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martes, 24 de junio de 2008

¿Strauss-Kahn recomienda no otorgar aumentos salariales en America Latina?

La inflación actual es el gran problema del mundo. Las causas de la gran inflación actual que amenaza al planeta entero tiene su raíz en el nuevo elevado precio de los alimentos, que son más caros porque muchos de los dueños de las tierras que los cultivan los destinan a productos que generan más ganancia, principalmente como insumos del Etanol.

El Etanol a su vez es hoy en día una alternativa rentable debido a que el precio del petróleo ha subido considerablemente, debido a que los países de la OPEP no producen la cantidad de petróleo suficiente (por distintos factores) para abastecer un mercado en expansión, principalmente por los emergentes mercados de más de 2000 millones de personas de China e India juntas, que cada vez aportan más y más consumidores de autos, electricidad, y productos industriales.

La inflación no es un problema para latinoamérica en exclusiva entonces. Por lo tanto sería interesante saber si las opiniones del controvertido Strauss-Khan serían bien recibidas en Europa, donde crecen las manifestaciones (y su crudeza) por los incrementos en los precios de los combustibles y alimentos. Sus declaraciones no corresponden con la opinión de un experto y más bien se acercan a las de un preceptor de política. Para Olivier Blanchard (cuyos libros son usados en casi todas las escuelas de economía del mundo), que en setiembre asumirá como economista jefe del FMI, la respuesta no va por los sueldos, si no por el contrario, sugiere que los bancos centrales no deberían subir "fuertemente" las tasas de interés en respuesta a las alzas de precios. Blanchard sostiene que "las expectativas de la inflación a mediano plazo" deberían seguir firmemente ancladas. Y consideró que un alza de la inflación en el corto plazo es "aceptable" (ver FMI: "Inflación a corto plazo es aceptable")

Por otro lado, si bien es cierto que las tranferencias directas son más eficientes (en la Teoría económica) que los subsidios, este razonamiento no tiene nada que ver con subir o no los sueldos. Esa afirmación no se resiste a la lógica personal cuando se tiene tranquilidad financiera(1), pero no en todo los casos es posible de aceptar. Se debe tener claro que el sueldo de un trabajador es la contraparte de su producción (marginal), y si la producción se denomina en más monedas (es decir, si sube su precio) es porque en el mercado libre, el esfuerzo de su producción tiene más recompensa. Es muy fácil acabar con la inflación quitando el dinero de las manos de la gente (así ya no pueden subir los precios porque ya no hay cómo pagar esas subidas), pero esa solución técnica tienen un costo social que es la fuente de discusión en la teoría económica, entre los que toman en cuenta a la población ( y su bienestar) y los que toman en cuenta las cifras ( y el "desarrollo" entendido como "crecimiento").

Los países de latinoamérica están ensayando sus propias recetas, y en ninguna se habla de "bajar sueldos". Aquí algunos datos de AméricaEconomía: en donde el incalificable como conservador de Álvaro Uribe por ejemplo, señala que un buen remedio es incentivar la producción de alimentos!

Brasil, por ejemplo, introdujo impuestos a la inversión extranjera en títulos públicos locales, y "en varios países comenzamos a ver controles de las exportaciones de alimentos y se gestionan acuerdos de precios", sostuvo la analista.

En particular, el Gobierno de Lula ha adoptado un "mix" de medidas para contener los precios. Por un lado, el Banco Central de Brasil subió este miércoles la tasa básica de interés, Selic, en 50 puntos básicos, a 12,25% (la segunda alza consecutiva luego de tres años sin movimientos en la tasa de referencia).

Se trata de una señal importante para mantener la calma en los mercados y especialmente para contener las expectativas inflacionarias de mediano plazo, según coincidieron en señalar varios analistas. Pero esta decisión no sería el único camino: el ministro de Hacienda, Guido Mantega, no descarta flexibilizar la importación de productos alimenticios que estuvieran aumentando la presión inflacionaria, como ocurrió recientemente con el trigo.

En Colombia, el presidente Álvaro Uribe tampoco quiere frenar el impulso de la economía, que en 2007 mostró su mayor expansión en tres décadas. Por esa razón, pidió este miércoles al Emisor no subir las tasas de interés, y propuso un paquete de medidas alternativas tendientes a generar una mayor producción de alimentos y el aumento temporal de las reservas que deben tener los bancos (ver Uribe da batalla a la inflación). La autoridad monetaria ha comenzado a implementar medidas de aumento de encaje marginal (el nivel de reservas que los bancos comerciales deben mantener en la entidad emisora), pero sus efectos aún no se observan en el país. "Si vemos que la manera de combatir esta inflación es producir alimentos, entonces no frenemos la producción con altas tasas de interés", dijo Uribe. En su país, la inflación se aceleró en mayo a un 0,93%, desde el 0,30% del mismo mes del 2007, presionada por los precios de los alimentos.

México también se debate entre subir las tasas o tomar riesgos y tolerar niveles aceptables de inflación para aumentar la competetividad de sus empresas. El presidente Felipe Calderón sugirió este miércoles que el Banco de México –contemplando que el país muestra una inflación relativamente baja- debería bajar la tasa de referencia, para mejorar el acceso al crédito de las empresas mexicanas, que deben competir con sus pares de Estados Unidos, principal socio comercial del país.

El Banco de México mantiene desde octubre en un 7,50% su tasa de referencia, mientras que en Estados Unidos, la Reserva Federal ha estado aplicando recortes a la tasa de los fondos federales hasta el 2,0% actual. Los especialistas creen que el banco central mexicano podría aumentar su tasa referencial, luego de que la tasa de inflación anual se ubicara en el 4,83% hasta la primera mitad de mayo, el nivel más alto en tres años.

Pero el Gobierno presiona en sentido contrario. "Si tenemos inflaciones casi iguales con Estados Unidos, llegamos a estar casi iguales el año pasado, y ahora estamos casi más del doble de las tasas que tienen los americanos, eso también saca de competencia a las empresas mexicanas", dijo Calderón.

