bien otros elementos para pensar lo contrario?
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Luego de estas dos últimas semanas de dimes y diretes sobre la renovación del parque de guerra sureño entre las autoridades de nuestro país y las chilenas, he llegado a la conclusión de que no hay por qué preocuparse demasiado por sus adquisiciones ya que nosotros, el Perú, no representamos una mayor amenaza para ellos.

Aunque parezca todo lo contrario, dado el enorme gasto en armamento de nuestro, Perú es más peligroso para la paz regional porque no posee la estabilidad política de Chile. Es decir, no ha logrado desterrar el caudillismo militar que a la postre conduce a una desaforada carrera armamentista y a la indeseada guerra. Lo que acrecienta las tensiones con nuestro vecino del sur es la popularidad del candidato del Partido Nacionalista, Ollanta Humala Tasso. Este ex comandante del Ejército confesó hace un par de años su admiración el ex dictador Juan Velasco Alvarado, quien que barajó la idea de atacar a los chilenos para recuperar los territorios que perdimos en la Guerra del Pacífico (1879-1884). Esta suerte de fascinación con Velasco Alvarado, quien también fascina al presidente venezolano Hugo Chávez, provoca alarma en Santiago ya que estuvo a escasos 6 puntos porcentuales de ganar las elecciones presidenciales en 2006.

Hoy Humala Tasso se perfila como el candidato a vencer en una segunda vuelta. Y mientras la derecha peruana no defina a su contendor, la preocupación y el recelo anidaran en nuestro hemisferio. A pesar de que existe un notorio desbalance militar entre ambas naciones, no se debe descartar que Perú modernice aceleradamente su aparato de defensa si gana el Partido Nacionalista. Casi con toda seguridad Humala recibirá asistencia técnica de Cuba y créditos de Venezuela para mejorar las capacidades bélicas peruanas. Esta posibilidad desvela a Santiago, y más aún cuando pende un litigio para delimitar la frontera marítima en la Corte de La Haya.

Los elementos que podrían desencadenar un conflicto a largo plazo existen, sin lugar a dudas. Si Chile se niega a acatar el fallo de esa instancia internacional, el eventual gobierno nacionalista de Humala podría recurrir a las armas para reclamar soberanía sobre cientos de miles de kilómetros cuadrados en el mar.

La probabilidad de que eso pase en un futuro no tan lejano depende en gran medida del resultado en La Haya y de si el electorado se decantó por el nacionalismo etnocacerista (Andrés Avelino Cáceres fue el caudillo militar que luchó contra los chilenos en la Campaña de la Breña, realizada en la sierra central del Perú). De llegar a ese temido escenario, sólo la mediación brasilera podría temperar los ánimos pues Brasil aspira a ser el garante de la paz en la región (como tiempo atrás lo fue Estados Unidos). Como potencia regional, Sudamérica estaría bajo tutela brasilera por primera vez en su historia. Brasil pondría paños fríos, e incluso podría intervenir y encabezar una fuerza de paz para evitar una mayor escalada del conflicto.

El peor horizonte posible depende de muchas variables indeseables. Por el momento no es probable que acontezca ya que las fuerzas políticas, mediáticas y empresariales se han unido para evitar el triunfo del Humalismo. De ese modo se reduce la probabilidad de un conflicto en los próximos años. De ganar un político afín al sistema neoliberal, como es altamente probable, las cosas no variarían mucho en materia de política exterior y defensa pues lo haría casi bajo el mismo perfil o libreto de sus antecesores (Alberto Fujimori, Alejandro Toledo y Alan García): comprando armas de segunda mano cuando Chile adquiera equipos modernos y argumentando la necesidad de invertir nuestros escasos recursos en desarrollo e infraestructura básica. Gastar en armas no reditúa políticamente hablando, es decir, no aumenta los índices de popularidad de los gobernantes. De ahí que prefieran destinar recursos para inaugurar obras públicas, repartir víveres, llevar frazadas, etc., lo que comúnmente se llama clientelismo político.

Chile no pretende hacernos la guerra por una sencilla razón: serviría de caldo de cultivo para el incendiario discurso nacionalista de Humala. Lidiar con una guerra, para un país tan debilitado como el nuestro –militar y económicamente hablando- haría que los pobres, los desplazados y los descontentos se sumen irremediablemente a su movimiento. Una conflagración reviviría viejos nacionalismos, chauvinismos y rencores que Chile no desea incubar en aras de su tranquilidad. Para ellos sería nefasto propiciar una ofensiva puesto que tienen mucho que perder en el ámbito económico (no hay que olvidar que han realizado importantes inversiones en nuestro país en el comercio retail, centros comerciales, estaciones de autoservicio, la banca, los supermercados, la aviación aerocomercial, el sector de bienes raíces, etc.).

