domingo, 21 de junio de 2009

Padre Marco Arana presidente

Elecciones en Perú: Padre Marco Arana presidente

Todavía falta mucho para las elecciones de 2011 (en política dos años son una eternidad), pero la probable candidatura del sacerdote Marco Arana está cobrando fuerza en muchos sectores de la izquierda progresista. Su eventual participación revertiría la tendencia de los últimos procesos electorales ya que no tendríamos que viciar nuestro voto ni nos veríamos obligados a escoger al ‘mal menor’.
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Por César Reyna


El padre Marco Arana, a nuestro juicio, reúne todas las condiciones para representar a los descontentos con el modelo neoliberal y presentar una propuesta alternativa de desarrollo. Su incursión en política no es improvisada como muchos sinvergüenzas que llegaron al Congreso o a la presidencia como Alberto Fujimori, por poner un ejemplo. No, lo suyo es serio pues tiene formación académica (es sociólogo), social (trabaja con las comunidades) y pastoral. Ha realizado intenso activismo social en su natal Cajamarca y en otras regiones del país. Siempre abogó por los más pobres pues protestó contra los abusos de las compañías mineras en su trato con las comunidades campesinas. Proviene del Perú profundo, el cual conoce como la palma de su mano, pero no se ha desvinculado de sus raíces como Alejandro Toledo, un falso representante del movimiento indígena (de indio solo tiene el rostro), sino que ha trabajado intensamente por mejorar las perspectivas de vida de los pueblos afectados por la actividad minera.

Algunos medios lo han tildado de ‘comunista’ ‘revoltoso’ y ‘agitador’ por darles voz quienes no la tienen por desidia del Estado. El padre Arana muchas veces ha tenido que suplirlo organizando a los comuneros para que puedan ejercer sus derechos. Esa encomiable labor le generó el hostigamiento de la poderosa minera Yanacocha, de capitales peruanos y norteamericanos, por denunciar el deterioro de la salud de las poblaciones aledañas a su explotación. Esa empresa quizá representa todo lo malo que significó el Gobierno de Fujimori pues la familia Benavides, sus accionistas peruanos, adquirieron su participación en la mina en el despacho del inescrupuloso ex asesor del SIN, Vladimiro Montesinos, quien intervino en el Poder Judicial para desbancar del proyecto a una firma francesa.

Uno de los principales atractivos del padre Arana es que no está estigmatizado como el líder nacionalista Ollanta Humala, a quien la derecha y varios medios advenedizos demolieron cuando lo identificaron con Hugo Chávez. Humala jamás podrá desprenderse de ese sambenito pues mantuvo reuniones con el mandatario venezolano y se presume que su agrupación recibe fondos de Caracas (su mujer recibió ingresos no explicados de un diario cercano al chavismo). Para los moderados la propuesta de Humala es muy riesgosa pues no desean estatizaciones ni medidas muy traumáticas. Arana, en cambio, podría sintonizar con ese sector pues su discurso no es violentista (Humala carga a cuestas con los crímenes de su hermano Antauro en Andahuaylas) ni está vinculado con terceros países, excepto con el Vaticano, claro está, hecho que nadie podría reprochar por su condición de sacerdote (cuando renuncie estará libre de la injerencia de la Santa Sede pues se convertirá en laico).

Otro elemento relevante es su religiosidad pues le añade honestidad a su propuesta. A diferencia del resto de aspirantes, el padre Arana no tiene las manos manchadas de sangre o de dinero. Para el diario La República es “una ventaja de la que sacaría partida porque en el imaginario de la gente los curas son buenas personas y se preocupan por el bien común”. Pero no basta ser “bueno” sino tener el acercamiento que el padre ha tenido con la población. Arana no ha vivido recluido en su parroquia de Porcón en Cajamarca pues ha intervenido en diversas mesas de diálogo y ha evitado conflictos.
[1] Su actitud conciliadora ha sido reconocida en 2005 cuando ganó el Premio Nacional de Derechos Humanos, otorgado por la Defensoría del Pueblo. Eso representa un plus para sus aspiraciones pues el ex obispo Fernando Lugo ganó las elecciones presidenciales en Paraguay de la misma forma. Arana podría repetir el fenómeno si logra aglutinar a una izquierda que carece de representatividad.