Perú, a salvo. Si bien en todos los países de la región hay un consenso generalizado sobre la necesidad de encontrar soluciones a un problema global, algunos pueden dormir más tranquilos que otros. Perú, por ejemplo, se ubica entre los nueve países emergentes menos vulnerables a los choques de inflación, según un ranking de Fitch Ratings realizado sobre la base de 73 países (que por supuesto no toma en cuenta lo encontrado por Marthan en  PERU: Lo que no se dice de la inflación sobre que la inflación real en Perú es de 7,5%).

Entre los más seguros también se encuentran Uruguay, México y Colombia, gracias a su estabilidad económica y buenos fundamentos macroeconómicos, según Fitch. Ha sido precisamente en estos países donde se aplican medidas menos convencionales contra la inflación. "En Uruguay, por ejemplo, se subieron los encajes. También se recurrió a la política de encajes en Perú", destacó la analista de Deloitte, Tamara Schandy, en un comentario entregado a radio Espectador de Uruguay.

"No se puede pintar la región de un solo color. Por ahora algunos países van por buen camino", dice el economista Daniel Lachman, citado por la BBC. "Me temo que Venezuela y Argentina se han montado a la burbuja creada por la subida de precios de productos básicos o 'commodities', y cuando está burbuja se desinfle veremos las consecuencias de sus malas políticas económicas", opinó. Precisamente, según el ranking de Fitch el grupo de los más vulnerables es encabezado por Venezuela, Ecuador, Bolivia y Argentina. Brasil y Chile se encuentran a mitad de camino.

La situación es preocupante y global, en especial cuando un escenario de inflación pueden alterar el clima de los negocios y aumentar las cifras de la pobreza. No obstante, según explica Nancy Lee, economista del Centro del Desarrollo Global (CDG) "se han visto buenas reformas en la región: los Bancos Centrales tienen más autonomía, el sistema financiero es más estable y no hay grandes deudas". A pesar de los esfuerzos demostrados hasta ahora, la especialista sostiene que la región está mejor preparada para luchar contra la inflación que para sostener el crecimiento económico.

Asimismo, si se toman en cuenta los subsidios, entonces conviene ver la sugerencia de Pedro Francke en sú artículo sobre las fuentes de los posibles subsidios:


Sumando a favor de los pobres

Supongamos que el Perú decidiera, por esta única vez, cobrarle a las empresas mineras la mitad de sus sobreganancias. Ojo, eso quiere decir que aún se quedarían con la otra mitad de las sobreganancias, es decir de las ganancias extraordinarias que han obtenido por los altos precios de los metales en el mercado internacional, ganancias que no se deben a ningún esfuerzo de su parte sino a la pura suerte.
En los últimos 3 años las empresas mineras han acumulado 62 mil millones de soles de sobreganancias. En un ejercicio de imaginación, dejémosle a sus accionistas que se queden con 31 mil millones (un recontra montón de dinero) y cobremos 31 mil millones a favor de los pobres. Y eso que no hemos contado las mayores ganancias de petroleras, pesqueras, bancos y AFPs, cuya rentabilidad excede en todos los casos lo razonable.

Con esa suma se podría invertir en cada hogar pobre del país ¡15 mil soles¡ ¡más de 5 mil dólares para cada familia pobre peruana! Imagínense ustedes todo lo que las familias, sus comunidades y el estado juntos podrían hacer con ese dinero. La Federación Campesina del Cusco con la experiencia de riego por aspersión con tecnologías simples, y capacitación de campesino a campesino con los yachachiqs, probada durante varios años, permite que con solo 600 soles por familia campesina multiplicar sus ingresos varias veces. Con 1,100 soles se podrían añadir otras 10 tecnologías de transformación de productos, como la leche en yogurt y quesos. ¡Y podríamos tener 14 veces esa suma!

Para quienes piensan que invertir en los pobres es ineficiente, tengo otra alternativa: pongamos la plata en un banco. Con los intereses que hoy obtiene el gobierno con sus fondos, un 8% anual, se podría dar 100 soles mensuales a los 2 millones de familias peruanas pobres ¡eternamente! ¡por siempre! No se usaría el capital, que se mantendría intacto, sólo los intereses. La plata estaría guardada en un banco y cada familia pobre peruana podría estar segura que, pase lo que pase, llueva o truene, tendría todos los meses 100 soles mensuales en su cuenta.

Mientras tanto, las sobreganancias mineras siguen acumulándose, mes tras mes y año tras año. Si hiciéramos lo mismo el 2008, seguramente podríamos subir esos 100 soles a 140 soles. Y en un par de años más, a 200 soles. Todos los meses, a todas las familias pobres peruanas, por siempre. Parece un sueño.

¿1% de pobreza o eficiencia del gasto social?
Mientras el sueño sigue siendo un sueño, se discute si la pobreza se redujo 5% y no 2%. Poco relevante: si las sobreganancias mineras dejaran de concentrarse en unas pocas manos y fueran utilizadas para combatir la pobreza, podríamos realmente cambiar las condiciones de vida de millones de peruanos en 3 o 5 años.
Lourdes Flores, por su parte, propone una mejor política social y un mayor esfuerzo por la inclusión…pero sin tocar las sobreganancias. En una entrevista reciente, insiste en que los gobiernos regionales y municipios gasten más – aumentando así el déficit fiscal en un momento en que este debe mas bien reducirse– y en que el problema es de gestión en las áreas sociales.
Seguro que las ineficiencias en la gestión en educación, salud y programas de lucha contra la pobreza son muy grandes. Pero no tienen comparación con las sobreganancias. Tanto han criticado los partidarios de Lourdes la focalización en el vaso de leche y los comedores populares, y hablan allí de lograr ahorros de 50 u 80 millones de soles al año…!eso se llevan las mineras de sobreganancias en un día!
Más importante, estos neoliberales se olvidan esa gran máxima de su ideólogo number uán, Milton Friedman: no free lunch, no hay lonche gratis. Si queremos tener educación salud y programas sociales de calidad, hay que invertir en ellos. ¿O de verás creen que hospitales y centros de salud con equipos obsoletos y sin medicinas, profesores mal pagados y colegios sin baño, pueden dar un buen servicio? ¿O alguien puede creer que la desnutrición infantil se resuelve con sólo un vaso de leche diario, que no cuesta ni 5 soles al mes?
Hoy los peruanos tenemos la posibilidad de dar un salto gigantesco en la lucha contra la pobreza. Cuestión de compartir un poco mejor la riqueza y de invertir para que el Estado sea capaz de hacer su trabajo y mejorar la vida de la gente.