Al presentar la demanda limítrofe ante La Haya, por intermedio de nuestra Cancillería, hemos desestabilizado al Gobierno de la Concertación, que desde la recuperación de la democracia ha ganado todas las elecciones presidenciales y congresales. Nuestra ofensiva diplomática se considera “inamistosa” (así lo expresó la presidenta Michelle Bachelet) porque nuestros vecinos atraviesan un complicado período electoral, que podría desembocar en un giro hacia la derecha ante la falta de una reacción enérgica y convincente por parte de La Moneda a nuestra demanda, y porque la crisis económica internacional los ha golpeado más duramente que a nosotros. La respuesta chilena, que no se hizo esperar, aunque forma parte de su programa de adquisiciones militares, fue incorporar una flotilla de cazabombarderos F-16 a Holanda. El mensaje que nos envían es que no cederán un solo milímetro de lo que ellos consideran su mar y su territorio. Así las cosas, de imponernos en La Haya, no pasará de ser un mero triunfo simbólico.

3 comentarios:

Cristóbal dijo...

Estimado señor:

Soy de nacionalidad chilena y he leído con atención su artículo. Me parece valioso su análisis y adecuado el esfuerzo de leer la coyuntura diplomática en un registro estratégico. No obstante no comparto con usted su pesímismo ni tampoco la lectura que hace de la política en Chile ni las decisiones que rodean la compra de armamento. Nadie en su sano juicio en Chile considera la posibilidad de un conflicto armado. En el seno de un mundo globalizado es impensable. Chile respetará el fallo. Sea el que sea. Claramente la compra de armamento por parte de mi país es un medio de presión diplomática. Un elemento de disuación, desde luego es criticable. Curiosamente en Chile existe un espíritu defensivo y no ofensivo, a diferencia de lo que creen los peruanos. Testimonio con tristeza la distancia e incomprensión mutua. En un mundo donde lo países procuran cooperación regional estrecha, los nuestros hacen gala de un desconocimiento mutuo y de ella la consecuente desconfianza. Hago votos porque ese desconocimiento se traduzca en atracción. Como el desconocimiento entre hombre y mujer.

Peruano dijo...

Hola,

Soy peruano y te digo que envidio tu tranquilidad.

Desde el más objetivo de mis discursos, te aseguro que también me gustaría decir que mi país NO VA A ATACAR. Eso lo puede decir alguien que se siente seguro por las ARMAS QUE TIENE.

El dinero se debe gastar el EDUCACiÓN, es lo único que no sacará de la pobreza. Ustedes tienen una clase media muy deprimida, estamos ahora mejor en el Perú. Sus catedráticos de Universidades Nacionales viajan en el metro, sus autoridades están siendo descubiertas en robos: NO ESTÁN BIEN y la plata se la sigue llevando BARRICK y los militares.

Gratis no es la compra de armas, siempre hay "comisiones".

Me gustaría decirte GRACIAS pero no es cierto, sus gobernantes pueden atacar Perú y ustedes, los civiles, no van a poder hacer nada. Pinochet sigue vivo en los militares, lee sus libros.

Bueno, muchos saludos hermano chileno. Estoy seguro que hablas de corazón, y te creo, espero tengas tú la razón.

Peruano de Tacna. Ocupada por CHile y devuelta DÉCADAS después a Perú, sabías que prometieron hacerlo pronto?

Revista Con Nuestro Peru dijo...

domingo, 17 de mayo de 2009
Ante peligro de guerra con Chile


Sí. peruanos, a gastar

Las permanentes declaraciones de personajes de la política de Chile y de militares de ese país no dejan ninguna duda de que van a continuar sus usurpaciones en perjuicio del Perú, cualquiera que sea el dictamen final de la Corte Internacional de Justicia (CIJ), ante la cual el Perú ha presentado una demanda para intentar frenar la peligrosa situación en que ya vivimos.



Situación actual

Los gobernantes peruanos y, con pocas excepciones, los políticos peruanos, con el bien aceitado coro de la corrupta prensa prochilena, presentan al público la idea de que nuestra demanda ante la CIJ es una acción de firmeza que busca justicia y que, rebatiendo en ese foro las aberrantes interpretaciones que Chile da a tratados, convenios y declaraciones, se pondrán las cosas en su sitio, que la CIJ nos dará la razón, etc. Eso es totalmente falso.

