Por César Reyna
Todo apunta a que el famoso estilista Marco Antonio fue asesinado por sicarios del narcotráfico. La forma en que fue amordazado, atado y reducido nos hace suponer que su muerte se trató de un virtual ajuste de cuentas. El que su cabeza haya sido cubierta con una bolsa de plástico revela, entre otras cosas, que fue asfixiado hasta morir. Así, las causas de su fallecimiento dejan de ser pasionales porque los asesinos han querido enviar una señal a quienes les fallan de alguna manera.
Su crecimiento como estilista, editor de revistas, conductor de televisión y empresario debe ser investigado porque tal vez ahí se encuentre el motivo de su trágica desaparición. Quizá le debía a personas que se dedicaban a lavar dinero sucio. Lo que sostengo de momento es una hipótesis, pero tiene asidero a raíz de su trepidante éxito y su execrable crimen. Sin duda fue un sujeto talentoso –que duda cabe- y bien relacionado en la farándula local, pero eso no basta para explicar su suceso empresarial.
Marco Antonio era propietario de varios centros de belleza y peluquerías donde atendía a la crema y nata de la sociedad. A veces se desempeñaba como jurado en eventos de belleza y era requerido por artistas nacionales. Sus servicios como peinador eran exclusivos y altamente demandados en bodas y destacados eventos internacionales.
El Perú, como la mayoría de países latinoamericanos, es ideal para que carteles mexicanos laven dinero en sectores como la construcción, la mediana minería, la pesquería y servicios de relax y entretenimiento. La principal razón que convierte a la región, y sobretodo a nuestro país, en una plaza atractiva para recursos procedentes actividades ilícitas es su estabilidad macroeconómica, es decir, su baja tasa de inflación y la escasa volatilidad de la moneda. También destacaría la gran informalidad que caracteriza a nuestra economía y la de nuestros vecinos pues es responsable de más del 50% del PBI. Que el mercado peruano sea informal significa que existe poca o nula fiscalización estatal. Esto permite que muchos narcos ingresen grandes cantidades en la economía sin encontrar oposición.
Como en occidente no pueden actuar con la permisividad que encuentran en Latinoamérica, los grandes capos del narcotráfico no dudan en repatriar o traer sus fortunas mal habidas. Muchos negocios basados en el ladrillo (inmuebles, discotecas, restaurantes, locales comerciales, hostales, etc.) han sido financiados con dinero turbio. De ahí que se sospeche del ‘boom’ de la construcción y otras actividades de rápido crecimiento.
El caso de Marco Antonio no sería el único de comprobarse su vinculación con el crimen organizado. Su muerte ha consternado a muchos personajes del espectáculo y dará que hablar en los próximos días. Ojalá me equivoque para que su nombre no quede manchado.
Su crecimiento como estilista, editor de revistas, conductor de televisión y empresario debe ser investigado porque tal vez ahí se encuentre el motivo de su trágica desaparición. Quizá le debía a personas que se dedicaban a lavar dinero sucio. Lo que sostengo de momento es una hipótesis, pero tiene asidero a raíz de su trepidante éxito y su execrable crimen. Sin duda fue un sujeto talentoso –que duda cabe- y bien relacionado en la farándula local, pero eso no basta para explicar su suceso empresarial.
Marco Antonio era propietario de varios centros de belleza y peluquerías donde atendía a la crema y nata de la sociedad. A veces se desempeñaba como jurado en eventos de belleza y era requerido por artistas nacionales. Sus servicios como peinador eran exclusivos y altamente demandados en bodas y destacados eventos internacionales.
El Perú, como la mayoría de países latinoamericanos, es ideal para que carteles mexicanos laven dinero en sectores como la construcción, la mediana minería, la pesquería y servicios de relax y entretenimiento. La principal razón que convierte a la región, y sobretodo a nuestro país, en una plaza atractiva para recursos procedentes actividades ilícitas es su estabilidad macroeconómica, es decir, su baja tasa de inflación y la escasa volatilidad de la moneda. También destacaría la gran informalidad que caracteriza a nuestra economía y la de nuestros vecinos pues es responsable de más del 50% del PBI. Que el mercado peruano sea informal significa que existe poca o nula fiscalización estatal. Esto permite que muchos narcos ingresen grandes cantidades en la economía sin encontrar oposición.
Como en occidente no pueden actuar con la permisividad que encuentran en Latinoamérica, los grandes capos del narcotráfico no dudan en repatriar o traer sus fortunas mal habidas. Muchos negocios basados en el ladrillo (inmuebles, discotecas, restaurantes, locales comerciales, hostales, etc.) han sido financiados con dinero turbio. De ahí que se sospeche del ‘boom’ de la construcción y otras actividades de rápido crecimiento.
El caso de Marco Antonio no sería el único de comprobarse su vinculación con el crimen organizado. Su muerte ha consternado a muchos personajes del espectáculo y dará que hablar en los próximos días. Ojalá me equivoque para que su nombre no quede manchado.
1 comentario:
interesante tu teoria ahora no se puede descartar nada pero como tu dices tambien quiero creer que no fuese asi tambien por la forma como han procedido dudo mucho que sean sicarios por lo tremendos errores que han cometido a lo mejor podria ser que como tu dices la mafia halla querido que el de su cupo de proteccion y este no halla querido darlo y asi se dio el famoso ajuste de cuenta
pero solo son especulaciones
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