(1)Sobre Strauss-Khan (autodenominado "socialista del libre mercado") se sabe que gana un salario libre de impuestos de US$420.930 y una subvención anual para gastos de $75.350 (Más que el mismo presidente del Banco Mundial, el secretario general de la ONU y el presidente de EEUU. Ver detalles en: http://www.brettonwoodsproject.org/art-558734  y en http://www.brettonwoodsproject.org/art-557126  y en http://www.imf.org/external/np/sec/pr/2007/pr07197.htm


"América Latina no debe aumentar salarios"

 Para evitar que la inflación repunte, según Dominique Strauss del FMI. Director gerente del Fondo pidió que los gobiernos no otorguen subsidios generalizados a los alimentos.
EFE.

EFE

Límites. Domique Strauss lanza advertencia sobre la inflación de la región. (Foto: EFE)

 

El director gerente del FMI, Dominique Strauss-Kahn, aseguró que la inflación es el principal problema al que se enfrenta América Latina y en esa línea recomendó a los gobiernos resistirse a otorgar subidas salariales que cimienten el aumento de precios.
En una entrevista previa a su partida para México, donde participará hoy en una conferencia económica, Strauss-Kahn señaló los salarios como la clave para asegurarse de que la credibilidad de las autoridades monetarias no salte por los aires. "Los incrementos en salarios que siguen estrechamente el aumento de precios", dijo.
El FMI teme que el nivel actual de inflación se incorpore en la negociación de los contratos, comenzando con los de los funcionarios públicos, que cuentan con los sindicatos más poderosos y frecuentemente marcan la pauta para el resto. Eso solidificaría la inflación en unos niveles muy superiores a los márgenes de comodidad de los bancos centrales.
Seguir la recomendación del Fondo significa una pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores a corto plazo, pero el organismo cree que es el precio que la sociedad debe pagar para asegurarse de que el ave Fénix de la inflación no renazca de sus cenizas.
Pese a que estas alzas de los precios han provocado gran descontento popular en algunos países, Strauss-Kahn recomendó a los gobiernos no caer en la tentación de otorgar subsidios generalizados a ciertos alimentos, como han hecho Haití y República Dominicana, por ejemplo. En su lugar, aconsejó dar transferencias de dinero a las familias más pobres, para quienes la subida de los alimentos básicos es una tragedia.
CLAVES
Economía. El Fondo Monetario Internacional (FMI) dobló su pronóstico de crecimiento para Estados Unidos este año, hasta el 1.1%, tras constatar un desempeño mejor de lo esperado en el primer trimestre.
Periodo. Sin embargo, la institución mantuvo su opinión de que el repunte del país, tras el actual período de gelidez económica, será más lento que en otros episodios similares en el pasado, al contrario de lo que piensan numerosos analistas privados.


jueves, 6 de septiembre de 2007

Latinoamerica paga su deuda y complica al FMI

De la serie "La crisis del FMI y Banco Mundial"

V.-LA CANCELACION ANTICIPADA DE LA DEUDA CON LOS ORGANISMOS FINANCIEROS INTERNACIONALES (BM Y FMI)

El pago total de la deuda por parte de algunos países emergentes se está convirtiendo en una corriente muy extendida entre las naciones en vías de desarrollo y en un severo dolor de cabeza para el FMI y el Banco Mundial. Estos son los casos de Brasil, Argentina, Tailandia, Rusia, Venezuela y Uruguay, quienes al saldar o anunciar los pagos por adelantado de sus obligaciones con las citadas instituciones complican no sólo su situación financiera -ya que subsisten gracias al pago de intereses sobre los montos que asignan-, sino que se liberan de la fiscalización que hace el FMI de la aplicación de sus respectivas políticas económicas.

Así, la cancelación de Brasil en el 2005 por la cual saldó su deuda de 15.700 millones de dólares con el FMI, y la determinación argentina de seguir los pasos de su gran socio comercial al efectuar desembolsos por 9.810 millones de la divisa norteamericana fueron dos hitos de gran importancia en la historia de las relaciones económicas de los países emergentes con los organismos multilaterales. Ya que además de liberarse del constante monitoreo de sus economías, en particular de sus indicadores macroeconómicos y sus políticas fiscales y monetarias, ahorraran cientos de millones de dólares en intereses (por el pago adelantado de sus obligaciones crediticias). Brasil, por ejemplo, ahorrará unos 900 millones de dólares por dicho concepto.

Uruguay, siendo un país pequeño dentro de la órbita sudamericana, también imitó a sus pares del Mercosur al anunciar en el 2006 el pago de su deuda con el Fondo por un total de 1.080 millones de dólares.

Mucha razón tenía Henry Kissinger, ex secretario de Estado de Nixon y consejero de varios presidentes norteamericanos al indicar que “los países de América Latina se orientarán conforme a lo que haga Brasil”. Al menos en el terreno del pago de la deuda y de algunas políticas de sociales (como el Plan Hambre Zero y los programas de vivienda), las naciones de la región vienen imitando la buena gestión del presidente brasilero, Lula da Silva.

Otros países como la conflictiva Serbia y la turbulenta Indonesia emprendieron la misma estrategia de las tres naciones latinoamericanas mencionadas.

Aquí cabe destacar que el pago anticipado mejora el perfil crediticio de los países que decidieron cancelar sus deudas con los organismos financieros antes de sus vencimientos. Esto es positivo porque reduce el monto a pagar por intereses en el largo plazo y libera recursos para asignarlos a programas vinculados con el desarrollo y la disminución de la pobreza. Además facilita la obtención de nuevos créditos a mejores tasas y condiciones porque el país se presenta como buen pagador en los mercados financieros.