La irrupción de su figura no podría ser más auspiciosa pues el tema ambiental y el diálogo con las comunidades nativas está en boga, sobre todo después de los lamentables sucesos de Bagua donde perdieron la vida 24 policías y 10 civiles. Arana es un experto en esos temas y su trabajo habla por si mismo toda vez que fundó Grufides (Grupo de Formación e Intervención para el Desarrollo Sostenible), una ONG que se ha enfrentado las malas prácticas de la minera Yanacocha. Si se presenta llenaría el vacío relacionado con la defensa de las comunidades afectadas por la minería.

Arana todavía no se ha postulado, pero no lo descarta si Tierra y Libertad, la organización política que está impulsando y otras fuerzas políticas lo designan. “Si hay que asumir una responsabilidad de ese tipo (ser candidato presidencial) y es decisión de un colectivo, que exprese un sentir popular, es una responsabilidad que no voy a rehuir”, sostuvo a La República. Su movimiento social ha construido plataformas regionales en todo el país, principalmente en el ámbito andino. Todo apunta a que se presentará pues está consiguiendo apoyos en diversas regiones. En las encuestas todavía no aparece porque únicamente consideran a candidatos de Lima. Pero podría dar la sorpresa partiendo desde atrás ya que aprovecharía el desgaste y la sobreexposición de los que actualmente ocupan las primeras posiciones. Mientras los aspirantes más conocidos se atacan y despedazan entre sí; Arana emergería como una figura renovada y ajena al juego sucio. Él imprimiría seriedad a una campaña repleta de puyazos y difamaciones por doquier. Los peruanos del centro lo admirarían porque están cansados de dimes y diretes y de promesas incumplidas. Arana tiene todo a su favor para encabezar una candidatura unitaria y recomponer a la izquierda, que desde Barrantes Lingán
[2] no ha encontrado una figura aglutinante. Su pasado intachable lo avala pues la minera Yanacocha le hizo un seguimiento exhaustivo y no pudo encontrarle nada.

Su trayectoria es su mejor defensora pues ha hecho mucho por las comunidades campesinas. Según Raúl Mendoza del diario La República: “su prédica por la defensa de los derechos humanos y ambientales ha calado en un país donde la mayoría de conflictos actuales son de ese tipo”. En el reportaje que el citado periodista hiciera sobre el padre se menciona que el Partido Socialista “ve con expectativa la figura de Arana”. Muchos al interior de ese partido no creen que Ollanta Humala sea el “candidato natural” por los anticuerpos que genera.

Además de su desvinculación con grupos radicales, otro factor que potencia su candidatura es su carisma pues ha recibido apoyo de los sectores más jóvenes del interior. Arana podría sacar rédito de ello como hizo Barack Obama en las pasadas elecciones estadounidenses. En un país que carece de marcos institucionales (partidos políticos) y priman las simpatías personales no es nada raro que Keiko Fujimori, una figura sin programa de gobierno ni experiencia política lidere la intención de voto a nivel nacional.

La República destaca que Arana “ha tenido –y tiene– notoria presencia mediando en los conflictos entre las comunidades y las empresas mineras", asunto que han descuidado los gobiernos de turno. El padre encaja perfectamente con la posición ambientalista y ecológicamente sustentable de líderes mundiales como el Premio Nobel de la Paz Al Gore. Su opción por los pobres –comulga con la Teología de la Liberación del sacerdote peruano Gustavo Gutiérrez- lo acerca al electorado más necesitado de asistencia gubernamental. De llegar al poder los programas sociales ganarían transparencia y eficiencia pues los rediseñaría para que beneficien más peruanos.

Como muchos progresistas, cuestiona el modelo neoliberal porque no redistribuye la riqueza. Desde su adopción a principios de los noventa, la brecha entre ricos y pobres ha crecido considerablemente. Ese modelo debe ser corregido porque no da respuesta a problemas fundamentales como la desigualdad, el calentamiento global, etc., que forman parte de la agenda de las Metas del Milenio.