Está visto que si un país quiere, desafía a las Naciones Unidas (ONU) y a la CIJ. Sudán e Israel, por ejemplo, se ríen a carcajadas cada vez que una resolución de la ONU les pide cesar la matanza de civiles. Corea del Norte se arma como quiere y ve como algo cómico las resoluciones de la ONU o las amenazas de los EE. UU. Mencionamos esto para que todos entiendan que si un país se niega a acatar una resolución de la CIJ no pasa nada. Únicamente la legítima acción armada del país afectado con el incumplimiento puede corregir la situación. Ésa es la verdad, Chile no va a acatar el dictamen de la CIJ; su mensaje al Perú será: “Sácame si puedes de los 37 000 metros cuadrados que te robo en Tacna, y sácame si puedes del mar territorial que me da la gana de usurpar”.

Ningún medio de comunicación y ningún político, ningún militar (en actividad o en retiro) dice con claridad y en tono de alerta de máxima gravedad que nuestra soberanía territorial ya está vulnerada, que Chile, país delincuente y ratero, tiene control de 37 000 metros cuadrados de tierra tacneña. Y no ponen este énfasis porque pondrían al descubierto que el presidente de la República, Alan García y las fuerzas armadas están faltando al deber constitucional (artículos. 118.°, 165°) de mantener la integridad territorial del Perú, con la complicidad del silencio de la mayoría del Congreso de la República. No sólo eso: la bajada de tono, la política de “cuerdas separadas” y las maniobras distractivas tienen por finalidad dar más tiempo para que Chile, país enemigo del Perú, se arme más de lo que ya está y, al mismo tiempo, alegue que todos estos años de silencio significan el consentimiento del Perú a la mencionada usurpación de suelo tacneño.

Significado de la situación

¿Para qué se hace una guerra entre países? Se hace para castigar alguna provocación, para obtener ventajas económicas (acceso a recursos naturales), para obtener dominio económico o para apoderarse de territorios. La especialidad de Chile es apoderarse de territorios de sus vecinos Bolivia y Perú; pero además, mediante mecanismos de corrupción, ha logrado una importante presencia en la economía del Perú. Entonces debe estar muy claro para nosotros que en este momento Chile ya ha logrado dos importantes objetivos:

a) robar territorio de Tacna trazando desde el hito 1 (268 metros tierra adentro) una línea que intersecta la orilla del mar en un punto 250 metros al norte del punto Concordia (válido por estar contemplado en un verdadero tratado de límites), lo cual le permite quitarnos 37 000 kilómetros cuadrados de mar territorial y dejarnos frente a Tacna sin nada de las 200 millas que nos corresponden;

b) obtener hegemonía económica en el Perú, incluyendo sectores estratégicos como la aviación comercial, transporte marítimo1, agencias aduaneras, etc.



Lo importante es que nos demos cuenta de que estos dos objetivos mencionados sólo se consiguen mediante guerra, pero Chile —que puede hacerla— ha optado no por la acción armada; ha contado más bien con la corrupción y la traición a la patria de peruanos puestos al servicio del enemigo. Pero el resultado es igual: el Perú pierde territorio y va en camino de convertirse en colonia de Chile, país delincuente.


En el Perú algunas personas están confiadas en que por la internacionalmente conocida cobardía de los militares chilenos nada va a pasar, pero debemos tener en cuenta que al sentir la presión del pueblo chileno que apoya todo robo territorial y ver que tienen armamento moderno, puede ocurrir que el impulso a la ratería se imponga en sus corazones y veamos a los militares chilenos atacando el Perú. Hay que estar preparados para todo.

Cómo enfrentar la situación

Ante el entreguismo y pasividad de quienes son mantenidos por el pueblo peruano para conservar incólume la soberanía nacional, ante el servilismo suicida de vender todo lo que se pueda a los chilenos (incluyendo tierra agrícola) y darles entrada al país sabiendo que son quintacolumnistas de la fuerza armada chilena, a los peruanos nos queda movilizarnos en las calles, denunciar constitucionalmente a los que ceden territorio al enemigo y exigir para nuestra fuerza armada una asignación presupuestal proporcional al peligro.

Muchos periodistas mermeleros vendidos a Chile reaccionan y dicen cosas como que los sectores Salud y Educación van a quedar más desantendidos de lo que están, que se van a paralizar obras de infraestructura, etc.; dicen, además, que está probado que hay militares corruptos que van a embolsicarse el dinero.

Los mermeleros también restan importancia a la ocupación de las casi cuatro hectáreas de Tacna por parte del ladrón gobierno chileno, ¿qué esperan, que los delincuentes del sur invadan hasta Arequipa para recién alertar?