Standard & Poors, agencia clasificadora de riesgos de Wall Street, señala que el pago adelantado otorga un mejor acceso al mercado de capitales y mejora la calificación del país acercándola al grado de inversión, cuyo indicador sirve de referencia para los inversionistas extranjeros al momento de resolver si invierten o no en una determinada plaza emergente.

Algunos países a la vez que cancelan sus compromisos con el BM y el FMI, han optado también por saldar sus préstamos con el Club de París, que agrupa a los acreedores públicos (Estados desarrollados) de los países emergentes con el objetivo de reducir aún más su carga financiera.

En cierto modo se puede apreciar que los países menos industrializados están ganando más autonomía e independencia respecto de las instituciones de crédito internacional. Pero esta independencia es todavía relativa, y más aún en un entorno globalizado donde los lazos y procesos de intercambio se estrechan. La dependencia de los países emergentes, en especial de América Latina, se debe a su estructura económica que enfatiza la explotación de materias primas y productos de poco valor agregado.

La existencia de nuevos mercados y cierta apertura vía Tratados de Libre Comercio (TLC) o acuerdos de preferencias arancelarias para algunos bienes refuerzan esta tendencia de la economía latinoamericana, es decir, de ser esencialmente exportadora de productos primarios. Pero a la vez la torna menos vulnerable al tener otros destinos donde colocar su producción (como China, India, etc.), de ahí que las crisis internacionales, barreras proteccionistas o distorsiones en el comercio mundial (generadas por parte de compradores tradicionales como EE UU y la UE) ya no sean tan catastróficas como antes.

Retomando la cancelación anticipada de la deuda de países emergentes, Venezuela acaba de sumarse a la lista de naciones que ya concretaron sus operaciones de pago anticipado con el FMI y el BM. Ese país desde hace algún tiempo atrás, gracias a su riqueza petrolera, viene reemplazando en el plano regional al FMI como prestamista institucional por excelencia al adquirir bonos de deuda argentinos por montos cercanos a los 3.000 millones de dólares. Lo que ha aliviado las finanzas argentinas y permitido que el país gaucho encuentre otras fuentes alternativas de financiamiento en la región sin acudir a Washington D.C., donde se ubica la sede del FMI.

En concreto, las acreencias venezolanas con el FMI y el BM totalizaban unos 3.300 millones de dólares, que fueron saldadas luego de que Caracas recurriera a sus Reservas Internacionales Netas (RIN) y se abstuviera de solicitar nuevas líneas de crédito a los organismos multilaterales. El asunto quedaría en lo anecdótico si no fuera porque el presidente populista, Hugo Chávez, pretende ir más allá de la cancelación pues resolvió la separación de su país del FMI y del BM. En la práctica, la estrategia de los países emergentes de cancelar anticipadamente sus acreencias y no hacer uso de préstamos aprobados significa un rechazo a la injerencia de las instituciones financieras. Por ello, salirse abruptamente del Fondo y del BM no disminuye en ningún grado la influencia de estas entidades sobre las economías latinoamericanas. De ahí que la decisión de Chávez sea más efectista que concreta, porque desde que asumió el mando en 1999 congeló las relaciones de Caracas con el FMI. El propio ministro de Economía de Chávez, Rodrigo Cabezas, afirmó “que con el adelanto en las cancelaciones, Venezuela sólo ahorrará unos 8 millones de dólares, por lo que la medida tiene más significado político que económico”.

La pésima imagen del Fondo en Venezuela data de 1989, cuando el entonces presidente Carlos Andrés Pérez, contra el que Chávez dio un fallido golpe en 1992, firmó un acuerdo con el FMI por el que se adhirió por completo a sus “recomendaciones”, que entre otras disposiciones comprendía un duro programa de ajuste fiscal. Aquello desató una ola de protestas sociales y disturbios que debilitaron la presidencia del “socialdemócrata” Pérez. Por ese entonces el contexto internacional era negativo para la mayoría de economías de América pues muchos de los commodities que comercializaban como el petróleo se cotizaban a precios irrisorios y no tenían recursos para afrontar los pagos de sus cuantiosas deudas, además había que agregar una inflación galopante y la constante devaluación de la moneda. La falta de inversiones extranjeras que dinamicen la economía, producto de la volatilidad política, la ausencia de reglas claras para la inversión y demasiado proteccionismo, obligaron a los países a recurrir a los organismos financieros internacionales para cubrir sus necesidades presupuestales y sus déficit en cuenta corriente. Venezuela inició por esas fechas un programa de liberalización económica, que acabó con los controles de precios, privatizó las deficitarias y elefantiásicas empresas públicas (que ahora Chávez nacionaliza rimbombantemente) y desmanteló las barreras a las importaciones, entre otras medidas muy conocidas.

La apertura frenética de la economía trajo algunas cosas positivas (como hacer más conscientes a los gobiernos de la necesidad de tener políticas fiscales responsables), pero generó un malestar y descontento generalizado en los estratos sociales más bajos, es decir, en la población más vulnerable a los cambios que se introdujeron con la nueva orientación económica.

Las noticias para los organismos multilaterales no son malas, al menos en los casos del BID y la CAF, Banco Interamericano de Desarrollo y Corporación Andina de Fomento, respectivamente, con los que Venezuela desea seguir colaborando, así como muchos otros países latinos ya que dichas instituciones siempre mantuvieron el perfil para el que fueron diseñadas, a diferencia de sus pares del FMI y BM, quienes por largo tiempo han sido dependientes de los Estados que designan a sus principales directivos y representantes, es decir, herramientas de control político y presión sobre economías menos desarrolladas.

Argentina, por su parte, al imitar a Brasil, privó de ingresos futuros al Fondo toda vez que los préstamos que acumulaba conjuntamente con Brasil ascendían al 49% del total de créditos otorgados por dicho organismo. Si bien la cancelación alivia en algo las cuentas rioplatenses, más del 90% de la deuda pública argentina se mantiene con Estados y acreedores privados. Desde cierto punto de vista es malo que Argentina se desentienda del FMI toda vez que las políticas populistas que impulsa Néstor Kirchner tendrán menos freno y oposición internacionalmente hablando. En su caso, la independencia lograda puede ser perjudicial porque algunas de las críticas que desliza el Fondo sobre las políticas de control de precios, distorsiones (mediante impuestos antitécnicos) y fijación de tarifas a los servicios públicos son justas y deben ser revisadas. Además, se pierde un adecuado monitoreo sobre los recursos (provenientes de préstamos) para programas sociales, esto es, deja de fiscalizarse un importante gasto como el social (en el que se precisa una escrupulosa asignación de los mismos para que generen el impacto deseado).