Otra diferencia con Humala es que lo respaldan académicos de primera como Pedro Francke, profesor de economía de la Pontificia Universidad Católica y el sociólogo Carlos Reyna, además de varios ambientalistas y expertos en gestión pública. No saber escoger a sus colaboradores fue uno de los grandes errores del líder del Partido Nacionalista ya que se rodeó de muchos oportunistas como los congresistas Torres Caro y Aldo Estrada de UPP, quienes aprovecharon el arrastre de Humala para fines personales y promovieron, de paso, un cisma al interior de su agrupación.

Siguiendo a La República, Pedro Francke resume los tres lineamientos claves del movimiento Tierra y Libertad: “Una estrategia de desarrollo con equilibrio respecto al medioambiente, mejor aprovechamiento de los recursos naturales y diálogo permanente con las comunidades”. Esto implicaría institucionalizar la participación a las comunidades, es decir, crear mecanismos de diálogo para garantizar su participación en la discusión de temas relacionados con sus territorios. Para aprovechar mejor los recursos naturales, sobre todo los no renovables, las empresas extractivas deberían pagar más regalías y habría que modificar el impuesto a la renta para que se pague en función de la cotización de los commodities que comercializan (de manera gradual).

“La descentralización del país, la reforma del Estado y la lucha contra la corrupción” es otro de los pilares del programa de Arana reseñado por Francke. Para descentralizar no solo se debe transferir fondos y competencias, como se viene haciendo en el presente, sino fomentar liderazgos regionales y capacitar a la burocracia que se encargara de ejecutar el presupuesto y los programas de desarrollo. La reforma del Estado comprende la reestructuración de los sistemas educativos y sanitarios, asi como la defensa y la seguridad interna del país. Gobiernos de diversas tendencias políticas han postergado la reforma por falta de voluntad para llevarla a cabo. Los esfuerzos realizados han sido meramente superficiales pues no han encarado los problemas que aquejan un abanico de sectores. Para revertir la tendencia deberíamos enfocarnos en la educación y la salud porque mejorarían nuestra productividad a mediano y largo plazo. Invertir en capital humano es la clave para salir del subdesarrollo. Para ello es necesario usar eficientemente los recursos que generan actividades primarias como la minería y el petróleo.

Como tercer punto Francke propone “Una economía al servicio de las necesidades de la gente porque hoy unos pocos se llenan los bolsillos y la gente no ve mejoras en educación, salud y salarios, por ejemplo”. Lo que plantea es una ‘economía con verdadero rostro humano’ y no un simple slogan como hizo de ésta el ex presidente Alejandro Toledo. Dentro del nuevo modelo los ciudadanos, y no los intereses particulares, deben tener preeminencia. Los sueldos podrían subir en la medida que mejore la productividad y competitividad del país. Francke no habla de elevar el salario mínimo vital, pero sí sería conveniente ajustarlo a la inflación. Toda alza, desde luego, debería ser acordada en el Consejo Nacional del Trabajo, donde participan gremios empresariales y sindicales bajo la mediación del Ejecutivo. Las mejoras que no percibe la población se deben a que el crecimiento del PBI no implica necesariamente el desarrollo. Por eso se necesita mayor participación del Estado en ámbitos que no tiene mayor interés la empresa privada por ser esencialmente egoísta, eso lo sabemos desde Adam Smith hasta la disparatada Ayn Rand.

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[1] La revista Caretas ya lo señaló hace años en un benevolente artículo sobre su actuación en un conflicto: "Con un discurso mucho más claro y directo que el de algunos políticos, intentó convertirse en una suerte de mediador [en el conflicto del Quilish]. Aunque nadie puede negar alguna intencionalidad política de su parte, él llevó las exigencias del campesinado para ser discutidas con las autoridades". ("Hoguera Quilish", 16.9.04).

[2] Alfonso Barrantes Lingán fue alcalde de Lima durante los 80’ y creó el Comité del Vaso de Leche, precursor de los programas sociales vigentes.

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