A estos felipillos y felipillas al servicio del enemigo chileno, a estos sirvientes y sirvientas traidores que se proponen desarmar materialmente a nuestra fuerza armada y desarmar psicológica y moralmente a la población peruana, les respondemos punto por punto:

i) Es cierto que al dar más dinero del presupuesto nacional a la fuerza armada va a haber menos fondos para los sectores Salud y Educación y para obras públicas. Pero ¿no sabemos que el sistema de Salud peruano está hecho para matar a la gente en vez de conservar su salud?, ¿no sabemos que el sistema educativo peruano es el peor de América Latina y que de todos modos va a seguir así por las “capacitaciones” que realiza el gobierno aprista y que hemos denunciado2? Siendo esta la realidad, que haya menos plata para dichos sectores no cambia la situación, de todas maneras las cosas están calculadas por el estado con la finalidad de que sigan así de mal, para que mueran poco a poco más peruanos y para que obtengan una educación muy pobre, la que necesita un país exportador primario, modelo que los chilenos han ordenado aplicar a sus sirvientes peruanos, quienes con mucho gusto lo ponen en práctica. En conclusión, las cosas no van a mejorar nunca en los sectores Salud y Educación (para no hablar ya de la seguridad ciudadana, casi inexistente en el Perú), es previsible más bien que haya cambios para mal; y con la reducción que se aplicará para atender a la fuerza armada simplemente lloverá sobre mojado, no hay de qué preocuparse;

ii) Es verdad que ha habido y hay militares corruptos, pero los medios de supervisión de la Contraloría han mejorado, ya los militares no pueden hacer lo que les de la gana con el dinero que les asigna el Estado. Debemos denunciar que la intención de los periodistas y políticos vendidos que ponen énfasis en el caso de los militares corruptos es doble: crear condiciones de opinión pública que hagan ver este mal como una cosa generalizada, cuando lo cierto es que son casos individuales (hay militares en la cárcel y otros denunciados), y presentar a los militares como elementos innecesarios en el mundo actual.


Reaccionar

Esta visión torcida de la realidad que presentan periodistas y políticos venales tiende a que la población desvíe la mirada de los problemas reales que existen en la frontera sur, y de la hegemonía que tienen los rateros chilenos en la economía peruana. Por eso decimos claramente: vivimos ya una situación de grave peligro de seguridad nacional y se debe aumentar el presupuesto asignado a la fuerza armada, lo cual significa, para empezar, asignarle un punto porcentual más del PBI, en el entendido que se trata de gastos en equipo y material militar, no en salarios3.

Las propuestas de dar un porcentaje de regalías mineras o de hidrocarburos tienen las desventajas de crear discordia entre peruanos (ya los gobiernos regionales están a la defensiva porque ven afectada la parte que les toca) y de ser algo inseguro y variable (¿qué pasa si la crisis internacional continúa y se exportan menos minerales?, ¿qué pasa si las empresas se niegan a dar dinero basándose en que las regalías por sobreganancias son voluntarias, según lo estableció Alan García, rompiendo una promesa electoral?).


Estamos en la obligación de decir con toda claridad: los peruanos tenemos la desgracia de que Chile se nos coló como vecino por la guerra de 1879-1883 y debemos gastar en armarnos porque ese país delincuente tiene una cabecera de playa en Tacna, que se propone utilizar para seguir avanzando más en territorio peruano. Además debemos entender que la calidad de los servicios de Salud y Educación, entre otros, va a bajar, pero sabemos que ahora ya están pésimos y se notará poca diferencia. Simplemente lloverá sobre mojado, como indicamos líneas arriba.
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1 Periodistas y políticos corruptos, a sueldo de Chile, dicen que en economía no hay nada estratégico. Pero estos rateros olvidan que durante la guerra del Alto Cenepa (1995) los barcos mercantes chilenos, predominantes en nuestro mar, se hicieron humo, para asegurar el objetivo del estado chileno de ayudar a Ecuador privando de combustible a la fuerza armada peruana que combatía en el norte y requería de los barcos para el transporte de ese combustible. Esto sin mencionar la venta de armas de Chile a Ecuador en plena guerra, pese a su condición de país garante. ¡Qué tales rateros “garantes”!

2 Leer Evaluación de profesores: después de la farsa, ¿qué?

3 Tampoco somos ciegos y podemos creer que tienen lealtad al Perú los militares que confraternizan con la fuerza armada enemiga o que le ponen monumento a una rata enemiga como el chileno Arturo Prat (caso de la Marina de Guerra). Si el dinero para el equipo militar sale del pueblo, el pueblo tiene por tanto el derecho de asegurarse de que se expulse a todos esos malos elementos prochilenos que existen en la fuerza armada. No va a vivir de nuestra plata gente que siente simpatías con el enemigo o que abiertamente es sirvienta del enemigo.