Entre las razones que algunos analistas difunden acerca de las verdaderas motivaciones de la abrupta cancelación de la deuda argentina está la falta de un acuerdo con el FMI sobre la revalorización del peso, liberar el control estatal sobre las tarifas y realizar algunas reformas fiscales adicionales. La negativa de Argentina a deshacerse de algunas políticas populistas la llevó a “romper” su relación con el FMI. El pago adelantado redujo las reservas gauchas en un tercio pues se encontraban antes de la cancelación en 27.000 millones de dólares. Algunos financistas consideran que para recuperar el anterior nivel de reservas será necesario emitir nueva deuda (en bonos a tasas del 9%), con lo cual se habrá perdido el supuesto ahorro de intereses.

En la lista de los principales deudores del FMI se encontraba Brasil con un 34% de los préstamos concedidos por el Fondo. Le seguía Turquía, que también ha honrado sus compromisos por adelantado. En el tercer puesto se ubicaba Argentina con 15%. Indonesia con 10% en el cuarto lugar. El quinto era de Rusia con el 5% de los desembolsos del FMI. Y el resto se repartía el 13% de los montos asignados por el Fondo.

En Brasil, los críticos del gobierno del Partido de los Trabajadores (PT) consideraron que “los recursos se obtuvieron de una restricción del gasto público y el sostenimiento de elevadas tasas de interés, en el estilo de política económica ortodoxa, lo cual terminó generando el ahorro en las reservas internacionales”, según la BBC. Mientras que para Rodrigo Rato, director gerente del Fondo, “refleja la creciente fortaleza de la posición externa del país”. Esta nación saldó su deuda de 15.500 millones de dólares con parte del dinero que el FMI recaudó para conformar el paquete de “rescate” tras la crisis cambiaria que devaluó al real y que el Tesoro brasilero contabilizó como parte de sus reservas.

De otro lado, Ecuador parece ser el siguiente país latinoamericano en desvincularse financieramente del FMI. Al menos así lo reveló Rafael Correa, presidente ecuatoriano, quien manifestó que desea “reducir en un 60% la deuda y liberar recursos para los programas sociales”. En la actualidad, según cifras del FMI, la deuda de Ecuador asciende a 10. 216 millones de dólares, cerca de un tercio de su Producto Bruto Interno (PBI).

Las relaciones entre Ecuador y el FMI y el BM no pasan por un buen momento. Al extremo que el ministro de Economía, Ricardo Patiño, ha puesto en la congeladora los tratos con dichos organismos. Por contra, Quito prefiere acentuar sus lazos, al igual que Venezuela, con el BID y la CAF. Ecuador se dispone a cortar progresivamente sus vinculaciones con el Fondo mientras la cotización de su principal producto de exportación -el petróleo- le favorezca. Pero antes tendría que consolidar su industria petrolera como Venezuela o Rusia para asegurar una mejor participación del Estado en las regalías, contratos de explotación y en empresas conjuntas entre Ecuador y las multinacionales que operan en la selva ecuatoriana. Hace pocos meses el gobierno anuló la concesión a la norteamericana Occidental Petroleum por incumplir algunas obligaciones contractuales, lo que ha sido visto como una arremetida de Ecuador contra los capitales privados (extranjeros). Con ello corre el riesgo de que no se renueve -es lo más probable- las preferencias arancelarias que gozan sus productos agrícolas y manufactureros en el mercado estadounidense.

lunes, 3 de septiembre de 2007

La crisis del FMI y Banco Mundial

I.- FORTALEZA ECONOMICA Y NUEVAS FUENTES DE FINANCIAMIENTO DE LOS PAISES EN VIAS DE DESARROLLO

Por César Reyna*


En la actualidad varios países emergentes han encontrado mecanismos para acceder a los mercados financieros sin necesidad de acudir a los organismos de financiamiento internacional (FMI y BM). Esto se debe en gran medida a la fortaleza económica que experimentan los países emergentes, quienes reciben constantes flujos de Inversión Extranjera Directa (IED). A estas inversiones foráneas se suma el dinamismo de los capitales locales que en vez de migrar al exterior optan por establecerse y desarrollar proyectos de negocios en su país de origen o en otros de la misma región.

El entorno estable a nivel macroeconómico y político de la mayoría de países emergentes reduce el riesgo de volatilidad para las inversiones, sobre todo las de largo plazo, lo que se traduce en mayores garantías e incentivos para atraer capitales.

Los constantes flujos de inversión han provocado que estas naciones recauden mayores montos en impuestos con los que financian su gasto corriente y una variada gama de programas sociales sin asistencia financiera de los organismos financieros internacionales como en el pasado.

El crecimiento económico es responsable de que el FMI y el BM hayan sido relegados del acontecer financiero de algunos países del Tercer Mundo o en vías de desarrollo. Por si fuera poco, la acumulación de recursos gracias al auge del sector exportador, que debe su dinamismo a la mayor cotización de las materias primas y algunos commodities, ha permitido que los países emergentes acumulen mayores reservas con las cuales afrontarían mejor los efectos de una crisis internacional (históricamente relacionada con la abrupta caída de los precios de sus principales productos de exportación). De alguna forma u otra, las lecciones del pasado han obligado a muchos Estados a no dilapidar rápidamente los ingresos provenientes de la actual bonanza económica, salvo por el caso de Venezuela.

Así, la mejor situación financiera de los mercados emergentes hace que no dependan de los desembolsos del FMI o del BM para mitigar las consecuencias de las crisis económicas ni para cubrir parte de su gasto fiscal, es decir, sus presupuestos nacionales. Lo anterior se verifica en la postergación de las líneas de crédito habilitadas parte de países como Colombia, Perú, Chile, etc., quienes no las utilizado pese a estar disponibles desde hace meses o años.

La CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe) reveló, como se dijo anteriormente, que el incremento de las inversiones en América Latina se debe al buen desempeño macroeconómico y a los elevados precios de las materias primas. Para el organismo internacional, México, Brasil, Chile y Colombia, en ese orden, son los que más inversiones recibieron durante el 2006.

1.1.- Los flujos de Inversión Extranjera Directa (IED)

Según el último reporte de la UNCTAD (Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo, por sus siglas en inglés), la inversión foránea en América Latina creció en 3% durante el 2005. Esta cifra es pequeña comparada con el crecimiento de la IED a nivel mundial pues aumentó un 29% respecto al 2004. La información revela una tendencia ascendente en el flujo de inversión extranjera.

América Latina recibió tan sólo el 7% de la IED global (que ascendió a 916.000 millones de dólares en el 2005), es decir, 65.000 millones de dólares. Dicho monto equivale al 20% de la IED percibida por los países emergentes, lo que relega a esa parte del continente americano respecto a otras regiones como el Sudeste asiático o Europa del Este, con las que compite directamente por la captación de nuevos capitales.

En el caso de los países con mercados emergentes se aprecian dos cosas: el incremento de la IED en 22% respecto al 2004 y el papel cada vez más preponderante de estos países como exportadores de inversión a plazas emergentes y/o más sofisticadas. Las cifras del informe indican que recibieron 334.000 millones de dólares en el 2005 en IED, cerca del 36% de todos los flujos de inversión registrados durante ese año. La UNCTAD calcula que los países emergentes enviaron al exterior 133.000 millones de dólares, un 17% de toda la IED.

Los menores flujos de IED en América Latina, pese a su gran potencial, se deben en parte a la aplicación de políticas que desalienten la atracción de capitales. Venezuela concentra la mayoría de las críticas de los analistas a pesar de que captó US$ 1.000 millones en inversiones, sobre todo en el sector petrolero (gracias a los mayores precios de ese commoditie). También la mayor carga tributaria de Brasil desalienta la llegada de nuevas inversiones extranjeras, ya que genera menores tasas de retorno sobre el capital invertido. Pero aún así la gran economía latinoamericana figura entre las favoritas de los inversionistas extranjeros al ocupar el segundo lugar de preferencia dentro de la región para la IED. Argentina, por su parte, sigue siendo mal calificada por los inversionistas y por el informe de la Unctad al impulsar medidas relativas a los controles de precios como la que le permite al Gobierno de Kirchner renegociar las tarifas con las empresas prestadoras de servicios públicos. Aun así, el país del Rio de la Plata pudo atraer US$ 4.662 en inversiones, un 9% más que el año anterior (2004).

La mayor parte de inversiones que atrajo Latinoamérica durante el 2005 se concentró en los sectores productivos vinculados a las exportaciones. Esto es, en minería e hidrocarburos principalmente. En aquel año (2005) se destacó Colombia pues superó a Venezuela en 200 millones de dólares en la captación de capitales en el área de hidrocarburos.

En cuanto a la exportación de capitales de los países emergentes, cabe destacar que el buen clima económico ha facilitado que las empresas de los países de la zona latinoamericana inviertan cada vez más en las plazas vecinas. La buena marcha de las naciones ha sido aprovechada por las empresas locales, las que, en algunos casos, han llegado a constituirse en verdaderos “campeones trasnacionales” capaces de rivalizar con las firmas occidentales al expandirse y consolidar sus posiciones en la región. A estas alturas es evidente que las compañías translatinas han aumentado su grado de internacionalización, de ahí que destaquen las inversiones de empresas provenientes de Brasil (en construcción, gas y petróleo, entre otros rubros), México (telefonía, banca y minería), Chile (comercio minorista y banca), Argentina (industrias alimenticias, gas, petróleo, etc.). A decir de la CEPAL, la estabilidad política de la mayoría de países de América Latina ha favorecido este ambiente de gran flujo de inversiones en la zona.

En el caso de los envíos de IED, Brasil destaca como exportador en ese rubro. Su caso es enigmático hasta cierto punto porque la exportación de capitales supera la captación de IED del país. Esto se debe a las compras de las firmas brasileras, quienes se consolidan internacionalmente y se revelan como grandes actores en el sector de las fusiones y adquisiciones. Así encontramos que la minera CVRD (Vale do Rio Doce) incorporó a su portafolio a la canadiense INCO, convirtiendóse en la segunda firma de importancia en su sector. En cifras Brasil invirtió 22.800 millones de dólares en el exterior versus los 13. 600 millones de la divisa norteamericana recibidos hasta octubre de 2006.

La dinámica mostrada por su economía contrasta con la enorme desigualdad de su sociedad, en lo que a distribución del ingreso se refiere. “En Brasil un 20% de la población tiene un nivel de bienestar similar al de Canadá, pero el otro 80% vive en condiciones similares a las de Nigeria”, revela la prestigiosa revista británica The Economist.

El Banco Mundial considera que los flujos de capital privado hacia mercados emergentes fueron más altos que los montos revelados por el Informe de la Unctad, pues ascendieron a 500.000 millones de dólares en el 2005. En 1990, cuando comenzaban a aplicarse las reformas que liberalizaron los mercados, la cantidad fue de 85.000 millones de la divisa estadounidense.

Dani Rodrik, profesor de Economía Política en la Escuela de Gobierno John F. Kennedy de la Universidad de Harvard y crítico de la liberalización financiera, manifiesta que los beneficios del libre flujo capitales perjudicaron a los países emergentes. La razón que esgrime este académico es que, si bien parecía lógico recibir inversiones para desarrollar el potencial de los mercados emergentes carentes de tasas suficientes de ahorro, para “(…) hacer uso de los ahorros de los países ricos, aumentar sus tasas de inversión y estimular el crecimiento”. La realidad demuestra, a través de una investigación del FMI, que “(…) es difícil encontrar evidencia de que los países que liberaron los flujos de capital hayan experimentado, como resultado, un crecimiento económico sostenido. De hecho, muchos mercados emergentes experimentaron caídas en las tasas de inversión. Tampoco, en promedio, la liberalización de los flujos de capital estabilizó el consumo”.

La forma en que algunos países emergentes han permitido la entrada casi “irrestricta” de capitales fue por medio de acuerdos bilaterales que regulan el tratamiento, no discriminación y protección de la IED en los Estados receptores y de modificaciones legislativas. También se incluyen dentro de la lista los tratados comerciales entre los países emergentes y naciones más desarrolladas.

De hecho, Argentina registra que la IED creció en menor proporción que la economía en general. Así, el monto acumulado de IED representó 30.5% del PBI de ese país en el 2005, cuando un año antes ascendió al 33.1%, es decir, un descenso de 2.6% entre ambos períodos. Puede pensarse que a primera vista que eso es negativo, pero la menor “dependencia de financiación extranjera”, según Rodrik, “hace que a los países emergentes les vaya mejor”. “China, la superestrella del crecimiento mundial, tiene un gigantesco superávit de cuenta corriente, lo que significa que es un prestador neto para el resto del mundo. Entre otros países de alto crecimiento, la cuenta corriente de Vietnam está esencialmente equilibrada y la India sólo tiene un déficit reducido. En América latina, Argentina y Brasil recientemente han experimentado holgados superávit externos. De hecho, su novedosa resistencia a las crisis de los mercados de capital se debe, y no en menor medida, a que se convirtieron en prestadores netos para el resto del mundo, después de años de ser prestatarios netos”, añade Rodrik.

El catedrático explica que “(…) lo que mantiene (relativamente) bajos los niveles de inversión y crecimiento en la mayoría de los países pobres”, se origina en “el lado de la inversión”. “El principal problema parece ser la escasez de capacidad empresarial y la baja predisposición a invertir en plantas y equipamientos -lo que Keynes llamaba "bajos espíritus animales"-, especialmente para mejorar la elaboración de productos que se puedan comercializar en los mercados mundiales. Detrás de esta deficiencia residen varias distorsiones institucionales y de mercado asociadas con las actividades industriales y de otros sectores modernos en contextos de bajos ingresos”.

“Cuando los países sufren una baja demanda de inversiones, la liberación de los ingresos de capital no sirve de mucho. Lo que las empresas en estos países necesitan no es necesariamente más finanzas, sino la expectativa de mayores réditos para sus propietarios. De hecho, los ingresos de capital pueden empeorar las cosas, porque tienen a aumentar el valor de la moneda interna y tornan menos rentable la producción en actividades de exportación, debilitando aún más el incentivo para invertir”.

“En consecuencia, la norma en las economías de mercados emergentes que liberaron los ingresos de capital ha sido una menor inversión en los sectores modernos de la economía y, a la larga, un crecimiento económico más lento (una vez que se extingue el auge del consumo asociado con los ingresos de capital). En cambio, países como China y la India, que evitaron un incremento de los ingresos de capital, lograron mantener monedas internas altamente competitivas y, por lo tanto, mantuvieron alta la rentabilidad y la inversión”.

Rodrik parece recomendar una baja cotización de la moneda local respecto a las a las que dominan las transacciones comerciales mundiales como el dólar, dado que la apreciación de la primera resta competitividad a los países emergentes, generalmente exportadores de materias primas. Detrás del crecimiento experimentado por las naciones emergentes más representativas (China e India) se encuentra como común denominador el control de los flujos de capitales y la subvaluación de la divisa local.

Los niveles de IED en el mundo aún están bastante lejos de de los 1.4 billones de dólares a principios de los noventa e inicios de esta década pues no superan por mucho los 900.000 millones de dólares. Esto a pesar de contar con una participación más activa por parte de los fondos de riesgo y de cobertura, entre otros inversionistas de envergadura.

A manera de resumen, se requiere monitorear adecuadamente la IED porque “nada puede matar más efectivamente el crecimiento (actual) que una moneda no competitiva y no hay camino más rápido a la apreciación de la moneda que un incremento de los ingresos de capital”, advierte Rodrik.

Para muchos países que ya liberaron los flujos de capital el riesgo es mayor pues no sólo la IED puede afectar su vigoroso crecimiento, sino el incesante flujo de remesas que remiten los inmigrantes residentes en países desarrollados. Además, algunas actividades ilegales como el narcotráfico y la piratería llenan de dólares las economías emergentes, principalmente por poseer mecanismos más relajados para combatir el dinero ilegal proveniente de esas actividades ilícitas.

1.2.- Las remesas del exterior

Otro gran componente que explica la solidez de los países emergentes está relacionado con los flujos de remesas que envían los migrantes de países pobres desde el exterior. Aquí cabe destacar que el crecimiento es un fenómeno de alcance mundial y no sólo latinoamericano como podría pensarse originariamente, dada la gran población latina residente en EE UU y en algunos países de Europa como España e Italia.

El monto que se envía desde las economías más desarrolladas por diversos canales supera en muchos casos la IED como es el caso de Ecuador, Honduras, El Salvador, entre otros. En otros casos las remesas constituyen la segunda fuente de divisas de las economías emergentes, a penas por detrás de la inversión extranjera directa (IED). La inyección de las mismas alimenta las economías y dinamizan el consumo interno pues ingresan directamente a los presupuestos familiares. De esa forma se revitaliza una interesante demanda interna que requiere cada vez mejores bienes y servicios. Los gastos de los receptores de las remesas se orientan generalmente hacia la alimentación, educación y la compra de una vivienda propia.

A estos flujos de inversiones, remesas y exportaciones (que generan muchas divisas gracias al elevado precio de las materias primas) hay que sumar las regalías y otros derechos que pagan las empresas que explotan recursos naturales no renovables en los países emergentes, porque todos en conjunto permiten que los Estados tengan suficientes recursos para cancelar sus deudas con los organismos financieros internacionales. O que renegocien en mejores condiciones los préstamos ante el Club de París, que reúne a los acreedores públicos de países en vías de desarrollo.

Volviendo a las remesas, la constante migración de latinoamericanos, africanos y asiáticos guarda una relación directamente proporcional con el crecimiento de las remesas. En el 2005 se llegó a 55. 000 millones de dólares, según el BID (Banco Interamericano de Desarrollo). Se calcula, gracias a informes de la entidad financiera regional, que “unos 28 millones de latinoamericanos residen en el extranjero y que dos tercios de ellos envían regularmente dinero a sus países de origen”. El año 2005 la cifra de remesas alcanzó los 167.000 millones de dólares. Pero hay que tener en cuenta, dice el BID, que muchos giros de dinero llegan por vías irregulares o informales, por lo que esa cantidad puede ser mayor.

El BID destaca que México lidera el rubro de remesas por tener una gran cantidad de migrantes en EE UU, buena parte de ellos ilegales (según las autoridades de inmigración de EE UU, hay cerca de 13 millones de indocumentados en suelo norteamericano, de los cuales el 70% son de nacionalidad mexicana). En Asia destacan la India, China y Filipinas, en ese orden, como principales destinos de las remesas que envían sus connacionales.

Año tras año las remesas siguen aumentando. Si en el 2005 América Latina recibió 55.000 millones de dólares por dicho concepto, en el 2006 fueron 60.000 millones de dólares los percibidos por las familias latinoamericanas. Debido su gran corriente emigratoria, América Latina encabeza la lista de regiones beneficiadas con las remesas durante todo el 2006.
El Banco Mundial (BM) estima que las remesas son responsables del crecimiento de la región en alrededor de 0.25% de su PBI entre 1991 y 2005. También destaca que éstas han contribuido significativamente a reducir la pobreza en 3% (de 28% a 25% en promedio).

1.3.- El financiamiento local

Antes los países emergentes no podían solicitar préstamos en sus monedas en los mercados internacionales, pero ahora están obteniendo financiamiento en sus divisas dado que en sus plazas ahora operan inversionistas institucionales como fondos de pensiones, fondos mutuos, etc., que adquieren la deuda (títulos) que emiten los Estados en su divisa nacional. Esto es fruto del desarrollo de los mercados de capitales locales que han ido creciendo a la par de las economías emergentes. Entre los principales adquirientes de bonos estatales y certificados se encuentran las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP) y los bancos, tanto de capitales nacionales como extranjeros. A ello hay que agregar que la creciente acumulación de recursos por parte de las AFP, los cuales se encuentran constreñidos en las economías locales ya que hay límites para invertir los fondos de los trabajadores en el extranjero. Así, más del 80% de los recursos se concentran en las acciones que cotizan en las bolsas nativas o en los papeles de deuda del gobierno. De esa forma algunos Estados se aseguran financiamiento por parte de las compras que hacen las AFP, las mayores inversionistas locales en bonos, acciones, etc. y controlan los flujos de dinero.

Cabe destacar si se permite que los recursos que manejan los fondos privados de pensiones puedan invertirse en títulos extranjeros, la moneda local se devaluaría ya que sería cambiada para adquirir dólares, yenes o euros en los que se cotizan los papeles foráneos. Por ello los Bancos Centrales de Reserva de la región no autorizan mayores flujos hacia el extranjero. Lo que les sirve como herramienta para mantener un cierto nivel de inflación e impedir volatilidades cambiaras.

Al respecto, The Wall Street Journal revela que los países emergentes no sólo vuelven a colocar sus bonos en los mercados internacionales tras la crisis financiera que afecto el tipo de cambio de sus monedas e incremento considerablemente sus deudas, sino que “cada vez más se están endeudando en sus propias monedas, lo que debería hacer que sus economías sean más estables”.

Entre los factores que destaca David Wessel, redactor del artículo “Los mercados emergentes cada vez más acuden así mismos para endeudarse”, está la baja inflación promedio de los países en vías de desarrollo. Esto no sólo permite mantener el valor de la moneda en la que se pagará el capital y los intereses, para los tenedores de bonos emitidos en dinero de los países emergentes, sino que reduce el riesgo para los inversionistas ya que antaño “temían que los deudores proclives a la inflación simplemente imprimirían más de su propia moneda si tenían problemas para pagar sus deudas”. Además, un elemento que ha incrementado el apetito por los títulos de mercados emergentes es la alta rentabilidad que generan respecto a las emisiones de deuda de países desarrollados pues ofrecen menores retornos.

“Otro factor: las economías de los países emergentes son más sólidas. Sus presupuestos fiscales están más equilibrados. Muchos tienen un superávit comercial. Más países tienen tipos de cambio flexibles, lo que reduce su inclinación a crisis económicas. Desde Sudáfrica a Filipinas y México, muchos países emergentes han recomprado deuda denominada en dólares para reemplazarla con bonos en monedas locales. Además, sus empresas son cada vez más exitosas y tienen un mejor manejo de las finanzas globales”.

El artículo da a entender que “el pecado original”, el mal que los economistas Barry Eichengreen, Ricardo Hausmann y Urgo Panizza denominaron a “la incapacidad de los países emergentes de pedir prestado en los mercados internacionales en sus propias monedas” parece haber desaparecido, y con ello, “las crisis de hiperinflación que solían provocar fuertes devaluaciones (…)”. En la actualidad, la deuda de los gobiernos en sus propias plazas (o mercados emergentes) asciende a “US$ 3,15 billones (un millón de millones), según el Banco Internacional de Pagos, el banco central de los banqueros centrales”. En 1997, cuando se desató la crisis cambiaria, “los gobiernos en los mercados emergentes tenían deudas pendientes por US$ 786.000 millones denominadas en monedas locales”.

El columnista de Wall Street Journal destaca, como se dijo anteriormente, “el auge de los fondos de pensiones, empresas aseguradoras y fondos mutuos en América latina, Europa del Este y Asia” por los bonos emitidos en moneda local. Así, el papel de los organismos financieros internacionales (FMI y BM) se debilita más cuando los países emergentes tienen más posibilidades de acceder a financiamiento barato (ya que hay gran demanda por los bonos de países en vías de desarrollo en moneda local). Esta fortaleza disminuye la dependencia con el FMI y BM en base a factores estructurales, es decir, a la consolidación de las economías emergentes como generadoras de sus propios recursos y como fuente cada vez más común de IED en diversos mercados.



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